Milei no rompe relaciones, pero los vínculos entre China y Argentina empiezan a mostrar fisuras en las primeras semanas de gobierno

Entre los motivos de la suspensión del acuerdo de 6.500 millones de dólares con China figuran las incertidumbres sobre el rumbo de la economía argentina

Por Mauro Ramos

Cuando era candidato, el ahora presidente argentino, Javier Milei, dijo que no promovería las relaciones con países comunistas como China.

Aunque en los primeros días moderó su tono sobre el gigante asiático, la relación entre ambos países parece haber entrado en terreno pantanoso.

El Gobierno chino no lo ha confirmado, pero la prensa argentina se ha hecho eco de una información de la web de REDD sobre una posible suspensión del acuerdo de swap de divisas con el banco central chino por valor de 6.500 millones de dólares (más de 30.000 millones de reales). Parte de esa cantidad se iba a destinar al pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El 21 de diciembre, el gobierno argentino pagó la última cuota del préstamo de este año, por un valor de 920 millones de dólares, con un crédito extraordinario otorgado recientemente por el Banco de Desarrollo de América Latina.

El mecanismo de swap de divisas es un acuerdo entre dos partes (en este caso, los bancos centrales de los dos países) para intercambiar divisas, utilizado principalmente para acceder a divisas extranjeras a un mejor tipo de interés.

La economista argentina y miembro del Colectivo Dongsheng, Gisela Cernadas, explica que para Argentina el swap con China tiene un costo de entre 4,5% y 6,5% anual. El tipo de interés que Argentina paga al FMI es del 8,2 por ciento.

Antes de las elecciones, Reuters informó de que en una reunión interna celebrada en octubre, el directorio ejecutivo del FMI había criticado la forma en que el Gobierno de Alberto Fernández había gestionado el programa de crédito con Argentina. La información se hizo pública diez días antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Se trata del vigésimo segundo programa del FMI con el país sudamericano. Se trata de una refinanciación de una deuda de 44.000 millones de dólares contraída por el Gobierno de Mauricio Macri en 2018. El préstamo original ascendía a 57.000 millones de dólares, pero la entidad financiera decidió suspender parte de esa cantidad después de que el dólar se disparara al día siguiente de las elecciones primarias de 2019. En esa votación, Alberto Fernández le había ganado a Macri por 15 puntos, lo que habría generado una reacción del “mercado” ante el inminente regreso del kirchnerismo al Gobierno.

Aún con la reducción, ésta se convirtió en la mayor deuda de la historia del FMI, y también convirtió a Argentina en el mayor país deudor de la institución.

Ahora, en diciembre, la portavoz del FMI, Julie Kozack, afirmó que la institución apoya el primer paquete de medidas económicas del Gobierno de Javier Milei, anunciado por el ministro de Economía, Luis Caputo. Las medidas de austeridad, que han desatado protestas en el país, incluyen la tercera mayor devaluación del peso argentino en la historia, del 54% frente al dólar, y la eliminación de la inversión pública de alrededor del 5% del PIB.

Cernadas afirma que el Fondo Monetario Internacional “tiene una larga historia de imposición de políticas monetarias y fiscales a nuestros países”.

El crecimiento de estas economías, bajo estas políticas condicionadas, acaba orientándose a pagar los intereses de la deuda, afirma el economista.

“Cuando estas economías no pueden pagarlos, se endeudan más con el FMI para pagar los intereses de su deuda con la institución. Esto es una trampa de deuda, y esta trampa de deuda va acompañada de una trampa de subdesarrollo porque todas estas políticas de austeridad que impone el fondo son políticas que acaban desindustrializando a los países”, afirma Cernadas.

En comparación, dice, las ventajas del swap con China para Argentina radican no sólo en el menor costo de financiación (mencionado anteriormente), sino también en que China “no impone políticas de austeridad, ni condiciona el desarrollo de las políticas fiscales y monetarias de Argentina”.

La posición de China

Entre los motivos de la posible suspensión del instrumento financiero se encuentran las incertidumbres que tiene el gobierno chino sobre la política económica de Milei y lo que se hará con el Banco Central argentino, institución con la que se realiza el acuerdo.

Durante la campaña, Javier Milei llegó a decir: “El cierre del Banco Central no es un tema negociable”.

Para Victor Gao, profesor de la Universidad de Soochow, el canje debe basarse en varios requisitos previos. “Uno de ellos es la estabilidad general de las divisas implicadas. Si hablamos de una divisa que puede oscilar y fluctuar enormemente, eso no es bueno, no funcionará para el canje de divisas porque destruye la premisa del canje de divisas desde el principio”, explica Gao, uno de los intelectuales chinos más respetados dentro y fuera de su país.

“Cuando vemos que la moneda argentina fluctúa más de un 50%, por ejemplo, no sólo es muy malo para el gobierno, la economía y el pueblo argentinos, sino también para los países que necesitan comerciar con Argentina y tienen acuerdos de swap de divisas con ella”, afirma Gao, que también es vicepresidente del think tank chino Centre for China and Globalization.

Además de las incertidumbres económicas, también ha entrado en juego la cuestión de Taiwán. Durante una reunión en la Casa Rosada para discutir el canje con el enviado especial chino, Wu Weihua, la canciller del gobierno de Milei, Diana Mondino, habría hecho comentarios sobre los “derechos soberanos” de Taiwán, según La Nación.

Mondino, economista especializada en “calificación de riesgo”, no tiene experiencia diplomática. Si hizo tal comentario, la delegación china debió de quedar, como mínimo, perpleja. Los medios de comunicación argentinos especulan con que Mondino dijo que le gustaría comerciar con Taiwán, pero en realidad esto ya está ocurriendo. 

La cuestión de Taiwán ha sido reiterada, principalmente a EE.UU., como la “primera línea roja” que no debe cruzarse. En la reciente reunión en California, Xi Jinping habría dicho a Biden que China se reunificará con Taiwán, pero que no hay una fecha fija, contrariamente a lo que dicen las agencias de inteligencia estadounidenses, que ponen 2027 como plazo.

El futuro de las relaciones sinoargentinas

Victor Gao afirma que las elecciones en el país sudamericano son “un asunto completamente interno de Argentina y China no tiene nada que ver con ello”, pero que algunas de las ideas “muy extraordinarias” del nuevo presidente podrían ser perjudiciales para las relaciones entre ambos países. “Esto es muy lamentable, pero será un tema que habrá que abordar”, afirma Gao.

En cuanto a una posible suspensión permanente del swap, Cernadas afirma que ello supondría una reducción del flujo de divisas hacia Argentina, “que el país podría utilizar posteriormente, como he mencionado antes, para financiar importaciones de China utilizando el yuan, o realizar nuevos pagos al FMI”.

La cuestión es especialmente delicada, dice, teniendo en cuenta dos factores: que el nuevo Gobierno acaba de liberalizar el comercio internacional y que este año Argentina sufrió una sequía que previsiblemente reducirá las exportaciones del país.

En cuanto al primer punto, Argentina mantenía hasta ahora una política de regulación de las importaciones para controlar los precios de los productos locales. La liberalización de las importaciones podría intensificar aún más la salida de divisas. En segundo lugar, con la posible caída de las exportaciones, la entrada de divisas será menor. “Por tanto, la presión sobre el mercado de divisas será aún mayor”, concluye el economista.

El profesor Gao confía en que el país sudamericano se recomponga y pueda “relacionarse con el resto del mundo con dignidad, decencia y respeto mutuo”, pero “nadie tendrá la paciencia para esperar milagros en Argentina”.

Artículo publicado originalmente en Brasil de Fato