La elección que definirá quién será el próximo presidente de los Estados Unidos genera expectativas por lo que representa la figura de Donald Trump para las derechas latinoamericanas y la creciente ola de violencia por él alimentada. Tres especialistas nos dicen qué esperar de lo que deje la disputa.
Por Ana Dagorret
Cualquier elección presidencial genera incertidumbre por tratarse de proyectos en disputa. Así lo fueron las presidenciales en Argentina de octubre de 2019, la reciente elección en Bolivia que consolidó la fuerza del Movimiento al Socialismo y la opción por el sí a una nueva constitución en Chile que destierre los últimos vestigios de autoritarismo que se arrastran de la dictadura. Bien lejos del sur pero con una enorme influencia en la región, la disputa electoral en Estados Unidos llega como una opción entre el neofascismo expresado por Donald Trump y la aparente moderación de Joe Biden.
Para América Latina podría tratarse de una elección más, ya que nunca el partido político al mando de la Casa Blanca significó progreso para la región. Aún así, en un contexto donde el discurso de odio y la justificación de la barbarie se volvieron la bandera adoptada por varios líderes regionales, la disputa presenta perspectivas diferentes ante un panorama por demás polarizado.
Para Florencia Grillo, politóloga especializada en política estadounidense y autora del podcast El Ala Oeste, una victoria de Biden presentaría mejores alternativas tanto para la región como para los latinoamericanos que viven en Estados Unidos: “Hay algo en relación con la cuestión migratoria que está cambiando en el Partido Demócrata. Biden ha dicho que de ser electo presentaría un proyecto en el Congreso para nacionalizar a más de 11 millones de personas, entre ellos los hijos de inmigrantes ilegales que nacen en territorio estadounidense. Y esto choca con la propuesta republicana de cerrar la frontera y levantar un muro”.
En ese sentido Grillo advierte acerca de lo que fue la política adoptada en relación a los migrantes en el último gobierno demócrata: “Si bien es cierto que Trump rompió con una tradición en materia de política exterior no olvidemos que durante el gobierno de Obama se deportaron más de tres millones de latinos”.
A esta decisión se le suman las intervenciones militares en países como Afganistán, Irak y Siria durante la última gestión demócrata, algo con lo cual Trump decidió romper tras su llegada a la Casa Blanca. “Lo que hizo Trump fue reducir o mantener la presencia norteamericana en esos países, sin incrementarla, y aumentar la presión sobre América Latina” explica Carlos Ciappina, docente de Historia de América Latina de la Universidad Nacional de La Plata.
Por otro lado, resulta fundamental pensar esta elección en un contexto global donde Estados Unidos ya no aparece como la única e incuestionable potencia mundial: “Hoy ya no pueden tener una política unilateral para todo el planeta y eso tiene un impacto enorme sobre América Latina, porque esa especie de retiro que hace Trump de la lucha global lo lleva a concentrarse en su propio territorio, reduciendo o manteniendo la presencia militar en otros países y aumentando la presión sobre América Latina” apunta Ciappina.
Carlos Ciappina también afirma que un eventual triunfo de Trump profundizaría esa estrategia: “Las consecuencias serían muy concretas y estarían en la línea de lo que vimos en los últimos cuatro años, que es intervenir y tener mayor injerencia. Ese panorama va a empoderar todavía más a las derechas latinoamericanas, que de por sí ya están movilizadas y un triunfo de Trump les daría un respaldo político, lo cual es muy grave para los procesos democráticos porque se buscaría intervenir y tener mayor injerencia en países como Venezuela, Argentina y Bolivia”.
Federico Larsen, periodista, docente y analista internacional resalta que una eventual victoria demócrata tendría consecuencias políticas concretas para algunos líderes regionales: “En el caso puntual de Bolsonaro puede verse afectada su retórica a favor de Trump y sobre todo ligado a la cuestión de Amazonas. Vimos de hecho en uno de los debates como Biden dijo que estaba dispuesto a crear un fondo para la preservación ambiental en la selva amazónica ante el desastre que se está haciendo, algo a lo cual Bolsonaro reaccionó diciendo que él no aceptará sobornos y que apoya la reelección de Trump”.
En relación a las expectativas para la región los tres especialistas coinciden en que el proyecto no cambia de acuerdo al partido que gobierna. “En un libro escrito por Biden él explica en uno de los capítulos su visión sobre la integridad y el desarrollo de América Latina como una tierra estratégica para Estados Unidos en el mapa geopolítico”, comenta Grillo.
En la misma línea, para Larsen “no hay una diferencia de fondo pero si hay una diferencia de forma. El objetivo principal es tratar de no perder hegemonía en América Latina y eso está explícito en la estrategia de seguridad aprobada en 2017, que si bien fue una propuesta de Trump fue aceptada por los demócratas”.
Las diferencias en la forma, si bien no alterarían los objetivos del imperio en los países de la región, presentarían abordajes diferentes según quien ocupe la Casa Blanca. “Un gobierno Trump mantendría el postulado del uso del hard power, es decir el uso del chantaje desde el punto de vista económico, presencia militar y, al mismo tiempo, una estrategia basada en el bilateralismo con la relación Estados Unidos otro país, que es lo que se está haciendo con Colombia y Brasil y ha logrado buenos resultados”, explica Larsen.
La diferencia con Trump estaría dada en relación al abordaje de esa dominación: “Biden no tiene objetivos diferentes pero si otros métodos para alcanzar esos objetivos y buscaría abrir las instancias multilaterales de discusión, claramente con un programa muy similar al de Trump. Además, en lugar del hard power propuesto por Trump, se implementaría lo que hoy se conoce como smart power, es decir un poder inteligente, que junta la capacidad de atraer el interés de otros países hacia el modelo que representa los Estados Unidos con otro tipo de herramientas como el financiamiento del desarrollo y acuerdos comerciales” destaca Larsen.
Ante una victoria demócrata, Ciappina coincide con Larsen y resalta que no puede esperarse un retiro norteamericano de la región pero que tal panorama presentaría mejores perspectivas: “Si gana Biden podemos esperar un modo más sutil en la política exterior estadounidense, con más margen para la negociación política y con presión interna hacia el partido demócrata, que cuenta con un ala más radicalizada en cuanto al respeto a los derechos humanos, con lo cual habría más posibilidades para los gobiernos populares de la región de tener un nivel de negociación política menos intransigente que con un triunfo republicano”.
La elección presidencial de Estados Unidos presenta un panorama que no deja lugar a dudas en relación a lo que se puede esperar para América Latina. Solo resta saber de qué forma continuará esa injerencia, si con violencia, destrato y discurso de odio ante una victoria de Donald Trump, o con una diplomacia algo más amigable pero igualmente depredadora ante una victoria de Joe Biden.