Poco más de un año pasó de aquella jornada en donde la derecha boliviana orquestó un Golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales Ayma. Mucha agua pasó bajo el puente: agua manchada de sangre por las Masacres de Sacaba, Senkata y Pedregal; agua contaminada por la entrega de soberanía y agua salpicada de corrupción que llevó a prisión a funcionarios del gabinete de Jeanine Añez, como el ex ministro Marcelo Navajas.
Todos esos hechos empiezan a quedar atrás con la victoria electoral del MAS-IPP y con la asunción de Luis Arce quién juró como nuevo presidente de Bolivia al interior de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) este 8 de noviembre.
El juramento se hizo en medio de gritos que repetían “Jallalla Bolivia”. Con la mano derecha sobre el corazón, Arce juró “por la Patria, por los próceres de la independencia, por nuestra Madre Tierra, por los dioses de nuestros ancestros, por nuestras hermanas y hermanos que dieron la vida por la democracia”. Afuera transcurría una verdadera fiesta popular y se escuchaban los gritos de celebración en la urbe paceña.
En su discurso inaugural, Arce recordó la Patria Grande y apuntó “planteamos la recuperación de la Unasur en la que nos encontremos todos, independientemente de la orientación política de los gobiernos”. Y agregó “reivindicamos la integración Sur-Sur en un mundo globalizado donde no se impongan designios desde el Norte”.
La presencia de mandatarios, delegaciones internacionales y cancilleres dieron el respaldo internacional a la vuelta de la democracia en Bolivia. Participaron: Alberto Fernández junto a una nutrida delegación de funcionarios; Mario Abdo Benítez, presidente de Paraguay e Iván Duque presidente de Colombia. También lo hicieron Jorge Arreaza, canciller de Venezuela; Andrés Allamand, de Chile; Francisco Bustillo, de Uruguay; el canciller de Irán, Mohammad Yavad Zarif; el presidente del Consejo de Ministros de Perú, Walter Martos; el vicepresidente de España, Pablo Iglesias y el rey de España, Felipe VI.
Entre las 15 delegaciones internacionales se destacaron las de EEUU (encabezada por Brent J. McIntos, subsecretario de Asuntos Internacionales y Kevin Michael O’ Reilly del Departamento del Tesoro;) Brasil, Ecuador, Centro América, el Parlamento Europeo.
Quién faltó a la partida fue la ex presidenta, Jeanine Añez, que se fue de de La Paz para instalarse en su tierra natal Beni.
El pueblo boliviano vivió la jornada con alegría, llenando la Plaza Murillo donde integrantes de organizaciones sociales y militantes del Movimiento al Socialismo (MAS) esperaron al presidente constitucional coreando “¡Lucho, Lucho!”.
Por la mañana se realizó una ceremonia ancestral en la Plaza Murillo, en La Paz, de la que participaron Luis Arce y David Choquehuanca, en la que se recordó a los muertos en las masacres de Sacaba (Cochabamba) y Senkata (El Alto).
El Consejo Nacional de Amautas y Guías Espirituales inició los actos protocolares de posesión del presidente Luis Arce y del vicepresidente David Choquehuanca pidiéndole a la Pachamama y al Tata Inti unidad, reconciliación entre los bolivianos y sabiduría a los nuevos gobernantes para sacar adelante al país y recuperarlo de la crisis que se encuentra sumido en la actualidad.
En la calles, miembros de los Ponchos Rojos, de la provincia Omasuyos de La Paz llegaron a la Plaza Murillo marchando al estilo militar, jóvenes de las juventudes del MAS de El Alto, el trópico de Cochabamba y de las provincias de La Paz formaron también al estilo militar, también la Central Obrera Boliviana (COB) marchó por calles paceñas.
La asunción de Luis Arce no solo significó la vuelta de la democracia: el retorno del MAS-IPSP vuelve a poner el poncho, la Whipala, la cultura ancestral y la mujer de pollera en la arena política.