La Antártida, de no ser nombrada a estar en boca de todos

Desde la Antártida, científicos, investigadores y la armada argentina, están queriendo visibilizar desde la su trabajo y la importancia de permanecer en el continente blanco

Desde 1959 con la creación del Tratado Antártico, los reclamos territoriales se dejaron a un lado para construir el emblema al unísono de la “ciencia y paz”. Dicho acuerdo internacional que establece un marco legal para regular las actividades en la Antártida y promover la cooperación científica y pacífica en la región dejaría a un lado los reclamos soberanos por la ocupación territorial, y pasarían a estar más vinculados con otros ejes.

Argentina construyó su primer Instituto Antártico en 1951 durante el gobierno de Perón con el objetivo de desarrollarse en el ámbito científico y tecnológico, el cual fue pionero a nivel internacional en el desarrollo de la investigación antártica.

“La falla más grande que encontré en los medios es que para hablar de la Antártida citan a medios ingleses y no argentinos”, cuenta Soledad Falco, Licenciada en Comunicación e investigadora de distintos proyectos que la llevaron a embarcarse en el barco “Almirante Irziar” para la campaña antártica del año pasado.

La investigadora afirma que no se reconoce el conocimiento argentino desarrollado en la Antártida, y que es necesario “construir sentido sobre la soberanía Antártica”. “Sabemos que no somos los dueños de esa tierra, pero es necesario construir ese -ser nacional- también con el territorio antártico”, expresó la licenciada en el programa de radio Frecuencia DLR.

El rol Estratégico de la Antártida

Los recursos naturales que tiene la Antártida son innumerables. Hay alimento, calidad en el aire, en el agua, las algas, e incluso el fondo marino que es el verdadero pulmón del planeta. Sin embargo, según el tratado antártico se prohíbe cualquier tipo de actividad relacionada con la explotación de los recursos naturales de la Antártida, como la pesca comercial o la minería, hasta que se alcance un acuerdo internacional para regular estas acciones

El con­ti­nen­te tie­ne el 90% de masa de hie­lo y el 70% de agua dul­ce, y su porción fría es lo que hace que se regule la temperatura de la Tierra. Si el hie­lo de la An­tár­ti­da dis­mi­nu­ye, au­men­ta la tem­pe­ra­tu­ra del planeta pro­vo­can­do se­quías más in­ten­sas, desas­tres na­tu­ra­les más fre­cuen­tes y olas de ca­lor insoportables. Algo que ha ocurrido los últimos años.

“El fondo marino de la Antártida es el verdadero pulmón de oxígeno del planeta, incluso más que el Amazonas o el Desierto de Sahara”, aseguró Falco. El proceso de descomposición de las algas en el fondo del mar es el generador de oxígeno y dióxido de carbono que aporta al planeta. “La Antártida tiene un rol fundamental para lo que es el ciclo de la vida del planeta”, afirmó la investigadora.

El continente blanco cuenta con la presencia de más de 18 especies pesqueras entre los que están los peces, kril, calamar, centolla y merluza negra. Hasta ahora, solo 8 de las que se han encontrado tienen valor comercial, según especialistas e investigadores del CONICET.

Una de las razones por las que el Reino Unido lleva ocupadas 1 millón 800 mil km2 de territorio marítimo argentino (y tienen una pretensión de más de 2 millones sobre la plataforma) es por el recurso pesquero, lo que vuelve a las Islas Malvinas como uno de los PBI más altos del planeta, provenientes en un 60% de la pesca que deja 193 millones de dólares por exportaciones al año.

“Hasta que no entendamos a la pesca social como productora de alimentos y gran fuente de trabajo, va a ser muy difícil que los argentinos se enamoren del mar”, dijo Hugo Robert, ex presidente del CECIM para ARG Medios.

Por último, su importancia geopolítica le da la funcionalidad de ser también un paso internacional para el comercio en transporte de barcos

Argentina en la Antártida

Argentina es el país con mayor permanencia en cantidad y año en la Antártida con 13 bases administradas en la Antártida; siete son permanentes (operativas todo el año) y el resto, temporarias (operativas sólo en verano). Dentro de ellos, la Base Marambio es una de las más conocidas por tener una presencia casi turística para quienes desean conocer las actividades que se realizan en la Antártida.

La Base Carlini, el polo de generación de conocimientos argentinos en la Antártida, cuenta con 27 personas invernando -personal militar, científicas del IAA, informáticos y un logístico de la DNA-. En sus instalaciones se encuentran laboratorios, alojamientos, una cocina y comedor principal, un acuario, una sección de buceo, instrumental del Servicio Meteorológico Nacional, tanques de almacenamiento de combustible, sensores geotérmicos, paneles solares y un sismógrafo.

Los reclamos de soberanía por parte de la Argentina son justificados por su Permanencia, el Desarrollo científico, la Continuidad geológica, y en menor medida; territorial- en el caso argentino los territorios heredados del virreinato-

La identidad bicontinental argentina no es algo que esté instalado entre los y las argentinas pero “nuestra plataforma marina también es nuestro territorio”, afirmó Falco.

En el 2016 Argentina obtuvo una gran victoria diplomática concretando un proyecto que se había gestado en el 2009; extender el límite del mar territorial. La Plataforma Continental Argentina que ponía su fin en las 200 millas, se extendió hasta las 350 millas, incorporándose 1.782.500 kilómetros cuadrados; cinco veces y media la provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, quedaron exceptuadas las Zonas circundantes de las Islas Malvinas, Georgia y Sandwich del Sur, por conflicto internacional entre Argentina y el país usurpador.

Esto ha permitido que el Gobierno Británico otorgue licencias de pesca y de explotación de hidrocarburos offshore en el Archipiélago del Atlántico Sur durante decenas de años. Y que se han acentuado con la política del gobierno de Javier Milei, quien le cedió una base científica en Tierra del Fuego.

Meses después de dicha operación, el gobierno británico anunció la construcción del puerto más grande en América del Sur instalado en las Islas Malvinas que será destinado a la explotación petrolera, pesca, turismo, ciencia e investigación, y defensa.

La licenciada e investigadora Soledad Falco en el programa de radio Frecuencia DLR en Estación Sur