El pasado sábado Israel sufrió lo que se considera el ataque más dañino de su historia desde su conformación como Estado. La autoridad palestina Hamás que controla la Franja de Gaza -considerada un grupo terrorista por Israel, Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido-, lanzó un ataque con misiles contra instalaciones militares, al tiempo que organizó un ingreso coordinado al territorio controlado por Israel con dirección a 27 lugares diferentes.
La reacción del gobierno de Israel llegó enseguida, humillado por la falla en su sistema de defensa (uno de los más caros del mundo) y aprovechando el momento de hostilidad para hacer uso del más ferviente espíritu antiárabe. En una declaración posterior al inicio de las hostilidades, el ministro de defensa israelí Yoav Gallant anunció: “Luchamos contra animales humanos y actuamos en consecuencia”. Posteriormente agregó que todos los suministros de agua, luz y combustible hacia la Franja de Gaza serían bloqueados.
Con la respuesta de Israel ante los ataques de Hamas se reavivó una situación que ya es histórica y que tiene como principal verdugo al sionismo israelí, factor importante para entender por qué la situación ha escalado tanto a lo largo de los años. ¿Qué significa que el Estado de Israel sea un Estado sionista?
El sionismo
El sionismo es un movimiento político nacionalista que en sus inicios propuso el establecimiento de un estado para el pueblo judío. Según explica la investigadora y docente de la UBA Bárbara Hofman en un artículo denominado El elemento religioso en el discurso político sionista, “el sionismo político surgió en Europa occidental hacia fines de siglo XIX en respuesta a la denominada cuestión judía. El plan elaborado por Theodor Herzl suponía el establecimiento de un Estado judío soberano e independiente a través de la vía políticodiplomática”.
A través de este plan fue que se impulsó y logró implantarse un estado judío en pleno territorio palestino en 1948, tierra sagrada tanto para judíos como para cristianos y árabes. Si bien al principio esta ideología no tenía ningún tipo de connotación religiosa, el factor religioso se volvió un elemento que le dio unidad al proyecto de nación judía. Fue a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias para el pueblo judío, que desde la Organización de Naciones Unidas se acordó la instalación del Estado de Israel en el territorio de Palestina.
Desde entonces y con la complicidad de la comunidad internacional, lo que originalmente se pensó como un territorio dividido entre judíos y árabes, con el correr de los años comenzó a evidenciarse el proyecto colonialista del Estado de Israel a partir de la apropiación y expulsión de miles de árabes de tierras palestinas por parte del ejército de Israel y de colonos israelíes, implantados en los territorios para forzar una extensión de las fronteras establecidas originalmente en 1948.
No es una guerra religiosa
Con los recientes acontecimientos, es común escuchar argumentos tales como que se trata de un “conflicto histórico con dos bandos enfrentados en una disputa territorial pero también religiosa”. Según explica en una entrevista reciente María Landi, especialista en la cuestión palestina, “ese es un paradigma absolutamente falso”.
“Eso pone en pie de igualdad a una ideología y un proyecto político de colonización surgido en Europa no hace más de un siglo, que se propuso conquistar la tierra de Palestina y sustituir a su población árabe nativa mediante población colona judía, traída de todas partes del mundo”.
En palabras de Landi, el sionismo “es un proyecto colonialista, racista, que afirma un supremacismo o supremacía judía y que es un movimiento político que convirtió al judaísmo en un movimiento nacional, en una nación, sólo profundizó la dominación, la colonización y como todo proceso colonial, ha traído a esta altura como resultado un régimen de apartheid”.
El ataque reciente de Hamas funciona como excusa perfecta. Como se trata según el gobierno de Israel de poblaciones hostiles, entonces la respuesta es el bloqueo de suministros esenciales y acción militar.
Es importante hacer esta diferenciación entre sionistas y judíos ya que no necesariamente todos los judíos apoyan o justifican las acciones del gobierno sionista de Israel. Tanto afuera como dentro del país (aunque en menor medida) son muchas las personas de origen judío que acusan al Estado de ser responsable tanto del apartheid que viven los árabes palestinos como de la situación de inestabilidad que se vive en la región, ya que otros países árabes se han enfrentado con Israel a causa de la discriminación y persecución que viven los árabes por parte del sionismo.
Si bien las declaraciones con más alcance son aquellas que se alinean con la versión del conflicto entre dos estados, lo cierto es que se trata de una narrativa predominante para intentar ocultar lo innegable: el sionismo es responsable directo de la inestabilidad que vive tanto el pueblo judío en Israel como la población árabe palestina en toda la región.