El bombardeo a civiles ocurrió este domingo 26 de mayo, las bombas cayeron sobre cientos de familias desplazadas de otras ciudades de la Franja de Gaza. Varias imágenes y vídeos fueron difundidos a través de las redes sociales donde se veía a familias enteras quemadas vivas. Se estima que más de 1.4 millones de palestinos fueron desplazados por el genocidio israelí y se han refugiado en Rafah.
Por su parte, la fiscal Yifat Tomer Yerushalmi del Ejército Israelí, anunció que las fuerzas armadas están recabando información luego del bombardeo, ya que según los sionistas se llevó a cabo en una “zona segura” de Gaza que las Fuerzas de Defensa aún no habían ordenado evacuar. “El incidente fue muy grave”, sostuvo Tomer Yerushalmi.
Por otro lado, agregó que se trata de una “una guerra de tal alcance e intensidad también ocurren acontecimientos difíciles” y que “lamentan cualquier daño causado a aquellos que no están involucrados”. Como si se tratara de un daño pequeño y no de civiles masacrados vivos.
Mientras tanto, Médicos Sin Fronteras (MSF) y la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) calificaron el bombardeo israelí como “una noche sangrienta” y “aterradora”, e insistieron en que “no hay lugar seguro en Gaza”, llamando a un alto el fuego.
El ataque israelí a Rafah se produjo dos días después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenara a Israel la detención “inmediata” de su ofensiva en Rafah, que comenzó el 6 de mayo y que forzó el desplazamiento más de un millón de personas.
El gobierno israelí calificó las acusaciones de la CIJ de “falsas, indignantes y repugnantes” a través de un comunicado, y agregó además que la campaña militar “no ha conducido ni conducirá a la destrucción de la población civil palestina en Rafah”.
No duraron ni dos días las afirmaciones del gobierno sionista y volvieron a atacar a la población civil palestina. Desde el 7 de octubre los palestinos y las palestinas asesinadas son más de 36 mil.
