Tras dilatar el tema durante semanas, Victoria Villarruel convocó este jueves a sesión en el Senado y aceptó incluir en el temario el tratamiento del polémico decreto de desregulación de la economía.
La vicepresidenta se resistía a incluir el tema, sabiendo de qué una vez que el tema llegase al recinto el rechazo sería inevitable. Además de Unión por la Patria, otras fuerzas de la oposición adelantaron su voto negativo al DNU.
La dirigente libertaria cedió a la presiones que motorizó Unión por la Patria, una bancada de 33 legisladores que reclamó de manera constante que el DNU sea puesto a consideración, a la que se le sumó un grupo de senadores integrado por el bloque de peronistas antikirchneristas de Unidad Federal y fuerzas provinciales.
A la vicepresidenta se le hacía cada vez más difícil mantener cerrado el recinto del Senado con el único objetivo de evitar el debate de la polémica medida dictada por el gobierno de Milei en diciembre del año pasado. Además, es consciente de que el rechazo al DNU aumenta a medida que sus efectos empiezan a hacerse sentir en la vida cotidiana de la sociedad, como con el aumento de las prepagas.
En la oposición dialoguista, existe una tensión cada vez más grande. El caso más emblemático es el de la UCR. El senador Martín Lousteau impulsó comunicados oficiales del Comité Nacional alentando el rechazo. Pero el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, le salió al cruce y anticipó que en el radicalismo hay una mayoría que apoya al DNU.
La parte más dura al DNU de la UCR se encuentra en el senado. El vicepresidente del bloque, el fueguino Pablo Blanco, había, incluso, firmado junto a otros bloques provinciales uno de los pedidos de sesión para tratar el DNU.
No fue el único que advertía que, de llegar el decretazo al recinto, lo votaría en contra: en ese grupo estaban también Víctor Zimmermann, Maximiliano Abad, Daniel Kroneberger y el propio Lousteau.
Parece que la sentencia en el Senado está escrita. Pero el decreto, de todos modos, tiene una salvaguarda. Los decretos de necesidad y urgencia requieren para ser dejados sin efecto el rechazado de las dos cámaras.
El rechazo en el Senado no implicaría la caída del 70/23, ya que faltaría que la Cámara de Diputados, que preside el libertario riojano Martín Menem, también lo rechace. Si el Senado desaprueba el decretazo, la tentación de que en Diputados corra la misma suerte crecerá de manera inevitable.