Argentina: federalismo mata grieta

El plan federal como urgencia y estrategia del gobierno para ampliar alianzas. Los gobiernos provinciales piden pista en pleno año electoral.

Federalismo federal Argentina
Wado de Pedro recorre el interior buscando consenso con dirigentes del peronismo.

Coalición y transitorio son los 2 conceptos que le hacen de partida al Frente de Todos. Bendición o maldición, dependiendo del contexto, lo concreto es que la apuesta por una política federal se presenta como una solución para las disputas internas y externas. Bajo el nombre de Plan de Desarrollo Federal, el ministro del Interior, Wado de Pedro, recorre Argentina buscando el consenso con dirigentes del peronismo que amagan permanente en salir a jugar la propia y piden tener voz en la lapicera electoral de sus provincias.

En 2017 Rogelio Frigerio acordaba un consenso fiscal con las provincias para devolverles el 15% de la Coparticipación y “cada uno se las arreglaba”. Ahora el Ministerio del Interior a secas que conduce De Pedro vino a pedir colaboración a cambio de obras, una oferta difícil de rechazar para muchos proyectos que buscan ganar las elecciones locales en un contexto tan difícil como el de la pandemia.

Federal starter pack

La caja propia con la que cuenta el Ministerio del Interior está compuesta por los 1.020 millones de dólares de créditos del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) para solventar el Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional (FFFIR) —los famosos Aportes del Tesoro Nacional (ATN)— más los fondos de emergencia para el desarrollo provincial.

El plan federal para Argentina se propone arrancar con una Estación de Cargas en Tucuman, la reparación del Ramal CC10 en Catamarca, una fábrica de baterías de litio en Jujuy, líneas de alta tensión y gasoductos en Salta, y la expansión de la red del Belgrano Cargas para convertirlo en un canal de exportación, con la intención de formar parte de una administración mixta de la empresa.

El ejecutivo quiere cumplir, a mediano plazo, con dos condiciones básicas: divisas y salarios. Los enormes desembolsos destinados a infraestructura en el interior responden a esta tarea, que es generar trabajo en torno a la obra pública, al tiempo que favorece las condiciones para la llegada de industrias que necesitan el acceso al agua, la energía y las rutas para desarrollarse.

De fondo está quizás una de las metas más ambiciosas por parte del Frente de Todos, que es llegar a China a través de la cordillera con la construcción de un corredor bioceánico. El túnel de Agua Negra representa una apuesta por la integración regional, una suerte de ruta de la seda criolla, ideada en 2009 por Cristina Fernández junto a la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet y el ex mandatario de Brasil, Lula Da Silva.

Actualmente, la mayoría de las producciones regionales que tienen destino en Asia van de salida por el puerto de CABA. No sólo es una cuestión de generar condiciones industriales, abaratar costos de flete y conseguir divisas, también se pone en juego una perspectiva de modelo productivo que discuta la centralidad del poder. Una revancha histórica ante la propuesta de una democracia de puerto único.

Casi sin distinción entre propios y ajenos, cada provincia que está ubicada en la ruta al centro del país ya tiene en la agenda una serie de obras. Claramente no se apunta a modificar el carácter dependiente o primarizado del país, por el contrario: una de las patas fuertes está centrada en la llamada “Inserción de la Región Centro en China”, la zona que particularmente se ha dedicado a la siembra de granos y en la cual está primando el pasaje de la soja al maíz (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos), principal insumo para las granjas porcinas que nuestros socios comerciales quieren ubicar en el país. Durante el 2020, los puertos argentinos despacharon 56,5 millones de toneladas de granos, el maíz tuvo su mayor volumen histórico, casi el 64% del total.

Una segunda parte está planificada en un sentido municipalista, con el proyecto de Capitales Alternas y el Programa Federal Municipios de Pie. Estos consisten en aumentar el nivel de participación política de intendentes, así como también la conformación de un fondo de préstamos de 11.540 millones de pesos. Esto sí es una novedad en la forma de construir consenso por parte de la conducción peronista, ya que amplía el abanico de interlocutores frente al método tradicional de bajar recursos al gobernador provincial y que este discrimine como repartirlos.

No sólo es una manera de habilitar a otros núcleos de poder dentro de las provincias, sino que también es una forma de tender los puentes hacia un consenso más amplio con algunos dirigentes no tan afines, con mención especial de la UCR, que se trata de un partido de mucho arraigo en el interior del país y fundamentalmente en municipios relegados. En la primera etapa, el peronismo rebelde de Córdoba fue la segunda provincia más beneficiada con 23 municipios incluidos, tan sólo uno por detrás de Buenos Aires.

Una nación para el empresariado argentino

La 26° Conferencia de la UIA fue la primera plataforma pública de reencuentro por parte del gobierno con el empresariado industrial, que está encolumnado detrás del bloque tradicional del poder económico. Con un día completo destinado a la perspectiva federal y el cierre a cargo de Wado de Pedro, el Frente de Todos expuso su proyecto de inclusión al sector del capital que más sufrió durante el período de Cambiemos.

Fe
26° Conferencia de la UIA

El economista Alfredo Zaiat lo resume como un intento de ampliar la base social de la alianza con el sector privado, incluir a las pymes, las cooperativas y las empresas de la economía popular.

Una nueva temporada de la búsqueda por una burguesía nacional que haga realidad el capitalismo serio. Por fuera de la parte ideológica, una dirigente de La Cámpora lo expresa como la necesidad de constituir una verdadera gremial empresaria, que forme parte de un proyecto nacional y que ponga en tensión ese papel de bonapartismo de Estado que se acusa al peronismo.

En palabras del presidente Alberto Fernández: “La Argentina tiene que volver al mejor de los capitalismos, ese que se preocupaba por invertir, arriesgar, producir, dar empleo y ganar”. La contracara de este bloque tradicional es que avanza en su extranjerización y no genera grandes cantidades de puestos de trabajo.

Todo parece indicar que el Frente de Todos se quedó sin margen para pifiarla en la generación de trabajo y salarios. Al respecto, el Jefe de Gabinete Santiago Cafiero arriesgó que los ingresos “le van a ganar la inflación a fin de año”, por eso le habla a los empresarios con el bolsillo, proponiendo una rebaja de un 80% en las cargas patronales a quienes den nuevos puestos en 10 provincias del norte.

De todos modos, al círculo rojo no le conmueven los gestos de amistad. Apuestan a mantener a raya a todo ese sector que por debilidad se ha ubicado bajo su ala, e insisten en radicalizar las posturas de todo el poder económico. El nombramiento de Funes de Rioja, representante de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) y uno de los grupos que más tensiones sostiene con las medidas “antipandemia”, muestra una señal de resistencia. El no pasarán de Paolo Rocca.

Federalizar ya no responde tanto a una necesidad latente de reparación histórica, sino más bien a una urgencia. Poco a poco se van dibujando los límites para un modelo productivo que choca muy fuerte con las necesidades del pueblo. Existe un punto donde muchos de los que pensaron que se iban a salvar siempre, hoy en día están recalculando ante el riesgo de volverse descartables.

La postal que deja la estatización de Impsa en Mendoza, sin haberse cerrado la herida por el acto fallido de Vicentin, le sirve al gobierno de prueba; un “con nosotros si se puede”. Incluso el gobernador radical de Mendoza, Rodolfo Suarez, que trataba de confrontar a nivel nacional mostrándose como el nuevo caudillo federal, acabó celebrando el trabajo conjunto con el Frente de Todos y en particular con Wado de Pedro, el ministro de Economía, Martín Guzmán y el ministro de Producción, Matías Kulfas.

En medio de todas las internas, el Frente de Todos encuentra en la premisa de una federalización de la Argentina, un modo de darse un futuro, así como reconstruye la idea de que la grieta que divide al país nace en Buenos Aires y que no hay zanja lo suficientemente grande como para evitar la unidad de los argentinos. Una forma pícara de reconvertir la doctrina: hay radicales, conservadores, socialistas, comunistas, pero federales somos todos.