Cuando caía la noche de aquel 6 de enero de 2021 y recorrían el mundo las cinematográficas imágenes del Capitolio invadido por las turbas trumpistas, con personajes bizarros dejando un tendal de sangre y vergüenza, parecía inimaginable el regreso triunfal del magnate republicano.
Ese día, miles de simpatizantes del presidente saliente y derrotado Donald Trump buscaron interrumpir la certificación de la victoria de Joe Biden. Hoy, al cumplirse cuatro años de aquel inédito asalto, el Congreso estadounidense se reúne para confirmar la elección de noviembre pasado y oficializar el triunfo del autor intelectual de ese desastre, que había calificado esa jornada como “un día del amor”. Paradojas de la democracia estadounidense.
La sesión conjunta del Congreso será presidida por su derrotada contrincante, la vicepresidenta Kamala Harris. Con el antecedente de lo ocurrido hace cuatro años, por primera vez la certificación de los resultados electorales fue declarada como un Evento Especial de Seguridad Nacional.
Será el paso previo del camino formal para que el próximo 20 de enero Trump asuma como el 47º presidente de los Estados Unidos. Además de la certificación de los resultados, Washington también recibirá el féretro del expresidente Jimmy Carter, a quien se homenajeará con un funeral de Estado este martes también en el Capitolio.
Qué pasó ese día
El 6 de enero de 2021, unas 10 mil personas marcharon hacia la sede del Congreso e intentaron interrumpir la certificación del resultado electoral de noviembre de 2020. El ataque dejó cuatro muertos, unos 140 policías heridos e imágenes desopilantes como la del “chamán de QAnon”, aquel tipo en cuero con un sombrero de piel con cuernos de bisonte y una bandera de EE.UU. pintada en su rostro.
Más de 1.400 personas fueron imputadas por delitos federales relacionadas con el ataque, de las cuales más de 900 han sido condenadas.
Trump cuenta con la absolución del impeachment que afrontó acusado de alentar la sublevación y el caso está congelado ante la Justicia ordinaria.
Los avances judiciales contra quienes perpetraron ese ataque entrarán también en un terreno de incertidumbre ya que Trump prometió indultar a los agresores encarcelados, mientras que sus aliados en el Congreso presionan para que se presenten cargos penales contra quienes investigaron el asalto.
También se dan en un contexto donde ganó terreno el relato victimizante del magnate sobre lo ocurrido ese día. “Los alborotadores violentos, procesados, condenados y encarcelados, de alguna manera se convirtieron en mártires patrióticos”, señala el New York Times.
En síntesis, un Trump más poderoso y popular que nunca asumirá en un par de semanas y la democracia estadounidense consagrará el regreso al poder de quien, hace cuatro años, se negó a aceptar su derrota e incitó a sus seguidores a profanar los cimientos democráticos.