¿Por qué el imperialismo está obsoleto en América Latina?

Entrevista con Jorge Arreaza, Canciller de Venezuela.

Por Vijay Prashad

En septiembre de 2018, el presidente venezolano Nicolás Maduro visitó China, donde se encontró con el presidente Xi Jinping y firmó una serie de importantes acuerdos en comercio y cultura. Hacia el final de su estadía, Maduro dijo que los dos países han construido “una relación de beneficio mutuo, de ganancia compartida”

Uno de los acuerdos destaca la profundidad de esta colaboración: establece la participación de China junto a la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) para construir más de 13.000 casas en en El Valle de Caracas. El foco mediático internacional  ha estado en el comercio de petróleo entre China y Venezuela, y en la ayuda de China a Venezuela; pero las conexiones son más profundas y atraviesan la vida social de las personas que luchan por escapar de sus privaciones.    

Recientemente le pregunté a Jorge Arreaza, canciller de Venezuela, sobre la relación entre su país y China, mencionó estos miles de hogares. Lo que le interesaba era el bienestar del pueblo venezolano, no solo los grandes temas del petróleo y la industria. China ha invertido y prestado miles de millones de dólares a Venezuela, lo que ha sido una inyección de capital necesaria para toda una variedad de desarrollos. China, me dijo Arreaza, “ha sido importante para garantizar la soberanía de Venezuela, ya que las agresiones de Estados Unidos han aumentado a lo largo de los años”.

Solidaridad en la pandemia

En marzo, el gobierno chino envió dos cargamentos de equipos esenciales para asistir a las autoridades venezolanas en el abordaje de la pandemia. Le siguieron cargamentos con  kits de prueba y respiradores, medicamentos y equipo de protección.

Cuando se descargaron 55 toneladas de mercancías a fines de marzo, el embajador de China en Venezuela, Li Baorong, dijo: En tiempos difíciles, los pueblos chino y venezolano están juntos. La llegada de esta ayuda fue en línea con la asociación estratégica entre China y Venezuela. Un mes después, Li le dijo a El Universal que “China apoya firmemente los esfuerzos hechos por el gobierno venezolano para garantizar la salud y salvar vidas a pesar de las severas y criminales sanciones unilaterales”.

Esa última frase es clave: severas y criminales sanciones unilaterales”. Se refiere a la dura política seguida por el gobierno de Estados Unidos contra Venezuela; esta es una política que comenzó con George W. Bush, fue profundizada por Barack Obama y luego fue reforzada por Donald Trump, sin indicios de que Joe Biden vaya a modificarla. Durante la pandemia, de hecho, Estados Unidos ha aumentado su presión sobre Venezuela, impidiendo que el gobierno acceda a asistencia financiera y realice su comercio normalmente, sin mencionar el uso de amenazas militares para derrocar al gobierno.

China continúa comerciando

Estados Unidos, me dijo Arreaza, “ha llegado al extremo de llevar a cabo modernos actos de piratería, parando barcos en medio del océano y robando carga que fue pagada por el pueblo venezolano”. Estados Unidos no solo ha tratado de bloquear a Venezuela, sino que continúa interfiriendo en sus asuntos políticos internos; esto incluye  el intento por socavar las elecciones legislativas que se celebrarán el 6 de diciembre.

China ha ignorado en gran medida las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela, que es el mayor receptor de préstamos chinos. Cuando China declara que seguirá comerciando con Venezuela”, me dijo Arreaza, se está oponiendo a la ilegalidad de las medidas coercitivas de Estados Unidos sobre Venezuela”. La dificultad de Venezuela para pagar el servicio de la deuda con China es considerada en Beijing como resultado del régimen de sanciones ilegales, que ha hecho imposible una actividad económica normal. La estrategia de capital paciente de China y su comprensión de la presión geopolítica sobre Venezuela son clave para comprender su relación.

E.E.U.U. bienvenido al Comercio

El año pasado, Estados Unidos desarrolló un nuevo programa llamado América Crece, que es una iniciativa del gobierno para ayudar a las corporaciones privadas estadounidenses a invertir en el Caribe y América Latina; el propósito expreso del programa es evitar la inversión china en la región.

“Estados Unidos es bienvenido a ofrecer un programa para aumentar la presencia de sus empresas en nuestro país”, me dijo Arreaza, “pero no tiene derecho a impedirnos comerciar y asociarnos con quien consideremos más beneficioso para nuestro propios intereses”. No son China o Venezuela quienes están utilizando la presión política para bloquear la inversión del sector privado de Estados Unidos -si la inversión es beneficiosa para el país- pero es el gobierno de Estados Unidos el que ha dicho explícitamente que le gustaría evitar la inversión china en el hemisferio.

El Secretario de Estado de los E.E.U.U, Mike Pompeo, estuvo en Guyana para impulsar la inversión de ExxonMobil en el país. Durante su breve visita, Pompeo pidió al gobierno guyanés de Irfaan Ali que rechazara a China. “Guyana, como Venezuela, y cualquier otro país del mundo, en realidad, tiene derecho a elegir con quién asociarse”, dice Arreaza, “pero lo que está claro es que Estados Unidos no puede imponer sus programas en nuestro continente ni pretender que tiene derechos exclusivos como socio comercial”.

El desarrollo de América Crece por parte del gobierno de Estados Unidos, sugirió Arreaza, es una “Doctrina Monroe 2.0”, refiriéndose a la Doctrina Monroe de 1823 que Estados Unidos utilizó para reclamar influencia territorial a lo largo del hemisferio americano. “El colonialismo está pasado de moda en esta región”, dijo Arreaza. “No podemos permitir que se imponga un nuevo escenario de Guerra Fría en nuestra región”.

Sin interferencia de China

Los gobiernos de América Latina y el Caribe con estrechos vínculos con Estados Unidos han luchado durante esta pandemia para gestionar sus lazos con China. El ministro de salud de Brasil anunció en octubre que el país compraría vacunas COVID-19 de China. El presidente Jair Bolsonaro, un aliado incondicional de Trump y Pompeo, escribió agresivamente en Twitter: El pueblo brasileño no será el conejillo de indias de nadie”, en rechazo a la compra de estas vacunas simplemente por motivos geopolíticos.

No obstante, muchos de estos gobiernos han tenido que seguir comerciando con China, la única economía importante del mundo que ha podido salir de la recesión del coronavirus. China, dice Arreaza, comercia con países sin interferir en sus asuntos internos. Esto es bastante diferente del modelo occidental, en particular el supervisado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que impulsa el ajuste estructural junto con los préstamos. Debido a que China respeta las decisiones soberanas de un país, Arreaza me dijo: China ha demostrado ser un socio confiable para la región y puede continuar desempeñando un papel clave en nuestro desarrollo durante muchos años”.

 
 
Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es colaborador de redacción y corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y el director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. Es miembro senior no residente del Instituto de Estudios Financieros de Chongyang, Universidad Renmin de China. Ha escrito más de 20 libros, incluidos The Darker Nations y The Poorer Nations. Su último libro es Washington Bullets, con una introducción de Evo Morales Ayma.
Este artículo fue elaborado por Globetrotter .