El pasado sábado, el Presidente de la Nación, Javier Milei, asistió al Congreso para presentar y defender el Presupuesto 2025. En su discurso de 50 minutos estuvo marcado por la ausencia de detalles específicos sobre el plan económico y financiero del próximo año.
El foco principal de su intervención fue el mantenimiento del superávit fiscal, un objetivo que busca alcanzar mediante una rígida política de “déficit cero”.
Frente a un Congreso semivacío, con gran parte de la oposición ausente, el mandatario no solo justificó el ajuste en marcha, sino que redobló la apuesta al prometer “achicar el gasto del Estado” al máximo posible en 2025.
En una sala con escasa asistencia y audiencia televisiva, la transmisión nacional también reflejó el desinterés de la ciudadanía. Según las consultoras especializadas, la cadena nacional registró uno de los peores ratings del año. Mientras que a las 20 horas, una hora antes del discurso presidencial, el promedio de audiencia alcanzaba los 15,9 puntos, esta cifra se desplomó a apenas 3,5 puntos durante la intervención del mandatario.
En su discurso, Milei insistió en dos de los pilares fundamentales de su gestión: el ajuste fiscal y la crítica constante al rol del Estado. A lo largo de su intervención, mencionó en más de 30 ocasiones las palabras “déficit” y “Estado”, aunque nunca hizo referencia a términos como “jubilados” o “trabajadores”.
Esto no pasó desapercibido, especialmente en el contexto de la reciente decisión de vetar un aumento del 8,1% para las jubilaciones, un proyecto que había sido sancionado por el Congreso en compensación por la inflación.
El Presidente fue claro en su advertencia: “Vetaremos todos los proyectos que atenten contra el equilibrio fiscal”. En esa misma línea, lanzó un mensaje contundente a los gobernadores, a quienes les pidió hacer frente a un recorte de unos 60 mil millones de dólares. Este ajuste será uno de los más grandes de la historia del país, según el propio mandatario.
Proyecciones económicas y ajuste presupuestario
El Presupuesto 2025, enviado por el Ejecutivo al Congreso, proyecta un leve superávit en términos del Producto Bruto Interno (PBI), con un resultado primario estimado en 1,3% para el próximo año, una cifra ligeramente inferior al 1,5% previsto para 2024.
A nivel financiero, se espera un superávit de $190.655 millones, con ingresos totales de $125.936.982 millones, lo que representa el 16,5% del PBI. Sin embargo, los gastos totales serán de $125.744.647 millones, una leve baja del 0,2 puntos del PBI en comparación con 2024.
Este ajuste presupuestario se profundiza, ya que el gasto total será inferior al estimado para este año, lo que refuerza el compromiso del gobierno de reducir el tamaño del Estado y disminuir el déficit fiscal. Entre los sectores más afectados por esta política de austeridad se encuentra la educación.
Según el proyecto, solo el 5,7% del Presupuesto será destinado al sistema educativo, donde se incluyen fondos para universidades, el Plan de Alfabetización Nacional, el Programa Progresar y la atención de comedores escolares.
En cuanto a las proyecciones macroeconómicas, el Gobierno estima un crecimiento del PBI del 5% para 2025, impulsado principalmente por el comercio y la industria, con subas de 6,7% y 6,2%, respectivamente. Además, se prevé que el dólar oficial alcance los $1207 para diciembre de 2025, lo que representaría un incremento del 18,3%, mientras que para 2024, se proyecta que el tipo de cambio cierre en $1019,9.
Un futuro incierto para jubilados y trabajadores
El ajuste no solo se reflejará en las finanzas públicas, sino también en la vida cotidiana de los argentinos. Tras vetar el aumento del 8,1% para los jubilados, el gobierno incluyó en el Presupuesto un artículo que establece un aumento mensual de los haberes jubilatorios en base a la inflación de los dos meses anteriores.
Esta medida ha generado incertidumbre entre los sectores más vulnerables, que temen que este mecanismo no sea suficiente para compensar la creciente inflación.
Con un discurso centrado en la austeridad y la reducción del gasto, el Presidente Milei dejó en claro que su gestión continuará priorizando el ajuste fiscal, incluso a costa de reducir el tamaño del Estado y restringir los recursos destinados a sectores clave como la educación y las jubilaciones.