Perú profundiza su deriva autoritaria

En medio de la profunda crisis política que atraviesa Perú, la presidenta Dina Boluarte declaró el pasado jueves que pretende continuar en el poder hasta 2026.

A fines de enero, cuando decenas de manifestantes fueron asesinados producto de la represión del gobierno a las protestas tras la destitución de Pedro Castillo, Dina Boluarte emplazó al Legislativo a reconsiderar los nuevos comicios y señaló que de no hacerlo, el Ejecutivo presentaría un proyecto de ley.

Sin embargo, la misma Boluarte se desdijo la semana pasada tras una reunión con el Consejo de Ministros: “La prensa en general sabe que el tema de adelanto de elecciones está cerrado. Nosotros seguiremos trabajando de manera responsable y con ese respeto al Estado de Derecho, la democracia y la Constitución, hasta julio de 2026″.

Si bien en mayo Boluarte llegó a decir que su intención es la de “gobernar conforme a la Constitución”, esta es la primera vez que afirma sin titubeos su plan de mantenerse en el poder en los próximos tres años.

Dina Boluarte llegó al poder tras la destitución de Pedro Castillo por parte del Congreso peruano. El motivo fue la decisión del ex mandatario de disolver el parlamento y la respuesta del legislativo fue la remoción y prisión de Castillo, así como la asunción de Boluarte, que se convirtió en la primera presidenta de la historia de Perú.

Desde la destitución de Castillo comenzaron las protestas en las calles, principalmente de las comunidades campesinas del país, a lo cual el gobierno respondió con represión, violencia y muerte. 

Hasta el momento se sabe que al menos unas 60 personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad. Instituciones como la ONU han atribuido la situación al exceso desproporcionado del uso de la fuerza por parte de la policía.

Con la decisión de Boluarte de permanecer en el poder pese a su promesa inicial de convocar elecciones, se espera que las protestas continúen y, con ello, la represión policial y las violaciones a los derechos humanos aumenten.