Los bancos de imágenes existen hace varios años, y forman parte de la vida diaria de los trabajadores de prensa a la hora de ilustrar sus producciones, y las de organizaciones e instituciones.
A los bancos de imágenes los nutren fotógrafos, ilustradores, diseñadores y en los últimos tiempos se incorporaron las imágenes generadas por inteligencia artificial.
Estos bancos suelen ser muchas veces inaccesibles por sus costos para medios populares y comunitarios, como para las organizaciones campesinas y sociales.
Bajo esa problemática surge MINGA. “Nuestra motivación desde Tierra Viva fue darle espacio en la representación visual al campo que produce alimento, al que habitan los paisanos y paisanas, y sobre todo al campo que cuida del territorio, y que es amigable con los recursos”, cuenta Nicolás Pousthomis, fotógrafo, editor de fotografía de Tierra Viva y quien estuvo al frente de la construcción de MINGA.
La idea del Semillero de Imágenes surge como respuesta a la representación actual que existe del campo; el que deja commodities, y utiliza prácticas del monocultivo. “El que los medios hegemónicos plantean como la única salida posible”, dice Nicolás Pousthomis.
En la representación visual del campo “convencional” predominan las máquinas cosechadoras, los aviones mosquitos, campos enormes verdes y pocas personas.
Nicolás cuenta que decidieron no llamarlo banco de imágenes por el carácter lucrativo de la palabra, sino prefieren utilizar “semillero”, como un espacio donde a partir de las semillas se crearán cosas nuevas. En este caso, servirá como insumo para quienes quieran utilizar las imágenes para contar la ruralidad y la producción de alimentos.
El proceso de selección de las 500 fotografías que integran el Semillero duró aproximadamente un año, y contó con la participación de 12 fotógrafos; Nicolás Pousthomis, Anita Pouchard Serra, Diego Izquierdo, Emiliano Viana, Gisela Volá, Hernán Vitenberg, Julio Carrizo, Matías Sarlo, Natalia Roca y Susi Maresca y los colectivos Alumbra Visual, LUAN Colectiva de Acción Fotográfica.
Susi Maresca es fotógrafa documental y fotoperiodista, y participó en la primera etapa de MINGA. “Es una apuesta por el trabajo colectivo y también por construir narrativas que nos ayuden a sostener estos tiempos tan complejos donde todos los días nos encontramos con un bombardeo de noticias que están alejadas de nuestras vidas cotidianas y de nuestra realidad”, dice la fotógrafa.
“En esas imágenes hay muchas historias de amor, de resistencia, de soberanía alimentaria, que nos vinculan con la vida real, con la vida misma y que es necesario empezar a introducir esos relatos”, agrega.
Hernan Vitenberg es fotoperiodista, docente y editor, y también forma parte de la primera etapa de este semillero. Realiza registros fotográficos sobre la producción de alimentos y el trabajo que realizan los productores y productoras agrupados en la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT)
“Un banco de imágenes sirve para equiparar la vara en la construcción de noticias de los medios populares y comunitarios frente a los hegemónicos y empresariales”, dice Hernán
“La fotografía es irremediablemente memoria. Apenas hecha, se convierte en registro del pasado. En un país como Argentina, en el que el vértigo de los acontecimientos nos obliga a practicar la memoria selectiva para recordar lo que sucedió apenas unos días atrás: ¿cómo construir historia colectiva si no tenemos ni siquiera las imágenes idóneas para contar el presente?”, manifiesta Nicolás Pousthomis.
Tanto para Susi como para Hernan haber sido convocados por Tierra Viva, “fue un mimo al alma”; un nuevo reconocimiento a su trabajo que llevan hace varios años.
Para el registro colectivo optaron por un tipo de licencia fotográfica que permite el uso libre de las imágenes sin fines comerciales. Es decir, empresas como Clarín, o La Nación, no podrían apropiarse de esas imágenes gratuitamente sino que deberán pagarlas.
Esta licencia dice también que en caso de compra, el pago lo recibe íntegramente el autor de la fotografía. “Justamente no queremos contribuir a precarizar aún más la situación de los fotógrafos que están en esos medios”, dice Nicolás. Y a su vez, “se busca que las fotografías tengan una carga ideológica, militante, y que estén los sentidos de quienes las hacen”, agrega Nicolás.
En el semillero prima la mirada desde los territorios, las poblaciones locales y los protagonistas de los relatos. Se buscó crear un conjunto de imágenes que muestran la pluralidad de los territorios, los trabajos y las problemáticas, con perspectiva federal.
“Vale la pena en este contexto relatar lo que nos pasa a nosotros, a la personas que nos brindan el alimento, a quienes luchas y que no solo piensan en el presente sino en las futuras generaciones”, concluye Susi Maresca.
Nota publicada originalmente en www.desdelaraiz.ar por Pedro Ramos