Las elecciones de este domingo en Alemania marcaron un claro giro a la derecha. Como se preveía, el bloque conservador, formado por la Unión Social Cristiana (CSU) y la Unión Demócrata Cristiana (CDU), quedó en primer lugar con el 28,5% y seguramente logre formar gobierno con los socialdemócratas. Pero la nota principal fue el histórico desempeño de la ultraderecha Alternativa por Alemania (AfD), que duplicó sus votos y quedó en segundo lugar con el 20%, en la mejor desempeño desde la caída del nazismo.
Los conservadores de CDU/CSU, liderados por Friederich Merz (se espera que se convierta en el próximo canciller), recuperaron protagonismo pero quedaron por debajo del 30% que estimaban en la previa y muy lejos de lo que eran en tiempos de Ángela Merkel.
El gran derrotado fue el Partido Socialdemócrata (PSD) del actual canciller, Olaf Scholz, que quedó tercero con el 16% en la peor elección en sus 161 años de historia. Por detrás quedó el Partido de Los Verdes (11,6%), mientras que la Izquierda de Die Linke obtuvo un 8,7%, mucho más de lo que vaticinaban las encuestas, y el Partido Liberal Demócrata (FDP) se desplomó al 4,9%.
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De esta manera, Merz deberá pactar una nueva alianza para establecer una mayoría en el recinto, lo que se traduce en reeditar la siempre incómoda coalición entre conservadores y socialdemócratas.
Merz dijo que aspira a que Alemania cuente con un nuevo Gobierno “antes de Semana Santa”, es decir, en la primera quincena de abril, y rechazó tajantemente una alianza con la extrema derecha. “Quieren todo lo contrario de lo que queremos nosotros, y, por tanto, no es posible gobernar con ellos”, afirmó tras el triunfo del domingo.
Otra novedad de estos comicios fue el récord histórico de participación, que alcanzó el 84%, la cifra más alta desde la reunificación del país en 1990. Seis puntos más que en la elección general de 2021 en la que se forjó el armado de la coalición “semáforo”, la alianza entre los socialdemócratas, Verdes y Liberales, que terminó de derrumbarse hace sólo unos meses.
Ahora, asoma una nueva alianza para mantener el “cordón sanitario” que le ponga un freno al ascenso de la ultraderecha. Como sea, la AfD, que contó con un explícito apoyo de Elon Musk, quedó como la segunda fuerza más votada casi duplicando su apoyo en las urnas en comparación con el 10,4% que obtuvo en 2021. De esta manera, consigue unos 143 escaños en el Bundestag (el parlamento alemán), 67 más que los que ya tenía.
El partido que lidera Alice Weidel y propone la expulsión masiva de inmigrantes hizo su mejor elección desde su lanzamiento en 2013 y se convirtió en el primer partido de ultraderecha en la historia de Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial en alcanzar tanto apoyo popular.
Ultraderechista Alternativa para Alemania obtiene los mejores resultados de su historia y pide formar parte del Gobierno
La líder del partido populista #AliceWeidel celebró el ascenso de su partido a segunda fuerza del país y reiteró su voluntad de participar en el gobierno,… pic.twitter.com/rEd8IEWa9s
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Como en buena parte de Europa o como en la propia Argentina, la ultraderecha logra capitalizar el descontento de gran parte de la población, en este caso por la recesión económica y el aumento del desempleo.
El gobierno de Scholz se vio forzado a anticipar las elecciones generales luego de que su alianza colapsara y perdiera la confianza del Congreso a fines del año pasado.