“La economía nunca ha sido libre: la controla el Estado en beneficio del pueblo o lo hacen los grandes consorcios internacionales en perjuicio de éste”. La reconocida frase de Juan Domingo Perón resurge con el recuerdo del viejo líder rememorado durante esta semana. Como un fantasma, la sombra de la necesaria regulación estatal recorre la agenda nacional. La volatilidad del dólar paralelo, el aumento del riesgo país y la fluctuación de las acciones argentinas en la bolsa son indicadores de un panorama económico complejo con un gobierno que no reacciona.
El ingreso de Federico Sturzenegger al gobierno como Ministro de Desregulación y Transformación del Estado solo demuestra que el camino es más ajuste. La ruptura del PRO y las crecientes ambiciones de Victoria Villarruel, son síntomas de un establishment que considera realizado el trabajo sucio e intenta ahora tomar algunos puntos estratégicos del poder político en pos de garantizar que este país sea nuevamente atendido por sus propios dueños.
Indicadores en rojo
El viernes 28 de junio, el ministro de Economía, Luis Caputo, ofreció una conferencia de prensa en la que confirmó que seguirá la suba del 2% mensual para el tipo de cambio oficial, el “dólar blend” para la exportación y que no hay “un proyecto de devaluación”. Junto a Santiago Bausili, el presidente del BCRA, anunció una nueva etapa de “emisión cero” a partir del pase de duda publica del Banco Central al Tesoro.
Economistas y empresarios coincidieron en que la conferencia fue poco clara. Ya que el Estado no pagará sus deudas con emisión ¿Cómo lo hará? ¿Qué pasará con el cepo cambiario y los escases de reservas? Si la deuda recae sobre el Tesoro ¿Se paga con más ajuste y recesión? Los mercados piden equilibrio fiscal y fin del cepo, algo tan imposible en este momento que pone en jaque las promesas de campaña del gobierno y su propio sustento ideológico.
El problema viene de arrastre: el campo no liquida, el gobierno no cuenta con reservas, los bancos ven que no hay reservas y caen los bonos, el sector financiero se refugia en los dólares y los dólares suben.
Los mercados dieron manifestaron su descontento e incertidumbre con ferocidad. El dólar paralelo ha experimentado una significativa escalada clavándose en una cotización de $1420. Esta situación ha generado una creciente preocupación entre los argentinos, que ven cómo su poder adquisitivo se erosiona cada vez más, y anticipa un rebote en los índices inflacionarios que el gobierno tan orgullosamente afirmó haber domado.
“El mercado nos llamó la atención”, dijo el economista, y diputado nacional, José Luis Espert sobre lo sucedido. El gobierno sufre los vaivenes de atarse cual Odiseo a los humores de un mercado que pide equilibrio fiscal y liberación cambiaria todo junto y al mismo tiempo.
El aumento del dólar paralelo es un reflejo de la falta de regulación monetaria. El riesgo país ha mostrado un preocupante incremento, aunque el viernes pasado haya sufrido una baja de 113 puntos, cerrando en 1406. Las acciones argentinas en la bolsa también han reflejado la volatilidad económica y política del país. El índice Merval, principal indicador de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, ha mostrado fuertes oscilaciones.
El tercer tiempo de Sturzenegger
“Qué lujo me estoy dando”, celebró el presidente Javier Milei la tarde del viernes al tomarle juramento al flamante ministro Sturzenegger, que llega a la función pública por tercera vez y con dos fracasos a cuestas, el último en la gestión de Mauricio Macri como presidente del Banco Central, cuando “abollado y sin credibilidad, tuvo que renunciar”, como escribió el titular del PRO en su libro Primer Tiempo.
Esas abolladuras habían sido provocadas por, entre otros ex compañeros de gestión, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, con quien mantiene, desde entonces, un recelo por su último fracaso en la gestión pública. Sturzenegger, es conocido por sus políticas ortodoxas y su enfoque en la estabilidad monetaria.
El Presidente lo quiso de ministro de Economía desde el día uno porque tienen en la cabeza la misma idea de destrucción del Estado y van al límite. Su asunción en la cartera de Desregulación coincide con la influencia cada vez mayor que Demián Reidel, jefe de asesores y hombre de Sturzenegger, tiene sobre el jefe de Estado.
Sturzenegger, autor del DNU leonino de diciembre del 2023, tendrá 27 funciones específicas, que les comen como un pac-man tareas a los ministerios de Interior y Economía. Entre ellas, el manejo del remate futuro de empresas públicas, revisión de esquemas tributarios y hasta baja en los salarios de la administración pública.
El ascenso al poder de Sturzenegger abre una segunda etapa de la gestión que acelera y tiene como pelea de fondo la representación del modelo económico y la disputa, más tarde o más temprano, de la silla del quinto piso de Economía. Es que el nuevo ministro cree que la crisis se precipitó porque se frenó el ritmo de las reformas de fondo, y eso es lo que está poniendo en riesgo toda la estructura política de Milei.
Los dueños del poder
Mauricio Macri aseguró dos llamados de atención para el gobierno. El primero fue el reclamo por la coparticipación porteña. “No tengo dudas de que cumplir los fallos es la voluntad del Presidente, porque todos sabemos que sin instituciones (y no hay instituciones si no se cumplen las reglas), no habrá justicia, ni progreso, ni crecimiento, ni bienestar, ni inversiones”, publicó el presidente en sus redes con tono pasivo – agresivo.
El reclamo descolocó al gobierno y llevo nuevamente al titubeo a su vocero presidencial, Manuel Adorni: “Nosotros somos distintos, acatamos todos los fallos judiciales. Se va a trabajar con la Ciudad, se viene haciendo, hubo reuniones, Jorge Macri estuvo con Toto Caputo meses atrás”. “El gesto es bien recibido, pero necesitamos efectivizar el tema”, dijeron en la jefatura de Parque Patricios en relación a los dichos del vocero presidencial y a los bicicleteos de Caputo.
Por otro lado, en la asamblea nacional del PRO, el sector que responde al expresidente dejó afuera de la conducción de la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Entre gritos y acusaciones, los dirigentes de la funcionaria de Milei se retiraron del lugar. “No podemos quedarnos, una vez más, a mitad de camino”, había disparado ella en una carta que dio a conocer luego del reclamo público del exmandatario por los fondos coparticipables de CABA.
Macri desarticulo cualquier intento de fuga hacía la Libertad Avanza (que está parando su partido a nivel nacional) y se erige como el único vocero de cualquier intento de alianza que el espacio libertario quiera llevar adelante con PRO. Aprobada la Ley Bases, el camino esta allanado para que las cosas vuelvan a las riendas de los “propios dueños”. Macri mete presión y ve con recelos la entrada al gobierno de su viejo socio Sturzenegger. Quedará ver cuánto quiere tirar de la cuerda.
Por otra parte, las turbulencias en la gestión hacen creer a la vicepresidenta, Victoria Villarruel, que puede ser su oportunidad ante una eventual caída del libertario. Los rumores son grandes y las preguntas sobre la continuidad de este gobierno crecen cada día. Lo paradójico, es que las dudas no emergen de la oposición, totalmente desorganizada, sino de las propias entrañas del gobierno.
Villarruel ha mantenido diversos contactos con viejos dirigentes del peronismo y del PRO, a quienes les ha manifestado sus serias dudas sobre el rumbo del gobierno: “Esto no arranca, está pasando todo lo que creía”. La vicepresidenta comenzó a telefonear a militares y peronistas conservadores para organizar una propuesta superadora. “Vicky quiere ser como la Duhalde de este gobierno”, en el entorno de Villarruel admiten que está organizando su gabinete en las sombras para desembarcar cuando sea necesario.
En el área económica ya tendría un meticuloso plan de estabilización ideado por Martín Redrado. El economista mantuvo varias reuniones con la vicepresidenta y pica en punta para ocupar hacienda en caso de una caída de Milei. Otros de los nombres que suenan para el área de seguridad y defensa es Juan José Gómez Centurión. El ex militar de buena relación con Villarruel coincide en el análisis y cree que el gobierno puede terminar mal.
Todos los senderos coinciden en desgastar al gobierno: el macrismo para negociar, Villarruel para tomar el poder político por asalto, el peronismo para colocar alguna figura de transición, el kirchnerismo porque otra salida no tiene, la izquierda por es parte de su esencia, las organizaciones sociales para lograr que algo de todo lo que está trabado pueda abrirse, aunque sean alimentos. Pero todos saben que el gobierno no caerá por propio peso. Más allá de las operaciones políticas, hay un solo actor que puede desgastar a este gobierno hasta hacerlo retroceder o caer: la gente de a pie.