El fino equilibrio de la embajada norteamericana en la Argentina de Milei

La gestión de Joe Biden busca jugar un papel en la política local de Argentina mediante una postura de “buen vecino”. La poca sintonía ideológica con el presidente Milei y lo que se pone en juego en el año electoral.

La llegada de Javier Milei a la Casa Rosada trajo cambios significativos para la política argentina y, con ello, a diferentes nombres que de forma constante comienzan a instalarse en la agenda mediática. Una de las figuras que viene ganando notoriedad es el embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, quien si bien ya había sido nombrado para el cargo durante la presidencia de Alberto Fernández previa aprobación del Senado, luego del balotaje se volvió casi una figura del nuevo gobierno.

Marc Stanley fue nombrado embajador de EEUU en Argentina en diciembre de 2021 por el presidente Joe Biden. Antes de su nombramiento, Stanley fue un destacado abogado y líder comunitario en Texas. Como embajador, su enfoque principal ha sido fortalecer las relaciones entre su país y la Argentina, trabajando en áreas como el comercio, la seguridad, la cooperación en materia de energía y el intercambio cultural. 

Además de su carrera como abogado y político, Stanley dedicó parte de su tiempo a actividades benéficas, lo cual también comenzó a hacer desde su rol como embajador en Argentina en los últimos meses.

 

El embajador norteamericano es también parte de la comunidad judía y, en el actual contexto de guerra, un ferviente defensor del genocidio que Israel actualmente comete contra los paplestinos en Gaza. El hecho de que el primer viaje internacional de Milei haya sido a Israel, da cuenta no sólo del alineamiento del presidente sino de la injerencia que tanto la embajada como las diferentes agencias del gobierno de Estados Unidos vienen ejerciendo sobre la nueva gestión.

Los movimientos de Stanley en Argentina

En lo que puede entenderse como una suerte de política del buen vecino, Estados Unidos viene avanzando en la construcción de una relación sólida con el gobierno argentino sobre la base del asistencialismo y la injerencia directa en asuntos claves como el pago de la deuda con el FMI. En su llegada a Argentina como embajador, Stanley dejó en claro que su principal objetivo como embajador era mediar en el acuerdo. 

“Argentina es un hermoso micro turístico al que las ruedas no le funcionan correctamente”, había dicho Stanley en relación a la economía argentina ante la comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense el 26 de octubre del año pasado.

Sin hacer mención a la responsabilidad del organismo por otorgar el préstamo más grande de su historia sin garantías y apuntando contra el gobierno de Alberto Fernandez, Stanley llegó a decir que “la deuda con el FMI es enorme. El problema es que es responsabilidad de los líderes argentinos elaborar un ‘plan macro’ para devolverla, y aún no lo han hecho”.

El diplomático estadounidense sorprendió la semana pasada con una extensa visita a la localidad de Bahía Blanca. La ciudad aún sufre las consecuencias del tornado el pasado 16 de diciembre, en la cual fallecieron 13 personas, otras cientos quedaron hospitalizadas y los daños materiales se cuentan por miles.

 

En ese marco, a través de su embajador, el Departamento de Estado norteamericano anunció una inversión directa de 50 mil dólares para la reconstrucción de dos escuelas primarias devastadas por el temporal. A eso le sumó una extensa recorrida con el intendente local por algunos de los sectores productivos más importantes de la ciudad. Algo que además se dio con un despliegue comunicacional poco convencional para tratarse de un embajador. 

Cabe señalar que cuando Javier Milei resultó electo en el ballotage del 19 de noviembre de 2023, el embajador saludó la victoria del libertario con la siguiente premisa: “Esperamos trabajar juntos en las prioridades compartidas que benefician a la gente de nuestros dos países, incluyendo la protección de los derechos humanos y la democracia, la lucha contra el cambio climático, la mejora del clima de inversiones y la inversión en la clase media”. 

¿Acaso el gobierno de Estados Unidos no termina de confiar en que un plan de ajuste ortodoxo como el que se está llevando adelante pueda servir para estabilizar el país? ¿Teme el gobierno norteamericano que un posible fracaso de estas políticas profundice una imagen negativa de EE UU en la región?

A excepción de las inversiones, lo que el embajador expuso no forma parte de la agenda prioritaria del gobierno de Argentina. Pero sí se trata de una serie de premisas que la gestión de Joe Biden busca priorizar en un año en el que los destinos del país del norte volverán a ponerse en juego en las elecciones de noviembre en las que Donald Trump aparece como favorito. 

Esto último no es un dato más para el futuro de la región y de Argentina. La cercanía ideológica de Trump con Milei no es un secreto para nadie en la política y mucho menos para el actual gobierno demócrata. Como telón de fondo se dibuja la disputa comercial con China por la hegemonía económica global.