Ómicron y el resultado de una vacunación desigual

La aparición de la variante Ómicron confirma lo que los expertos advertían desde el inicio: sin inmunización generalizada, el COVID-19 seguirá avanzando.

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Foto: AP

La aparición de la variante Ómicron (B.1.1.529) del virus SARS-Cov-2 encendió las alarmas de la comunidad científica. Si bien hasta el momento se cuenta con poca información, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la definió como variante de preocupación, categoría en la que se incluye a otras variantes consideradas más contagiosas.

Según explican los expertos, Ómicron presenta un número inusual de mutaciones y es bastante diferente a otras variantes que ya han circulado. También comparte mutaciones con la variante Delta —que es dominante hasta el momento— aunque posee otras muy diferentes. 

Uno de los motivos que preocupa a los especialistas es que presenta diez mutaciones en el dominio de unión al receptor —la parte de la proteína de la espiga que interactúa con el receptor de la ECA-2 y media la entrada en las células—, en comparación con sólo dos para la variante Delta. 

Ómicron fue detectada el 24 de noviembre en Sudáfrica, uno de los países del continente que cuenta con mayor capacidad técnica para la detección de variantes. Sin embargo, también fue localizada en al menos diez países de Europa en muestras tomadas hace cerca de 11 días, lo cual confirma que ya circulaba por suelo europeo previo a su detección.

Bélgica fue el primer país en descubrir un caso en su territorio e informó que se trataba de un turista que llegó el 11 de noviembre procedente de Egipto. En Reino Unido, hay algunos casos registrados de los que no se conoce un historial de viaje en común, lo que podría ser indicio de transmisión comunitaria. En Sudamérica, dos casos fueron confirmados recientemente en Brasil, epicentro de la pandemia a inicios de 2021.

A partir del surgimiento de Omicrón, varios países han impuesto severas restricciones sobre Sudáfrica y otros países al sur del continente africano, que incluye cancelación de vuelos provenientes del continente. 

El problema de la inmunización selectiva

Ya desde el inicio de la pandemia, y principalmente a partir del desarrollo de diferentes vacunas, los especialistas en salud advertían acerca de la necesidad de impulsar una inmunización equilibrada en todos los países.

Con el inicio de la comercialización de vacunas, los gobiernos de los países centrales apostaron por la compra masiva con el fin de distribuirlos entre su población y generar un stock. En contrapartida, los países pobres enfrentaron y enfrentan aún hoy dificultades en la adquisición, lo cual demora el ritmo de inmunización.

Este es el caso puntual del continente africano, donde solamente un 10% de los 1,3 billones de habitantes fueron completamente vacunados. En los países del norte, la tasa de inmunización ya supera el 60% en promedio. Aún con esta evidente desigualdad, los expertos señalan que para hablar de niveles razonables de inmunidad más de un 80% de la población mundial debe recibir la pauta completa.

A su vez, aunque hubo un compromiso por parte de los países más ricos en donar parte de sus dosis sobrantes —Estados Unidos compró 1.000 millones de vacunas de Pfizer-BioNTech para el resto del mundo— hasta ahora sólo han llegado unas 500 millones de dosis.

La aparición de la variante Ómicron en el sur de África es un subproducto de las advertencias desatendidas sobre la desigualdad de las vacunas. El surgimiento de esta nueva variante podría alimentar las crisis de salud pública y prolongar la pandemia de Covid-19. “Sólo evitaremos que surjan variantes si somos capaces de proteger a toda la población mundial, no sólo a los países ricos”, explicó en una entrevista Seth Berkley, director general de Gavi, la organización que coordina la iniciativa de distribución de la vacuna COVAX.

Como nuevo epicentro de la pandemia mundial, Sudáfrica tiene ahora suficientes dosis de vacunas de Pfizer y Johnson & Johnson. Sin embargo, el número de personas que se vacunan es de unas 120 mil al día, menos de la mitad del objetivo del gobierno de 300 mil. 

La respuesta de los gobiernos de Europa y Norteamérica ha sido la imposición de restricciones para los viajeros que lleguen desde Sudáfrica y otros países de la región. Esta iniciativa generó malestar entre algunos funcionarios africanos. Es que en lugar de permitir la equidad global de las vacunas, estos países optan por imponer barreras a las naciones del sur de África.

“Hemos defendido, rogado y suplicado que los países de altos ingresos compartan las dosis, apoyen los TRIPS [Aspectos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio] y la producción local de vacunas en el continente. Se negaron en gran medida”, dijo Ayoade Alakija, parte de la alianza de suministro de vacunas COVID-19 de la Unión Africana. “Esto era completamente evitable. Las prohibiciones de viajar no son la respuesta, vacunar urgentemente al mundo sí”, escribió en su cuenta de Twitter.

 

Desde la Unión Africana hay reclamos sobre la falta de vacunas desde que Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea compraron por adelantado la mayor parte de los suministros disponibles a finales de 2020. El consorcio COVAX, coordinado por la Organización Mundial de la Salud y Gavi, hasta el momento se ha mostrado incapaz de compensar el déficit y llegar a las personas de mayor riesgo en los países pobres.

Los peligros de la nueva variante

Si bien hasta el momento se conoce poco acerca de esta variante, la OMS advirtió que el riesgo podría ser “muy alto”. Para saber si es más peligrosa, es necesario ratificar los análisis preliminares del organismo, que apuntan a que conlleva un mayor riesgo de reinfección y transmisión. Para comprobarlo será necesario que, inevitablemente, más gente se infecte y siga su evolución.

Con la vacunación avanzada en varios países y con muchos otros aún en un proceso lento, la incógnita es si la inmunización alcanzada será capaz de ofrecer una respuesta ante la nueva variante. “La combinación de mutaciones de Ómicron sugiere que hay una evolución selectiva y una presión por escapar del efecto de las vacunas, pero esto no es algo sorprendente”, señala Angelique Coetzee, quien descubrió la nueva variante.

Según explica Suresh V. Kuchipudi, profesor de Enfermedades Infecciosas Emergentes en Penn State, “es muy probable que la variante Ómicron no sea el final del juego y que surjan más variantes del SARS-CoV-2. A medida que este siga propagándose entre los humanos, la selección natural y la adaptación darán lugar a más variantes que podrían ser más transmisibles que la Delta”.