Sus autores y autora describen el mapa del poder mundial que tiene implicancias directas para todo el Sur Global. En el libro, publicado por la editorial Batalla de Ideas, se describe el avance chino, entre otras cosas, por las crecientes contradicciones con el Norte Global, que se expresa en la crisis del ciclo hegemónico angloestadounidense que se consolidó luego de la Segunda Guerra Mundial.
Para desentrañar el rompecabezas chino, ARG Medios dialogó con Amanda Barrenengoa; Doctora en Ciencias Sociales, socióloga y profesora de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que no solo analiza el poderío actual del gigante asiático y su relación con nuestro continente, sino que reflexiona sobre la guerra comercial lanzada por Washington contra Beijing.
-¿Cómo surge la idea del libro?
-Surge como resultado de un trabajo conjunto de investigación que iniciamos en 2021, cuando Gabriel Merino nos invita a Julián Bilmes y a mí a conformar un equipo de trabajo para el estudio del ascenso de China a partir de diferentes dimensiones y en el marco de una trama más general que caracterizamos de transición histórico espacial, o transición hegemónica, y que estudiamos en paralelo con el proceso de declive o resquebrajamiento del poder de Estados Unidos a nivel mundial. En esos trabajos de investigaciones partimos de seis dimensiones que conforman ese amplio y complejo proceso de transición, y que fueron tomando la forma de cuadernillos de divulgación con fines no exclusivamente académicos, sino para ampliar ese diálogo a otros ámbitos, con el financiamiento del Instituto Tricontinental. Fue así que, con el propósito de ir sistematizando lo que íbamos escribiendo en los cuadernillos, fuimos dándole forma al libro.
-¿Cómo fue la elección de temas para analizar en la investigación?
-La temática del libro nos parecía oportuna de acuerdo al contexto que vivimos, y a cierta necesidad de aportar herramientas para comprender y pensar críticamente lo que está aconteciendo a nivel mundial, pero también en nuestra región. Si bien iniciamos en plena pandemia por el COVID-19, ya veníamos siguiendo el ascenso de China y la multiplicidad de agendas de investigación que eso viene generando. Ni hablar también las preguntas que se desprenden de tantos cambios que han ocurrido. Con el paso del tiempo fuimos identificando que, además de contribuir a los estudios sobre el proceso de expansión que vienen teniendo China y su nuevo reposicionamiento para con nuestra región latinoamericana y caribeña -o su política exterior para con el Sur Global-, nos resultó importante incluir en el análisis una posición desde y para la región. Es decir, poder pensar los significados y las consecuencias de estas transformaciones y cómo estas nos invitan a reactualizar las lecturas de aquellos problemas históricos que discutimos en la región, como el desarrollo, la autonomía, la soberanía y la integración regional.
-¿Cuál es el principal objetivo del libro?
-El libro está escrito para poder profundizar las visiones sobre China, discutiendo con aquellas miradas que visualizan su emergencia como una nueva versión y una repetición del patrón de dependencia que América Latina y el Caribe vienen sufriendo. Y aportar algunos matices para afinar la caracterización de cómo China hoy construye su estrategia de poder global, en qué áreas, qué disputas se tejen a partir de ello, pero también qué ventanas se abren para pensarnos regionalmente desde una estrategia propia. Esta parte es quizás la que nos alerta sobre la necesidad de planificar y diseñar estrategias conjuntas para pensar el desarrollo y la integración regional desde ideas que conservan su potencia, como la soberanía y la autonomía. Por esto, el libro se piensa como un aporte a las discusiones actuales sobre todas estas temáticas y con la mirada puesta en cómo desde nuestra región pensamos estrategias posibles que nos permitan mayores márgenes de maniobra y autonomía en un mundo que está cambiando velozmente.
-¿Cuáles son los desafíos de América Latina ante China como potencia mundial?
-Tal como lo indicamos en el libro, intentamos proponer un análisis situado en nuestra región que, lejos de buscar “imitar” o replicar el caso de China, nos permita tomar algunas claves de su desarrollo y expansión para problematizar nuestra situación como región y pensar en distintas perspectivas. Algunos de los desafíos o lineamientos posibles para pensar en nuestra región se abren en diálogo con lo que venimos observando del proceso chino. En particular, el rol del Estado como vertebrador de las dinámicas de acumulación, orientando y direccionando el proceso de desarrollo. Esto no significa que los intereses privados no sean parte de una estrategia, pero tal como están las cosas en Argentina, que es la realidad desde la cual estamos estudiando, es necesario recuperar el control de áreas estratégicas. El contexto hoy es muy difícil para pensar en estos términos, pero sin una planificación, o sin un proyecto a escala regional, es muy difícil pensar en clave de desafíos factibles y posibles en el mundo actual, y con Donald Trump liderando la estrategia estadounidense que se sostiene desde el endurecimiento constante.
-¿Cómo se puede imaginar una estrategia latinoamericana frente a la realidad que describís?
-Es necesario construir una estrategia que permita avanzar en un doble sentido: a la par de fortalecer los proyectos en común con China, poder trabajar en pos de cambiar la situación de asimetría que afecta principalmente los sectores de las industrias locales. Es decir, poder trabajar sobre políticas regionales que permitan salir de la bilateralización y poder proyectar a nivel continental nuestra relación con China. Mediante la integración regional y el diseño de políticas regionales en un sentido multidimensional -no solamente desde lo económico comercial- es que se abren mayores posibilidades de autonomía para la región, y menores para la profundización de las asimetrías que existen con China, en términos de que exportamos principalmente productos primarios y energía. Pensar en alguna posibilidad de desarrollo autónomo implica necesariamente recuperar la dirección del Estado a la par que desarrollar estrategias en conjunto con nuestros vecinos. Al menos en nuestra historia siempre ha sido ese el camino mediante el cual podemos pensar en una idea concreta de desarrollo, mediante la integración regional. Si prima la fragmentación regional, la respuesta tiene que ser regional.
-¿Cómo analizás la actual guerra comercial entre Estados Unidos y China?
-Sigue siendo un reflejo o síntoma de una situación previa de resquebrajamiento del poder de Estados Unidos, y el total cambio de su posición a nivel mundial a raíz no sólo del avance chino. Por eso, la guerra comercial tiene por estas semanas un nuevo capítulo que se suma a una historia de descomposición y crisis de ese proyecto estadounidense que no tiene que ver solamente con una situación de potencia económica, financiera y comercial, sino también por su pérdida de poder relativo en otras áreas igualmente estratégicas. Con China, Estados Unidos no sólo ve en jaque su supremacía en estos campos, sino también disputa su liderazgo en términos de industria, tecnología, herramientas diplomáticas, etc. Asimismo, en términos de las estrategias de vinculación con nuestra región, Estados Unidos vive una encrucijada, porque su endurecimiento para con los países de la región tiene como telón de fondo una presencia china ante la cual debe lidiar.
De igual modo, podemos visualizar su cambio de posición en términos de su política interna y lo que sucede al nivel de la sociedad estadounidense. Es dentro de Estados Unidos que también se vive una crisis social, que resulta sintomática del proceso que venimos estudiando desde diferentes dimensiones. Es decir, un nuevo capítulo de estas dinámicas que se vienen observando desde hace varias décadas donde Estados Unidos pasa de intentar contener a China, con relativo disimulo, a confrontar de manera directa. Lo que quizás no hay que perder de vista es que China viene preparándose para estos tiempos, y así como la política exterior estadounidense ha sido sistemática en su estrategia para con la “contención” de China, Beijing viene siendo sistemático en el desarrollo de una estrategia de poder global que tiene muchos matices para observar en relación con Estados Unidos y cómo se conformó en potencia hegemónica. Para mencionar brevemente dos diferencias importantes, podemos destacar, por un lado, el uso de la fuerza militar como herramienta característica del modo en el cual Estados Unidos ha construido su poderío imperial y su hegemonía a nivel global. Por otro, la injerencia en las políticas internas de los países con los cuales ha tenido relaciones financieras, comerciales, etc. Basta pensar en el caso argentino y en las reiteradas ocasiones en nuestra historia en las cuales los organismos internacionales de crédito, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, han otorgado préstamos a nuestro país o a cualquier otro de la región con condiciones de endeudamiento y dependencia de las cuales no sólo no hemos podido salirnos, sino que estamos volviendo en una historia de dependencia estructural.
-Esta dinámica que contás, ¿es diferente en relación a China?
-China no ha planteado ninguno de estos dos mecanismos para relacionarse con los países de la región latinoamericana y caribeña. Viene desarrollando las relaciones de manera muy distinta, sin la injerencia en nuestras políticas económicas y sin el uso de la fuerza para avanzar en los acuerdos que propone. Hasta el presente, esta es una diferencia muy significativa, a la que agregaría que China hoy es, en conjunto con diferentes instituciones principalmente estatales, el único Estado que está financiando grandes proyectos de infraestructura vinculados con la interconexión física entre Asia, Europa, África y América Latina, tal como podemos estudiarlo mediante la Iniciativa de la Franja y la Ruta.