Jujuy: el experimento social que todo Juntos salió a defender 

La oposición realizó una conferencia de prensa asegurando que la represión que ordenó el gobernador Gerardo Morales fue, en realidad, responsabilidad del kirchnerismo. Las razones de un discurso que vino a confundir. 

En Jujuy se juntaron dos luchas puntuales que terminaron en una verdadera pueblada: antes de que las balas empezaran a sonar, miles de docentes salieron a las calles pacíficamente para pedir por un aumento salarial urgente. 

En esta provincia, los y las trabajadoras de la Educación que recién comienzan, cobran solamente 35 mil pesos. Vale aclarar que, actualmente, la Canasta Básica familiar es de $203.361. 

Pero a la par del reclamo docente, una reforma constitucional impulsada por el gobernador Gerardo Morales abrió una profunda crisis institucional en todo Jujuy. Es que se trata de una modificación casi total de toda la Constitución provincial, en donde -puntualmente- dos artículos pusieron en alerta a la mayoría del pueblo.

El que más generó rechazo plantea una prohibición de los cortes y otros tipos de manifestaciones sociales. En un segundo orden, en un comienzo el gobernador Morales insistió con tratar una modificación con el uso de tierras, facilitando el desalojo y el despojo a comunidades que no se encuentren registradas o con títulos de propiedad.

Es importante aclarar que en Jujuy, conviven al menos nueve naciones preexistentes al Estado, por lo cual muchas de ellas se encuentran sin ningún tipo de validación “oficial” para defender sus tierras. Solo una cuestión básica, su permanencia desde hace cientos de años en ese lugar, los mantiene parcialmente a salvo. 

Tras una parcial modificación que el oficialismo jujeño arregló para evitar mayores movilizaciones en diferentes puntos de la provincia, la Legislatura local aprobó la reforma constitucional en cuestión de horas: sin haber pasado por ningún referéndum popular o por algún tipo de debate amplio en toda la sociedad.

Los votos fueron garantizados por el propio oficialismo (UCR, PRO y otras fuerzas aliadas) y por el PJ provincial, actualmente un aliado clave para el gobernador Morales. 

 

 
 
 
 
 
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La represión

Este martes 20 de junio -Día de la Bandera- el gobierno jujeño desató una represión brutal en diferentes localidades, pero puntualmente en la capital – San Salvador- en donde se dieron al menos 60 detenidos y varios heridos. Entre ellos, uno de gravedad: Nelson Mamani, quien recibió un disparo con un tubo de gas lacrimógeno que le afectó el cráneo. 

El hecho comenzó cuando, al parecer, manifestantes habrían ingresado a la Legislatura provincial y realizado distintos ataques vandálicos. Sin embargo, ninguno de los que realizaron esa acción, fueron detenidos. 

En el momento exacto en que se transmitía en vivo la represión, el gobernador Morales culpó (incoherentemente) al kirchnerismo de la violencia que estaban desatando sus propias fuerzas de Seguridad. El presidente Alberto Fernández y la propia vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner le contestaron. La política en las redes, el pueblo entre balazos. 

La ex mandataria fue la que recordó que Morales había sido funcionario en el gobierno de De la Rúa: “Pareciera que la represión salvaje está en su ADN”, planteó Cristina, quien además le pidió al gobernador “que se hiciera cargo” por la situación y le mostró que la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se había pronunciado en contra de la represión en Jujuy. 

Fingir demencia

Pese a todo esto, en un mismo día, los principales líderes de la oposición salieron a respaldar al gobernador Morales y a intentar instalar la idea de que la violencia que se había desparramado en Jujuy era responsabilidad del kirchnerismo.

“Lo que está pasando en Jujuy es la muestra de lo que es capaz el kirchnerismo resistiéndose al cambio”, expresó Horacio Rodríguez Larreta, quien tomó la palabra en una conferencia de prensa que reunió a Patricia Bullrich, Miguel Ángel Pichetto, José Luis Espert, Martín Lousteau y otros dirigentes de Juntos por el Cambio.

El mensaje fue evidente, en el peor momento de la interna de la oposición, las diferencias se terminan cuando se trata de defender una idea que todo Juntos considera un capital político a su favor para llegar a la Casa Rosada: terminar con la protesta social, en vistas de un escenario de ajuste.