Las grandes alamedas se abrieron a la dignidad

Gabriel Boric logró imponerse en el balotaje chileno y será el presidente más joven en la historia del país. Con él, llegan los grandes sueños de transformación de un pueblo que quiere dejar atrás el legado neoliberal.

“Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”. 

Cuarenta y ocho años tuvieron que pasar para que las palabras de Salvador Allende se materialicen. Un nuevo gobierno progresista llegará a La Moneda. Ese gobierno tiene el nombre de Gabriel Boric, pero fundamentalmente tiene historia: la resistencia al pinochetismo, el plebiscito que le puso fin a la dictadura, las movilizaciones estudiantiles del 2011, el estallido social del 2019 y el proceso constituyente. 

La esperanza de un pueblo 

Con 35 años, Boric será el presidente más joven en la historia de Chile. Proveniente de la Patagonia chilena, fue uno de los dirigentes estudiantiles que protagonizó las movilizaciones del 2011. Este domingo, el candidato de Apruebo Dignidad ganó con el 55,8% de los votos por sobre el ultraderechista José Antonio Kast, que obtuvo el 44,1%. 

Entre el espanto y la politización, Boric logró atraer nuevos votos ante la amenaza de un “Bolsonaro chileno”. El 55,5% del padrón electoral concurrió a los centros electorales, lo que representa un aumento del 8% en relación a la primera vuelta de noviembre, cuando llegó al 47%.

Desde la instauración del voto optativo en 2012, el balotaje del pasado domingo es la mejor elección en cuanto a participación ciudadana. El antipinochetismo tomó fuerza en las calles, y el regreso de Kast —un defensor de la última dictadura— fue uno de los motores para la movilización popular y la gran participación ciudadana.

Boric al gobierno, la derecha a las Cámaras 

El futuro gobierno de izquierda no tendrá mayorías en ninguna de las dos cámaras del Congreso chileno. En el Senado contará con cinco bancas: tres que corresponden a Dignidad Ahora y dos al Partido Ecologista Verde. 

Los partidos de la ex Concertación tendrán 18 asientos en la Cámara Alta y sus posiciones serán clave para las transformaciones que demanda el pueblo chileno. La derecha concentrará la mayor cantidad de escaños, siendo la primera minoría, con 24 representantes. Por su parte, el Frente Social Cristiano de Kast tendrá una sola banca. 

En la Cámara de Diputados el escenario tampoco será favorable a Gabriel Boric. La alianza de Apruebo Dignidad tendrá 36 bancas y será la segunda minoría, detrás de los 53 representantes que tendrá el actual oficialismo de Chile Podemos +. Kast tendrá 15 diputados y los partidos de la ex Concertación unas 37 bancas.

El gobierno necesita 78 diputados para aprobar las leyes y las fuerzas de oposición conservan 79, situación que obligará a Apruebo Dignidad a extensas negociaciones. “La debilidad institucional se manifiesta también en la actual estructura del Estado: Boric comenzará con todos en contra, en especial el Poder Judicial, las Fuerzas Armadas, Carabineros, y los aparatos directivos de las reparticiones estatales”, explica Alejandro Kirk, periodista chileno de HispanTV. 

Asimismo, sostiene que “Boric optó por apoyar la autonomía del Banco Central y a su presidente, Mario Marcel (refrendado por Piñera), y también las medidas antiinflacionarias monetaristas adoptadas por éste, como el aumento radical de las tasas de interés que siguen el esquema neoliberal regresivo clásico. Junto a eso, se le opone casi la totalidad de los medios corporativos y las cúpulas empresariales, que solo este año se llevaron del país más de 10 mil millones de dólares”. 

Boric está obligado a concentrar adhesiones en las calles y las instituciones. El desafío será doble, ya que a pesar de la participación histórica, cerca de la mitad de los chilenos y chilenas no se expresaron en las urnas. 

“De la movilización popular depende prácticamente todo, pues Boric ya está siendo rodeado por los llamados “poderes fácticos”, que lo han ido empujando hacia el centro político y a la indefinición en grandes líneas de desarrollo nacional, como la renacionalización de los recursos mineros y el agua”, reflexiona Kirk. Y agrega: “sólo el pueblo en la calle es capaz de torcer este camino que centra el progresismo en valores éticos y morales, y en derechos sociales básicos garantizados por el Estado”. 

Como en las elecciones generales y el balotaje, la mayor victoria de la derecha es la apatía política, por lo que la tarea de Boric será volver a enamorar a un pueblo desencantado y empobrecido tras 40 años de neoliberalismo. 

Un triunfo en clave regional 

La victoria de Boric es la tercera de un presidente de centro-izquierda en Latinoamérica en lo que va del 2021: Pedro Castillo en Perú y Xiomara Castro en Honduras lo precedieron. El gobierno de Apruebo Dignidad y Gabriel Boric no es solo una esperanza para chilenos y chilenas, sino también para la Patria Grande. Estos tres presidentes se suman a Andrés Manuel López Obrador, Alberto Fernández y Lucho Arce. Además, generan grandes expectativas las elecciones de Colombia y Brasil en 2022. 

Gabriel Boric ha demostrado una posición moderada frente al intervencionismo imperialista en Venezuela, Cuba y Nicaragua. En plena campaña, denunció violaciones de derechos humanos en estos países.

“En materia internacional, es de esperar que sea más moderado que Piñera en el intervencionismo contra Venezuela, que promueva la reconstrucción de UNASUR y el fortalecimiento de CELAC, y que haga gestos como suscribir el convenio ambiental de Escazú y la plataforma de la ONU sobre migraciones, ambos rechazados por Piñera. Dudo mucho, sin embargo, que adopte posiciones firmes en contra de la OEA o del intervencionismo norteamericano”, sostiene Kirk.

Sin embargo, el cambio de modelo en Chile puede ser un impulso para la CELAC y la estrategia de México y Argentina de recrear un bloque regional con agenda propia que pueda defenderse de los ataques de Estados Unidos. El triunfo en Chile puede ser clave  para desequilibrar el empate hegemónico que se extendió durante los últimos años en la región y volver a correr el escenario hacia el campo de la integración nacional y popular.