Este fin de semana se realizó el G77+China en la ciudad de La Habana, Cuba, una Cumbre de jefes de Estado y Gobierno de 134 países del Sur Global. Esta articulación representa el 80% de la población mundial.
En un principio este grupo reunía a 77 países de África, Asia y América Latina y el Caribe que formaban parte del movimiento de países no alineados durante la Guerra Fría. A pesar de ser más miembros, el organismo decidió dejar el nombre inicial por la importancia histórica de su fundación. De este evento también participó China, que si bien es una de las potencias a nivel mundial forma parte del Sur Global y propone mecanismos para su desarrollo.
El documento final se firmó este sábado 16, que inicia con un llamado a las 134 naciones que forman parte del bloque para “actuar unidos” y reafirma “el compromiso de fortalecer la unidad y solidaridad en aras de lograr sus objetivos y de reforzar su papel en el contexto internacional actual”.
En el mismo sentido los casi cien discursos que dieron los jefes de delegaciones en los dos días de debate en La Habana, el texto da cuenta “de una profunda preocupación” por “el actual orden económico internacional injusto para los países en desarrollo”.
Entre los ejes principales de la cumbre se destacó el papel de la ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo y la necesidad de reevaluar el orden mundial después de una pandemia que acrecentó desigualdades.
Por otro lado, se denunciaron de conjunto los bloqueos económicos por parte de Estados Unidos y la Unión Europea que coartan el desarrollo de las naciones del sur y su capacidad de enfrentar acontecimientos tales como la pandemia.
“Hacemos hincapié en que las medidas coercitivas unilaterales tienen repercusiones negativas y devastadoras en el disfrute de los derechos humanos, incluidos el derecho al desarrollo y el derecho a la alimentación. Dichas medidas también obstaculizan el acceso de los países afectados a la asistencia sanitaria, la ayuda y suministros humanitarios y los bienes de propiedad de la nación”, cita el artículo 9 del documento conjunto.
Se planteó además la necesidad de reestructurar el sistema financiero internacional que impide que las naciones del sur puedan invertir en su desarrollo y alcanzar así objetivos mundiales, por ejemplo, de erradicación de la pobreza.
Para esto, se planteó la necesidad de visibilizar el impacto desigual del cambio climático en el mundo y la necesidad y responsabilidad del norte de financiar proyectos de protección climática en el sur para distribuir de manera justa esa responsabilidad.
El “Sur Global” se hace más fuerte
Esta cumbre se da luego del encuentro de los BRICS en Sudáfrica, un grupo que representa con la última ampliación, una alternativa para varios países del mundo. Es un espacio de disputa pretende ser la voz del Sur Global en los organismos multilaterales históricos. El mundo está atravesando grandes debates sobre la desigualdad imperante.
El síntoma de esto es mundial porque el debate sobre la desigualdad no se da sólo en espacios alternativos sino ya construídos. Ocurrió en la última cumbre del G20 en Nueva Delhi, un espacio liderado por la hegemonía occidental, que planteó debates divididos ante la necesidad de los países más pobres de discutir una agenda propia y no una impuesta.
En este sentido, parecieran cobrar cada vez más fuerza los espacios de articulación internacional que plantean la necesidad de una reestructuración de orden económico-financiero global que condena a las mayorías mundiales a la pobreza.
Por eso, es para destacar que en este G77 y China, Cuba logra en su presidencia Pro tempore armar una articulación central días antes de la asamblea ONU, lo que la vuelve a poner como un actor de peso en la articulación de los países del sur. Se trata de una victoria importante, no solo por la legitimidad que le da a su propia denuncia contra el bloqueo occidenal sino por haber logrado un consenso tan explícito en este contexto de reordenamiento mundial.
El hecho de que el G77+China se dé en las vísperas de la ONU potencia la necesidad de crear una posible salida al escenario actual: la de una cooperación sur-sur más consolidada y la negociación en bloque con potencias a nivel mundial. Esto último teniendo en cuenta que hay problemáticas mundiales urgentes que afectan de forma similar a naciones muy diferentes.