Exceso de incentivos a inversores: RIGI por Ley GNL

El peronismo votaría contra el RIGI y reflotaría la Ley GNL por el proyecto en vías en Bahía Blanca. Milei castiga a Kicillof e YPF propone llevarlo a Río Negro

El Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI) es una propuesta extrema de incentivo a las inversiones que algunos denominan un “industricidio”, o como lo describió la ex vicepresidenta Cristina Fernández: “la vuelta a un colonialismo del siglo XXI”

Una serie de beneficios aduaneros e impositivos como la libre importación de insumos, deteriorará a las pymes, medianas y hasta grandes empresas nacionales que no podrán competir con el mejor postor de precios internacionales.

Algunos la describieron como el punto más peligroso de todo el paquete de leyes de la Ley Bases, que modificaría por 30 años el ADN de la Argentina. ¿Qué planes tiene el peronismo en el recinto? Votar en contra del RIGI y proponer la Ley GNL.

Se trata de un proyecto impulsado durante la presidencia de Alberto Fernández que solo obtuvo media sanción y no llegó a convertirse en ley. Abarca beneficios similares a empresas inversoras como propone el RIGI, pero solo direccionado al sector hidrocarburífero.

Todo comienza en Vaca Muerta

No existe un inicio sincero de esta historia si no nos remontamos a la recuperación del yacimiento Vaca Muerta en 2012 por parte de YPF, la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner (GNK) para transportar el crudo hasta el centro del país que se hizo en gran medida con el aporte a las grandes fortunas, y la entonces idea de crear una planta de GNL en Bahía Blanca. La más grande de América Latina.

Dicha planta se encargará de la licuefacción del gas en un proceso que requiere bajas temperaturas, y comercializarlo a través del transporte marítimo, en el mercado internacional. Lo que traerá en exportaciones anuales USD 30.000 millones (gas y también crudo).

El proyecto fue firmado en 2022 por YPF y la estatal malaya Petronas (Petroliam Nasional Berhad), en donde la petrolera argentina tendrá el 51% de las acciones y la malaya el 49%. La propuesta prevé la construcción de tres oleoductos específicos y una planta con una capacidad anual de 25 millones de toneladas.

No es el único proyecto sobre GNL que se espera para Argentina. Según un artículo de la revista Dialogue Earth que se publicó en marzo pasado, hay otros dos proyectos diferentes de GNL en Argentina en etapa de estudio de prefactibilidad.

En 2023 el entonces Ministro de Economía Sergio Massa impulsó el Régimen de Promoción del Gas Natural Licuado con el objetivo de darle un guiño al sector inversor petrolero y a la empresa inversora Petronas quien demandaba seguridad legal a la hora de invertir 50 mil millones de dólares para avanzar en el proyecto.

Sin embargo, el proyecto no llegó a votarse en el Senado y con el cambio de gobierno la apuesta se redobló con el RIGI. Ahora, los dos proyectos están en la misma situación; falta el pulgar arriba de la Cámara Alta.

El RIGI es una medida extrema que consiste en un programa a 30 años, de beneficios fiscales, cambiarios y aduaneros, para atraer inversiones extranjeras en los sectores minero, petrolero y gasífero y agropecuario. Algunos de sus beneficios son: reducción de impuesto a las ganancias en un 10%, retenciones cero a las exportaciones de las empresas inversoras, sin impuesto por la libre importación de maquinarias (nuevas y usadas) y bienes de capital, ningún requisito de compre nacional, sin requisitos para liquidación de divisas en el tercer año de la inversión.

Por otra parte, la Ley de GNL plantea algunos de estos beneficios solo para el sector hidrocarburífero. Con la diferencia de invertir no 200 millones, sino un mínimo de 1000 millones de dólares, y con una producción de un millón de toneladas por año.

Otras diferencias están en la regulación cambiaria que tendrá acceso hasta el 50% de las divisas obtenidas en las exportaciones vinculadas al proyecto de inversión. Además, las empresas de gasoductos dedicados a la exportación, tendrán suministro y transporte de gas natural asegurado y autorización de exportación en firme.

 

Castigo a Kicillof y Río Negro pasa al frente

Antes de la llegada de Milei el plan era claro: la planta de GNL se instalaría en Bahía Blanca, centro industrial del país que cuenta con uno de los puertos más grandes y eficientes, con una larga experiencia en la operación del recurso, infraestructura, recursos humanos de excelencia por la proximidad de dos universidades nacionales, disponibilidad de medios sanitarios y de emergencia adecuados, y sobretodo una larga tradición petrolera y petroquímica.

Sin embargo, el recambio de autoridades en YPF con Horacio Marín en la presidencia, comenzó a evaluar la posibilidad de que la planta se levante en Punta Colorada, Río Negro, además de la plataforma offshore que incluye el proyecto. Esta idea cuenta con el apoyo del gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa como parte de su alianza entre gobernadores patagónicos.

En la era de Milei el castigo a quien comienza a ordenar el peronismo y encabezar la oposición, es quitarle la posibilidad de una de las inversiones más grandes de los últimos años en su provincia.

Ante esta encrucijada, el intendente de Bahía Blanca Federico Susbielles ha extendido sus alianzas y hasta logró que senadores bonaerenses libertarios propusieran declarar a Bahía Blanca como Plataforma de Exportación y Producción de Gas Natural Licuado (GNL) a través de su puerto.

Por ahora, la obra se encuentra haciendo los primeros fondeos con buques para acondicionar las entradas de los barcos que transportaran el crudo. Luego, se continuará con las restantes etapas del proyecto como el tendido de gasoductos, instalación de dos buques licuefactores y finalmente, la construcción de una planta terrestre que aún no tiene lugar confirmado pero que según aproximaciones estará lista para 2026-2027