Chile atraviesa una de las campañas más importantes en sus últimos 31 años de democracia, en un contexto de pandemia, alta abstención, conflicto mapuche y un cambio de paradigma institucional tras la crisis social de 2019.
El diputado de izquierda de la coalición Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, y el ultraderechista del Partido Republicano, José Antonio Kast, se disputan voto a voto la presidencia. Más atrás quedaron Sebastián Sichel, quién se desinfló en las encuestas luego de partir como favorito, y Yasna Provoste, candidata de la Democracia Cristiana que no logró apuntalar su candidatura.
Aún así se proyecta una alta abstención. Al igual que otros comicios, se espera que concurra a votar un 50% del padrón electoral. En las últimas semanas, tres variables comenzaron a jugar un rol central en la campaña: rebrote del Covid-19, acusación presidencial contra Sebastián Piñera y el conflicto mapuche en el sur austral de Chile.
Tercera ola de Covid-19
Desde el mes de octubre, Chile comenzó a atravesar una tercera ola con más de mil casos diarios llegando a picos de 2 mil —fundamentalmente de la variante Delta—. El total de personas diagnosticadas con Covid-19 alcanza la cifra de 1.715.352, de las cuales 13.261 se encuentran en etapa activa.
Chile dispone un plan llamado “Paso a Paso” que contiene cinco etapas de flexibilización de la cuarentena. Previo al rebrote, la mayoría de las regiones había avanzado a la etapa 5 con la consecuente reactivación de su vida social y económica. Pero debido al rebrote varias comunas debieron retroceder, aunque la mortandad no es comparable con la primera y segunda ola que sufrió el país.
“Este rebrote se da a pocos días de las elecciones. Hay también análisis que muestran que el gobierno, en pos de mejorar el humor social, liberó varias actividades y hoy se está cosechando mayor cantidad de casos debido a la falta de control”, explica Víctor Bahamonde, referente del Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (Modatima).
Uno de los contagiados en esta nueva ola fue ni más ni menos que Gabriel Boric, lo que derivó en el aislamiento del resto de los candidatos luego de participar en un foro sobre Pymes. Desde la ex Concertación buscaron sacar tajada del contagio de Boric, aunque su participación en el debate presidencial fue previa al diagnóstico. El ataque de la Concertación a Boric y la posibilidad de que abra un sumario sanitario en su contra por posibles faltas al protocolo, no hizo más que despertar apoyo al candidato de la izquierda chilena.
La campaña entró en modo virtual, con todos los candidatos en cuarentena preventiva. Las grandes figuras se vieron obligados a realizar actos y propaganda a través de las redes, al menos hasta el pasado martes 9 de noviembre. Esta modalidad autorizó a que se muevan las estructuras partidarias, con diputados y candidatos a otros cargos obligados a mantener la presencia callejera, reviviendo una épica de militancia en la que los partidos de izquierda salen fortalecidos.
Piñera contra las cuerdas
En una sesión que quedará para la historia, la Cámara de Diputados aprobó la acusación constitucional (juicio político) contra el presidente Sebastián Piñera por las maniobras reveladas en los Pandora Papers.
“Hace dos o tres años, con la publicación de los Panama Papers, se sabía que Piñera había vendido la minera Dominga a través de un paraíso fiscal. Sin embargo, ahora se conoció que la tercera cuota del pago estaba condicionada a un acto de gobierno. Esto tuvo fuerte repercusión en lo social y principalmente en lo político. Partidos de derecha como Renovación Nacional sostuvieron que la corrupción debía ser investigada”, señala el referente de Modatima.
El contagio de Gabriel Boric también generó un contratiempo en la votación de la acusación. Varios diputados del Frente Amplio eran contacto estrecho y esto les impedía estar en la sesión que comenzaba el día lunes 8 de noviembre, pudiendo incorporarse recién a las 0 horas del día martes 9 de noviembre.
Ante esta situación y con la falta de votos necesarios, Jaime Naranjo, el responsable de defender la acusación, lideró la estrategia opositora para alcanzar los 78 votos requeridos. Naranjo habló durante 15 horas para lograr que el diputado Jackson Giorgio pudiera ingresar al recinto tras finalizar su aislamiento. Tanto el discurso de 15 horas como la transmisión vía Instagram con la salida de Jackson desde su casa hasta la Cámara de Diputados obtuvieron miles de reproducciones, y cristalizaron una fuerte expectativa en la votación contra Sebastián Piñera. “Piñera es un presidente moribundo, que no tiene apoyo ni de sus propios parlamentarios”, afirma Bahamonde.
“Piñera es un presidente moribundo, que no tiene apoyo ni de sus propios parlamentarios”
La aprobación de la acusación contra Piñera generó un cimbronazo. En principio, es un nuevo golpe contra el oficialismo y un debilitamiento a la sepultada candidatura de Sebastián Sichel. En lo operativo, significa la imposibilidad de que Piñera salga del país hasta que se realice la votación en Senadores.
La Cámara de Senadores deberá ahora juzgar al presidente en ejercicio sobre lo revelado en Pandora Papers. El próximo martes comenzará el debate, en donde se necesitan dos tercios de los votos para aprobar la acusación constitucional, y se especula que el presidente contará con un tercio de los congresales para salvarse de la destitución en primera instancia. Si esto sucede, la acusación pasaría a una Comisión Mixta y de ahí se volvería a votar en el pleno de la Cámara de Senadores.
Naranjo preparó un discurso de más de 1.300 páginas y concluyó la acusación sosteniendo: "El país juzgará a aquellos parlamentarios que se opusieron o votaron en contra. Chile juzgará”. https://t.co/EOY3SS5y0U
— Agencia Red Global (@argmediosok) November 9, 2021
Represión a la comunidad mapuche
En la parte austral sur, fundamentalmente en la región de La Araucaria y Biobío, existe un conflicto permanente entre la comunidad mapuche y el Estado chileno. Durante las últimas semanas esta tensión se profundizó luego del descarrilamiento de un tren y actos incendiarios contra las empresas forestales.
El gobierno chileno reaccionó decretando el Estado de Emergencia, que le permite desplegar las fuerzas armadas en las calles. El Ejército chileno se instaló en La Araucaria y la Marina en el Biobío, con el fin de patrullar zonas rurales y realizar allanamientos.
“En la última semana un patrullaje de Carabineros y militares se enfrentó a una comunidad mapuche que había cortado el camino. Los testimonios de gente que estaba intentando avanzar por la ruta cuentan que la armada empezó a disparar a mansalva y asesinó al comunero Jordan Yempi e hirió a varias personas. Muchas de ellas son personas que estaban en sus vehículos esperando que se libere el camino”, cuenta Bahamonde. “Las comunidades están reclamando contra las empresas forestales que están en territorio mapuche, y por la recuperación de tierras que hace poco menos de 100 años fueron robadas a los mapuches y adquiridas por estas empresas”.
El conflicto juega, en parte, en favor de la candidatura de José Antonio Kast. El discurso de “orden” y “disciplina” logró captar apoyo de la población cercana a los territorios mapuches, que salió a saludar a los militares a las calles tras el despliegue ordenado por Piñera.
Un escenario autoproyectado
Así es que Chile se encamina a un escenario de balotaje luego del próximo 21 de noviembre. La fallida candidatura de Sichel llevó a los medios de comunicación y encuestadoras a posicionar a Kast como un competidor potable. El discurso represivo le ha permitido al candidato de extrema derecha canalizar el voto más conservador de la población chilena, desencantada con el gobierno por la actitud tomada desde las movilizaciones en 2019.
“Hay una estrategia clara de la derecha para instalar fuertemente a una candidatura que no estaba dentro del mapa de los partidos políticos”, remarca Bahamonde. “Varios parlamentarios y sectores de derecha fueron quitándole el apoyo a Sichel, que era el candidato del oficialismo, para volcarse a José Antonio Kast”.
Las encuestas cumplen un doble rol en la carrera presidencial: por un lado, sacar una foto de las intenciones de voto —cada vez más desprestigiadas por los graves errores en elecciones de todo tipo y color—. Pero más interesante aún es su rol en hacer política. Este instrumento también cumple la función de impulsar o promover una realidad a base de estadísticas. Los últimos datos indican un escenario autoproyectado: Boric y Kast se encaminan al balotaje.