Honduras elige presidente en un clima de violencia política

El golpe de Estado del 2009 sigue presente en la vida política de Honduras. Este domingo se definen dos modelos contrapuestos en lo económico, lo político y lo social.

elecciones honduras

Este 28 de noviembre, más de 5 millones de hondureños serán llamados a elegir su próximo Presidente, además de 128 diputados al Congreso Nacional, 20 al Parlamento Centroamericano, 298 alcaldes y más de 2 mil regidores.

Las elecciones se desarrollan en medio de una fuerte polarización política, que se explica a partir del Golpe de Estado de 2009 contra Manuel Zelaya y del acuerdo entre el Partido Nacional y el Partido Liberal, que forjaron un bipartidismo a fuerza del fraude electoral. 

“Ese bipartidismo comienza a romperse una vez que el bloque de resistencia al Golpe que apoya a Zelaya logró armar una herramienta política de disputa electoral, que es lo que hoy representa Libre”, sostiene Mauricio Ferolla, investigador del Observatorio Sobre América Latina (OBSAL). “Este partido se conforma a partir de un desprendimiento del Partido Liberal, un grupo más independiente que se viene movilizando sobre todo a partir de la agenda de la corrupción, y un sector más de izquierda”. 

Una campaña cargada de violencia 

La polarización social se cristaliza en la creciente tensión de cara a las elecciones. Se estima que cerca de 30 candidatos han perdido la vida en hechos vinculados a violencia política durante la campaña. Son los casos del candidato a regidor por el Partido Liberal, Óscar Moya; el alcalde de Cantarranas, Francisco Morazán; y el aspirante a la reelección, Francisco Gaitán. Lo mismo sucedió con el dirigente del opositor Partido Libertad y Refundación (Libre), Elvir Casaña; y un activista del Partido Liberal, Luis Gustavo Castellanos. El pasado 15 de noviembre, otro ataque acabó con la vida de Darío Juárez, aspirante a vicealcalde por el Partido Liberal del municipio de Concordia (Olancho). 

Neesa Medina, representante de la organización Somos Muchas, cuenta que la campaña fue de mucha confrontación no sólo entre partidos, sino también hacia las mujeres: “[Fue] una campaña de odio contra las mujeres, impulsada por el partido en el gobierno que ataca a candidatas y propuestas de partidos que están a favor de la despenalización del aborto por causales. Y lo hace desde una narrativa y un simbolismo violento, marcado por la discriminación, que ha resultado en una denuncia formal ante el órgano electoral de Honduras”.

Durante esta campaña, los espacios opositores han presentado propuestas como la promoción de Educación Sexual Integral, protocolos de atención a las víctimas de violencia sexual y una apuesta por una salud pública desde la lógica del trabajo de cuidados. 

La violencia social que vive Honduras es parte de la crisis estructural que afronta el país desde hace una década. Se trata de un país que convive con asesinatos a activistas de derechos humanos, activistas ambientales y referentas feministas. El caso más claro es el de Berta Cáceres en 2016. “Esa violencia está vinculada a la denuncia de un narco estado constantemente y la presencia de las bandas de crimen organizado. Hoy en Honduras hay una crisis de violencia estructural así como pasó en otros países, como México, donde en momentos de tensión política esta violencia aparece con fuerza”, agrega Ferrolla. 

Dos modelos de país 

Existen 16 candidatos a la presidencia de Honduras, aunque solo tres tienen posibilidades reales de alcanzar la victoria: Xiomara Castro del Partido Libre, Nasry “Tito” Asfura Zablah del Partido Nacional, y Yani Rosenthal del Partido Liberal. 

Estos tres candidatos representan modelos de país contrapuestos. Tanto el Partido Nacional como el Liberal —actores tradicionales de la política hondureña— buscan profundizar las políticas neoliberales aplicadas durante más de una década. Por otro lado, Xiomara Castro y el Partido Libre son los representantes de una alianza entre sectores de centro-derecha e izquierda que buscan recuperar los derechos perdidos desde el Golpe de Estado del 2009.  Su propuesta está vinculada a la protección de los recursos naturales, una mayor presencia del Estado y la derogación de leyes privatizadoras y de precarización. 

Si bien la alianza del Partido Libre es amplia y heterogénea, mantiene puntos vitales de unidad, como el rechazo a la Ley Orgánica de las ZEDE (Zonas Especiales de Desarrollo y Empleo). Ubicadas dentro del territorio nacional, las ZEDEs están sujetas a un “régimen especial” en el que los inversionistas estarían a cargo de la política fiscal, de seguridad y de resolución de conflictos. 

“Libre propone no sólo la estatización de sectores estratégicos de la economía de Honduras, sino también recuperar derechos laborales. Por ejemplo, uno de los debates que hay en Honduras es qué hacer con la economía informal, con la economía popular. Hay un 70% de trabajadores en la economía informal. El Partido Nacional quiere resolver una parte de este debate a partir de las ZEDES. Desde Libre se propone la renta básica universal”, explica Ferolla. 

La geopolítica en las elecciones

La elección hondureña tomó un giro geopolítico cuando Xiomara Castro anunció que establecería relaciones con la República Popular de China en caso de ganar: “Ayudará al país a incorporarse al mercado de mayor crecimiento mundial y también nos ayudará a acceder a millones de vacunas por las farmaceúticas Sinovac y Cansino”.

Desde el gobierno saliente, por otro lado, mostraron su voluntad de continuar con las relaciones diplomáticas entre Honduras y Taiwán. El presidente Juan Orlando Hernández visitó la isla hace una semana como parte de la celebración de los 80 años de lazos ininterrumpidos entre Honduras y Taipei. Las autoridades taiwanesas temen que cambie la política diplomática hacia el gigante asiático.

Honduras es uno de los 15 países del mundo que mantiene relaciones con Taiwán: “Hay una agudización de las tensiones entre Estados Unidos y China, donde Taiwán aparece ahí como un centro de disputa”, señala Ferolla. “En el último tiempo, China profundizó sus lazos comerciales con Centroamérica, afectando los intereses de Estados Unidos en el triángulo norte, como se conoce a Honduras, Guatemala y El Salvador. Estados Unidos los considera prácticamente propios. Un cambio de política en ese sentido no sería bien recibido por Estados Unidos”. 

Ferolla explica que la comercialización con China repondería a dos razones: “Hay una cuestión geopolítica en el sentido de comenzar a vincularse con la potencia que está emergiendo con mucha firmeza. Y teniendo como antecedente que Estados Unidos fue promotor del golpe de Estado a Zelaya, también tiene que ver con proteger el propio proyecto político que encabeza Libre. Hoy Estados Unidos es el principal socio comercial de Honduras, y cualquier política que lo moleste puede afectar la economía de Honduras”.

Una esperanza para las mujeres

Sobre la agenda de las mujeres, Neesa Medina considera que “han sido gobiernos difíciles, muy duros para la mayoría de las mujeres y niñas en este país. [Los sucesivos] gobiernos han retrocedido en derechos que han implicado la migración masiva, la expulsión de miles de mujeres y niñas, gobiernos que tienen a este país con una de las tasas de embarazo adolescente más altas, donde cada tres horas hay una denuncia por violación sexual, en donde no hay anticoncepción de emergencia”.

Honduras es uno de los cinco países de América Latina y el Caribe que mantiene la penalización total del aborto, junto con El Salvador, Haití, Nicaragua y la República Dominicana. A su vez, tiene una de las legislaciones más restrictivas del mundo en materia de derechos sexuales y reproductivos. Desde 2009 también se penaliza el uso, la venta, la distribución y la compra de pastillas anticonceptivas de emergencia.

“Para nosotras un cambio de gobierno representa sin duda una oportunidad para avanzar en derechos”, afirma Medina. “Un camino un poco más solidario, con un poco más de posibilidades reales de hacer cambios dentro de la legalidad y que resultarían en consonancia con los cambios sociales que ya se están dando en el país. Sin duda para nosotras, en este momento, la apuesta es cambiar la historia y votar por la esperanza”.