Desde hace dos décadas, los gobiernos progresistas de Latinoamérica y el Caribe enfrentan el desafío de implementar políticas sociales efectivas sin sacrificar la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin embargo, como lo revela el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2024 de la CEPAL, el modelo económico neoliberal predominante en la región no sólo no ha resuelto estos desafíos, sino que ha profundizado las brechas sociales.
Este escenario complejo sirvió como telón de fondo para la IV Conferencia de Dilemas de la Humanidad,inaugurada este lunes [7] donde economistas, intelectuales y líderes sociales de todo el mundo se reúnen para debatir alternativas al modelo actual. El encuentro, que comenzó en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo y continuó en el Sesc Pompeia, puso sobre la mesa propuestas concretas para construir una economía más justa.
El remedio fue peor que la enfermedad
Las políticas de ajuste estructural impulsadas bajo los lineamientos del Consenso de Washington terminaron por agravar los índices de pobreza y desigualdad en lugar de reducirlos. Este fracaso ha llevado a muchos expertos a cuestionar abiertamente el paradigma neoliberal y a buscar alternativas que prioricen el bienestar social sobre los intereses financieros globales.
En este contexto, Miguel Stedile del Instituto Tricontinental de Investigación Social, en la apertura de la conferencia expresó: “La crisis del capital y el orden internacional exigen respuestas colectivas. No se trata solo de criticar, sino de proponer caminos concretos hacia una sociedad más justa”.
¿Construir la alternativa al capital?
El economista Jeffrey Sachs analizó sobre el futuro de América Latina y dijo: “La región, históricamente relegada a exportar materias primas, hoy tiene la oportunidad de romper con la trampa de las rentas medias y liderar la bioeconomía en esta era multipolar”. Su propuesta se centra en cuatro pilares fundamentales: inversiones estratégicas en tecnología, educación de calidad, desarrollo de infraestructura y protección del capital natural.
Por su parte, Fernando Haddad, ministro de Hacienda de Brasil, aportó una perspectiva global al debate: “Europa, Estados Unidos y Sudamérica han sufrido el ascenso de fuerzas reaccionarias que están comprometiendo las posibilidades de reforma en la búsqueda del equilibrio económico y geopolítico”. El ministro brasileño presentó la propuesta al impuesto a las riquezas y agregó: “Hemos planteado ante el G20 (Río de Janeiro 2024) la cuestión de cobrar a las 3.000 familias más ricas del planeta un impuesto del 2% sobre sus activos, esto generaría 300.000 millones de dólares anuales para abordar el hambre y el cambio climático”.

Economía feminista para vivir
Magdalena León, economista y feminista especializada en el desarrollo alternativo, intervino desde esa perspectiva durante la Conferencia y compartó algunas estrategias para contrarrestar y hacer trinchera en este contexto de avanzada de los discursos de extrema derecha contra las agendas de género. Desde una perspectiva anticolonial, antiracista y feminista, analizó la crisis estructural del capitalismo y sus efectos en la vida cotidiana.
“Estamos en frente a una crisis civilizatoria donde a través de las multidimensiones salen a la luz perversidades relativas tanto a la forma en que se (mal) sostiene la vida como a la comprensión misma de la vida” afirmó León. “Esta crisis está caracterizada por el incremento generalizado de las situaciones de precariedad en la vida, por el acortamiento del hilo de continuidad entre precariedad y exclusión; por un proceso de hipersegmentación social: se multiplican las desigualdades, y se complejizan las vías de inclusión/exclusión”.

Además agregó: “Quisiera traer aquí desde la economías feministas y alternativas para pensar una agenda de presente y de futuro, las agendas de cambio surgen de una síntesis entre teoría y realidad. Estamos presenciando tiempos más largos e inmediatos con ese desafío de encontrar caminos de alternativas que surgen de las resistencias de las críticas pero sobre todo de las realidades.”
Para Magdalena la economía feminista reinterpreta la realidad, “para salirnos de la idea de que la economía es igual al mercado”, una visión integral de la economía es útil para mirar hacia atrás y otrorgarle a prácticas actuales al poder transformador. Resaltó que las economías campesinas, populares en términos amplios y economía del cuidado dibujan un mapa de diversidad económica que ha sido capaz de impugnar la hegemonía capitalista y que señalará el camino de la transición que aparece relacionada a la diversidad económica de las formas de organizar la producción y también la propiedad.
Capitalismo es igual a racismo
La conexión entre sistema económico y opresión racial fue analizada en profundidad por Mandla Radebe de la Universidad de Johannesburgo: “Si quieres entender el gobierno de Trump, necesitas volver al Apartheid y entender cómo se consolidó este racismo”. El académico sudafricano demostró cómo “el capitalismo muta y se adapta, usando el nacionalismo para subordinar los intereses de la clase trabajadora”.

Radebe fue categórico: “El racismo y el capitalismo son gemelos siameses. La riqueza material de los blancos sudafricanos está arraigada en el racismo institucional y siglos de explotación”. Frente a esta realidad, propuso como solución “la unidad no racial de la clase trabajadora y la solidaridad global”, recordando que “la liberación de Sudáfrica se logró a través de la solidaridad internacional”.
Hacia un nuevo paradigma económico
La conferencia dejó claro que el debate ya no gira en torno a si es necesario cambiar el modelo económico, sino sobre cómo hacerlo. Desde impuestos a las grandes fortunas hasta nuevas formas de organización productiva, las propuestas presentadas muestran que existen alternativas viables al neoliberalismo. América Latina se encuentra en un momento crucial. Los diagnósticos están hechos, las propuestas están sobre la mesa. El desafío ahora es construir la voluntad política para implementarlas. En palabras de Stedile: “No se trata solo de criticar, sino de proponer caminos concretos”. Y en ese sentido, la IV Conferencia de Dilemas de la Humanidad marcó un hito importante para discutir y hacer propuestas concretas entre intelectuales y movimientos sociales.