El contundente resultado del balotaje dejó boquiabierto a más de un analista político, centralmente si se ponen en consideración los números obtenidos por las principales fuerzas en las elecciones generales de octubre. El resultado del balotaje surge de la suma casi perfecta entre los votos que sacaron La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio en la primera vuelta. Fue la reunión en torno a una misma oferta electoral de dos universos distintos: el antiperonismo clásico representado por los cambiemitas, y una nueva fuerza social con raigambre en la juventud de los sectores populares, y con una gran impulso por impugnar a un sistema político en crisis.
Este acontecimiento que viene a reconfigurar el mapa político de los últimos 20 años, ameritara largas horas de análisis, y para ellos será necesario desmenuzar la composición del batacazo de noviembre.
En primer lugar, la división a groso modo entre interior y AMBA. Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva en el centro de investigación y diseño de políticas públicas Fundar, destacó en sus redes aspectos del voto libertario que, obviamente, al haberse compuesto de 14,4 millones de electores está signado por la heterogeneidad y el policlasismo. Javier Milei fue el más votado en provincias donde algunas de sus medidas serían contraproducentes.
Una de las interpretaciones posibles para entender esta diferencia ente estas dos regiones puede ser un “castigo” a la llegada de medidas, subsidios y programas centrados en la región céntrica, mientras el interior quedó relegado incluso desde la pandemia. Un “planchazo” de los gobernadores por decirlo de alguna manera, que luego de las elecciones generales no intervinieron en el balotaje nacional.
Más interesante aún es analizar la composición social del voto en cuento a la percepción de ingresos. La consultora Prosumia examinó el voto visualizando en qué sectores se hacían más fuerte ambos candidatos (si bien no tiene aclaraciones de edad ni geográficas). Milei pisa con fuerza entre los cuentapropistas (63,5% frente a 30,6% de Massa, con casi 6% de blancos) y los informales. Donde menos lo aceptan es entre los jubilados y pensionados.
¿Por qué un sector que de antemano es entendido como “descarte” por las políticas de Milei voto tan masivamente al candidato libertario? ¿Por qué un sector tan poco beneficiado por el actual gobierno se inclinó por Sergio Massa? En primer lugar, si observamos la caída del poder adquisitivo del salario, desde que asumió el gobierno de Alberto Fernández los informales y los cuentapropistas han caído en picada. Este enorme descontento pudo haber calado hondo en este electorado silencioso pero poderoso. Una bronca profunda y radicalizada que pidió desesperadamente un cambio.
En cuanto a jubilados y pensionados, quizá el votó se inclinó bajo el criterio de supervivencia ya que la motosierra mileista y la vueta discursiva a las AFJP asustaron a más de un beneficiario. En cuanto a los sectores formales, la caída durante el gobierno de Alberto Fernández fue más o menos amortizada, por ende, el voto se inclinó levente hacía el libertario. En cuanto a la jerarquía de empleo, “Milei tuvo casi 90% de intención de voto en ocupaciones militares. Y grandes diferencias en trabajadores de servicios y vendedores (25 puntos de ventaja)”, subraya el representante de Fundar.
Massa tuvo más eco en los trabajadores agropecuarios, aunque el sector rural en general apoyó más a Milei. También en el administrativo hubo menor diferencia, pero siempre ganando el candidato libertario que, paradójicamente, aparece con un 56,8% de voto en profesionales científicos e intelectuales, a pesar de su propuesta de cerrar el CONICET.
Sin dudas fue una elección signada por el descontento y el ansia de cambio bajo un sistema político estancado y caduco. Aun así, gran parte del electorado se ha volcado a las urnas en busca de respuestas, lo cual sigue poniendo en vigencia a la democracia como arena para la elección de los rumbos del país.