Artículo originalmente publicado en Revista Forum
El Presidente Luiz Inácio Lula da Silva partió el martes hacia China (11) para una de las visitas de Estado más importantes del inicio de su tercer mandato. La llegada, a Shanghai, será el miércoles (12). La delegación brasileña está formada por cinco gobernadores, ocho senadores y 19 diputados federales y empresarios. De los 40 parlamentarios invitados por el Palacio de Planalto, 26 han confirmado su presencia.
La delegación oficial incluye a los siguientes ministros: Fernando Haddad (Finanzas), Marina Silva (Medio Ambiente y Cambio Climático), Carlos Fávaro (Agricultura y Ganadería), Luciana Santos (Ciencia, Tecnología e Innovación), Mauro Vieira (Asuntos Exteriores), Margareth Menezes (Cultura). Alexandre Silveira (Minas y Energía), Paulo Teixeira (Desarrollo Agrario) y Wellington Dias (Desarrollo y Asistencia Social).
El programa incluye visitas oficiales, conversaciones bilaterales y la firma de varios acuerdos.
El objetivo del gobierno brasileño es relanzar las relaciones con el principal socio comercial del país desde 2009. En 2022, China importó más de 89.700 millones de dólares en productos brasileños, especialmente soja y minerales, y exportó casi 60.700 millones de dólares al mercado interno. El volumen comercializado, 150.400 millones de dólares, creció 21 veces desde la primera visita de Lula al país, en 2004.
Incluso con el aplazamiento de la visita del Presidente Lula al país asiático a finales de marzo por motivos de salud, parte de la delegación que había viajado a China consiguió importantes resultados, especialmente en agricultura y ganadería, como el fin del embargo a las ventas de carne de vacuno brasileña al país, conseguido en un tiempo récord, sólo 29 días de suspensión.
El Ministro de Agricultura y Ganadería, Carlos Fávaro, que había viajado a Pekín antes que la delegación presidencial, cumplió parte de la agenda inicialmente prevista, y llevó los resultados al Presidente Lula en una reunión celebrada el 4 de abril. Según él, las autoridades chinas se mostraron receptivas en todas las reuniones, y la visita de la delegación presidencial al país puede facilitar la firma de nuevos acuerdos.
Certificación digital
“Importantes tratados con los que soñamos desde hace muchos años deben fructificar con la presencia del Presidente Lula en China”, dijo el ministro tras la reunión. Uno de ellos es la certificación digital, que debe agilizar y hacer más fiables las transacciones de productos, reduciendo la burocracia para los exportadores brasileños. El acuerdo que prevé operaciones directas entre el real y el yuan, la moneda china, sin necesidad de dolarización, también debe facilitar el comercio entre los dos países.
Otros temas destacados en la agenda del evento son el turismo entre los dos países y las inversiones. Los programas brasileños de lucha contra el hambre, protección del medio ambiente y desarrollo sostenible pueden volver a ser una referencia para el gobierno chino.
Se espera que durante la visita se firmen una veintena de acuerdos bilaterales. Uno de ellos será para la construcción del CBERS-6, el sexto de una línea de satélites construidos en asociación entre Brasil y China. El diferencial del nuevo modelo es una tecnología que permite la monitorización de biomas como la selva amazónica incluso cuando está nublado.
Calendario de compromisos
Según el nuevo programa, la visita de la delegación brasileña a China comenzará el jueves 13, en Shanghai. Por la mañana, el presidente Lula asistirá a la ceremonia de toma de posesión de la ex presidenta Dilma Rousseff como directora del Nuevo Banco de Desarrollo, el banco de desarrollo de los BRICS (bloque formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Por la tarde, se reunirá con empresarios, y por la noche viajará a Pekín.
El viernes (14), la agenda oficial en la capital china incluye una reunión matutina con el Presidente de la Asamblea Popular Nacional, Zhao Leji, en el Gran Palacio del Pueblo. Después, el Presidente depositará flores en una ceremonia en la Plaza de la Paz Celestial.
Por la tarde, Lula se reunirá con líderes sindicales y regresará al Gran Palacio del Pueblo, donde se entrevistará con el Primer Ministro chino, Li Qiang, y después será recibido en una ceremonia oficial por el Presidente Xi Jinping. El programa incluirá una reunión abierta, una ceremonia de firma de acuerdos bilaterales y, a continuación, una reunión bilateral a puerta cerrada.
Después habrá una ceremonia de intercambio de regalos, registro fotográfico y, por último, una cena oficial.
De regreso a Brasil, el avión presidencial aterrizará en Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, para realizar una visita oficial el próximo sábado (15).
Relanzamiento de las relaciones bilaterales
La visita forma parte de la recomposición de las relaciones internacionales del nuevo gobierno brasileño, que incluye los viajes ya realizados a Argentina, donde también tuvo lugar la reunión de la Celac, a Uruguay y a Estados Unidos, así como los encuentros con los líderes europeos que vinieron para la toma de posesión en enero. También será la primera visita fuera del hemisferio occidental.
Esta será la tercera visita oficial del presidente brasileño a China. La relación entre los dos países se ha estrechado -y la balanza comercial ha empezado a crecer de forma continua y sostenida- desde 2004, con la primera visita del presidente Lula a Pekín. La segunda vez fue en 2009.
Socios comerciales
En 2023 se cumplirán 50 años del inicio de las relaciones comerciales entre Brasil y China. La primera venta entre los dos países tuvo lugar en 1973, un año antes del establecimiento de las relaciones diplomáticas chino-brasileñas.
En 2022, el producto brasileño más vendido al mercado chino fue la soja, con un 36% del total exportado, seguido del mineral de hierro, con un 20%, y del petróleo, con un 18%. El perfil exportador cambió un poco en enero y febrero de 2023, con el petróleo a la cabeza con un 23%, seguido de la soja (22%) y el mineral de hierro (21%).
El comercio con China se potenció durante los dos primeros mandatos del Presidente Lula. En 2003, su primer año como presidente, las exportaciones al mercado chino sumaron sólo 4.500 millones de dólares y las importaciones, 2.100 millones de dólares, un volumen comercial de 6.600 millones de dólares.