La ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Ann Linde, presentó este martes la solicitud para el ingreso de su país en la Organización de Tratados del Atlántico Norte (OTAN). La decisión representa un giro en relación a la postura del país en relación a la alianza militar, que hasta el momento sostuvo una posición neutral.
“Se siente muy grande, muy serio, y parece que hemos llegado a una conclusión que es la mejor para Suecia”, dijo Linde. “No sabemos cuánto tiempo llevará, pero calculamos que podría tardar hasta un año”, agregó.
La decisión es un paso formal de Estocolmo hacia la adhesión, que comenzó tras el inicio de la operación de Rusia en Ucrania y a la cual Finlandia también tiene intenciones de sumarse.
Por su parte, la primera ministra finlandesa Sanna Marin explicó que el Parlamento de su nación debatirá si es necesario solicitar la membresía y, junto al presidente Sauli Niinisto, podría tomar una decisión “en las próximas semanas, no en meses”. “Creo que sucederá bastante rápido“, añadió.
La mandataria indicó que la Cámara de representantes debe evaluar qué tipo de seguridad ofrecería la potencial membresía de Helsinki en la OTAN, precisando que hay que estudiar “todas las consecuencias y riesgos” que podría implicar tal paso, tanto a corto como a largo plazo.
Tras presentar la solicitud formal este miércoles, el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg declaró que “las solicitudes que han hecho hoy son un paso histórico”. A su vez destacó que la Alianza ya está actuando en la región del mar Báltico y “las fuerzas de la OTAN y sus aliados seguirán adaptándose según sea necesario”.
Es importante destacar que tanto Suecia como Finlandia llevan años sosteniendo una posición neutral en relación a las tensiones que existen desde la Guerra Fría entre Rusia y Occidente. De hecho, en enero pasado la ministra Ann Linde llegó a declarar que su país no planeaba presentar una solicitud para formar parte de la OTAN, lo cual finalmente hizo este martes.
Sin sobresaltos desde Rusia
Pero desde el Kremlin no se dieron declaraciones que sumen más tensión. Más si se tiene en cuenta que la situación actual en Ucrania comenzó tras la insistencia de Estados Unidos para que el país ingrese a la alianza militar, considerado una amenaza para la seguridad nacional de Rusia.
Sin embargo, el presidente Vladímir Putin le bajó el precio a la reciente decisión de los países nórdicos: “Rusia no tiene problemas con estos Estados. Y, por lo tanto, en este sentido, una expansión a estos países no crea amenazas directas para nosotros”.
A diferencia de la situación que se presenta hoy con Suecia y Finlandia, con los cuales Rusia no se encuentra enfrentada, la disputa con Ucrania se remonta al año 2014. En ese año, tras el golpe de estado contra Viktor Yanukovitch promovida por Occidente, un referendo determinó la autonomía de dos territorios en Donbass que pasaron a ser reconocidas como repúblicas de Lugansk y Donetsk, en el este ucraniano. Desde entonces, Kiev viene hostilizando a los habitantes de dicho territorio, a pesar de haber reconocido su autonomía en los Acuerdos de Minsk.
El caso de Finlandia y Suecia se presentan como un desafío, pero no como una amenaza directa para Rusia. De todas formas, Putin advirtió: “Una expansión de la infraestructura militar en esos territorios, sin duda provocaría una respuesta de nuestra parte. Y veremos cuál sería en función de las amenazas que se creen para nosotros”.
Turquía dice no
Sin embargo, el ingreso de estos países a la OTAN debe ser aprobado por todos los miembros de la alianza para volverse efectivo y la solicitud ya cuenta con resistencia por parte de Turquía.
“No se molesten, no diremos que sí”, declaró el presidente turco Recep Tayyip Erdogan en relación a la solicitud presentada por estos países. El motivo de la negativa es la recepción en Suecia a miembros de la Unidades de Protección Popular y del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, organizaciones consideradas terroristas por el estado turco.
“Los países escandinavos son como casas de huéspedes para organizaciones terroristas. No es posible que tengamos una actitud positiva”, afirmó el mandatario durante una rueda de prensa, en referencia a los kurdos que residen en Suecia con status de refugiados.
Según explica el periodista de política internacional Leandro Albani, “para el gobierno de Erdogan, lo kurdo es sinónimo de terrorista. Y en realidad no son terroristas sino que son exiliados que han tenido que salir de Turquía por la represión sistemática que hay en el país contra el pueblo kurdo y otras minorías que viven hace siglos en Turquía”.
“Pero la principal razón y de la que menos se habla, es que Turquía tiene esta posición para presionar a la OTAN, a Estados Unidos y Europa para ver si en un corto plazo puede sacar algún rédito de esto”, apunta Albani.
“Turquía ya utilizó esta estrategia en relación a los refugiados. Creo que con esta postura Erdogán va a exigir más poder y más impunidad. Hay que recordar que Turquía ocupa ilegalmente varias regiones, entre ellas el norte de Siria, que es el Kurdistán sirio, donde hace unos días anunciaron que enviarán un millón de refugiados sirios y para ello necesitan del silencio cómplice de occidente”, explica Albani.
Además de ser necesaria una votación unánime para aprobar el ingreso de estos países a la alianza, el peso estratégico de Turquía es un factor a tener en cuenta. “El peso de Turquía en la OTAN no es menor, es el segundo ejército más grande dentro de la alianza atlántica. Es un país que siempre ha funcionado como puente hacia occidente y que ha sido aliado de Estados Unidos y Europa en muchas aventuras militares y también en la represión interna, además también de ser una potencia regional pese a la gran crisis económica que sufre el país hace varios años”, sostiene Leandro Albani.
“Hay que tener en cuenta que hay una población muy grande en Europa de turcos”, resalta el analista. “Además el gobierno de Erdogan ha redoblado la injerencia, sobre todo a través de los servicios de inteligencia, dentro de Europa y a esto lo utilizan para presionar y sacar rédito”.