El pasado 25 de septiembre, la canciller argentina Diana Mondino y el Secretario de Relaciones Exteriores británico David Lammy se reunieron en Nueva Yorky anunciando una serie de acuerdos sobre las Islas Malvinas.
Dentro del comunicado oficial de la Cancillería argentina se ratifica la Declaración Conjunta de 1989 que firmó Menem donde se aplica el famoso “paraguas de soberanía” para el conflicto de Malvinas, la misma fórmula que se utilizó como base de sustentación diplomática-jurídica, para el Acuerdo Foradori-Duncan.
¿Qué es el paraguas de soberanía? Se trata de una fórmula incluída en la declaración conjunta del 19 de octubre de 1989 en Madrid donde ambos países podían discutir asuntos sobre el Atlántico Sur sin que esto significara una renuncia al reclamo soberano. Sin embargo, en la práctica permitió que Gran Bretaña avanzara en actividades de pesca y exploración petrolera, sin que Argentina pudiera evitarlo.
En la declaración firmada hace 35 años estipulaba que “la exploración y explotación costa afuera de hidrocarburos por industrias petroleras o gasíferas será llevada a cabo de acuerdo con sólidos criterios comerciales y la aplicación de correctas prácticas conforme a los usos de la industria petrolera, tomando en cuenta las respectivas experiencias de los Gobiernos en el Atlántico Sudoccidental y en el Mar del Norte”.
Con cada nuevo gobierno argentino, Reino Unido presenta 3 exigencias sobre Malvinas:
1. Diluir el peso de la disputa en la agenda bilateral
2. Mayor conectividad aérea de las Islas
3. Flexibilidad para explotar recursos pesqueros
Milei acaba de conceder todas a cambio de NADA pic.twitter.com/l7Tm3OoGcF— Carli Bianco (@Carli_Bianco) September 25, 2024
En la declaración firmada el pasado miércoles, ambos países establece medidas humanitarias vinculadas a los reclamos de las familias de las víctimas de la guerra de 1982 y una serie de prerrogativas para el Reino Unido como “conservación de pesquerías” y la “reanudación del vuelo semanal de San Pablo a las Islas“.
El objetivo detrás de dicha fórmula está en la explotación de los recursos naturales de las Islas Malvinas sin necesidad de pasar por la autorización del gobierno argentino. A partir de la utilización de esta fórmula, a lo largo del tiempo Argentina acordó con el Reino Unido cuestiones pesqueras, comerciales, hidrocarburíferas y militares, entre otras, referidas al área de Malvinas bajo dominio británico.
Por ejemplo, el Reino Unido lleva otorgadas 230 licencias de pesca a barcos chinos, indonesios, estadounidense, rusos, y españoles, de las cuales recauda 13 millones de libras aproximadamente, sin pasar por la decisión argentina.
En cuanto a licencias de explotación hidrocarburíferas; desde 1996 a 2008, Gran Bretaña otorgó unilateralmente un total de 34 licencias: 7 en 1996, 10 en 2001, 14 en 2004, 2 en 2005 y 1 en 2008, según la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, de la Cancillería argentina de la gestión anterior.
En 2010 una empresa estadounidense fue denunciada internacionalmente por realizar cuatro exploraciones ilegales en el yacimiento Sea Lion (en 1998, 2010-2013 y 2015-2016), sin licencias del Gobierno Argentino, tal como indica la actual ley 26.915 (anteriormente 26.659).
Sin embargo, un informe privado elaborado por la consultora global especializada en energía Netherland Sewell & Associates (NSAI)indica que a fines de 2027, las petroleras Rockhopper (británica) y Navitas (israelí) extraerán el primer barril de crudo en el yacimiento Sea Lion, ubicado a unos 250 kilómetros de Puerto Argentino, la capital de las islas.
El comunicado de Cancillería Argentina que ratifica la cláusula del “paraguas de soberanía” aleja aún más al país en el reclamo soberano por el conflicto de Malvinas. Este escenario favorece la consolidación del país usurpador en territorio argentino, y hace crecer más la confianza hacia el gobierno británico para la inversión de mega proyectos extractivos en la isla.