A casi un mes de las elecciones presidenciales, Chile puede llegar a romper con su histórico bipartidismo. El candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, se afirma como el favorito mientras la apuesta de Piñera, Sebastián Sichel, se derrumba para darle paso al ultraderechista José Antonio Kast.
La caída de la derecha tradicional, pero también del bipartidismo que gobernó Chile desde el regreso a la democracia, comenzó con los estallidos sociales de 2011, continuó con los del 2019 y se profundizó con el referéndum por la Convención Constituyente de este año.
Chile Vamos, la alianza encabezada por Sebastián Piñera y que respalda a Sichel, tuvo el primer traspié al impulsar el “No” para la Convención Constituyente, donde no alcanzó el tercio necesario para bloquear iniciativas al interior de la Asamblea. Y luego continuó con una floja participación en la votación de gobernadores, la única elección en la que Unidad Constituyente salió ilesa.
De cara a las elecciones presidenciales de noviembre, continúa la crisis de Chile Vamos y con ello, la candidatura de Sebastián Sichel. Los motivos se explican por fallas en las declaraciones propias y de familiares, por contradicciones entre lo que predica y lo que realiza, el financiamiento recibido por empresas de gas y el arrastre que provocaron los Pandora Papers.
En ese sentido, Sichel creó una figura de superación, basado en una historia de dificultades económicas y sociales cuando era chico y apuntando al discurso meritocrático de la derecha. Sin embargo, Saúl Iglesias, quien se encargó de criarlo de joven, sostuvo que ese discurso de Sichel era solamente un argumento de venta de su figura pública.
Luego se vio involucrado en una polémica por el retiro del 10% en las AFP, sistema de jubilaciones chileno. Tras oponerse en reiteradas oportunidades a esa práctica, Sichel reconoció que hizo uso del retiro para trasladarlo al mecanismo Ahorro Previsional Voluntario (APV), otro sistema de ahorro privado chileno.
En las últimas semanas, otro evento socavó la legitimidad y moral del presidente Sebastián Piñera, y probablemente parte del apoyo a Sichel. La investigación que terminó con la publicación de los Pandora Papers descubrió que Piñera tiene entre sus negocios offshore la compraventa del proyecto minero Dominga, en Islas Vírgenes Británicas (BVI), una operación que involucró al empresario y uno de sus históricos amigos, Carlos Alberto «Choclo» Délano.
El mandatario negoció en un paraíso fiscal la compraventa del polémico megaproyecto minero. Este acuerdo se realizó en diciembre de 2010 —casi nueve meses después del primer mandato de Piñera como presidente— por 138 millones de dólares, que se pagarían en tres cuotas. Pero el contrato de venta contenía una contingencia: el último pago no se realizaría si se tomaran medidas que impidieran «irrevocablemente» un proyecto minero en consideración, por ejemplo, la creación de una reserva natural.
Esta situación llevó a la presentación en la Cámara de Diputados de una acusación constitucional para destituir al presidente Sebastián Piñera. Diputados de todos los partidos opositores culpan al mandatario de haber faltado al principio de “probidad” y “comprometer gravemente el honor de la nación”.
Dame gas
Durante el segundo debate presidencial, la candidata Yasna Provoste (DC) le preguntó a Sichel si había sido lobbista de empresas de combustible. Días después, los datos que entrega el Servicio Electoral de Chile comprueban que Sichel recibió 16,5 millones de pesos chilenos en aportes para su campaña por parte de cuatro altos ejecutivos de las grandes compañías de gas.
Según los informes, el 14 de septiembre, el vicepresidente de Abastible, José Odone, le aportó 1 millón. En tanto que el 21 de septiembre, el vicepresidente de Lipigas, Jaime García Rioseco transfirió otros 5 millones. Asimismo, los directores de Lipigas, José Miguel Barros y Van Hovell Tot Westerflier, aportaron 5 millones cada uno.
Sichel posee la billetera más gorda en esta campaña presidencial en comparación a todos sus contendientes. En total, supera los 871 millones de aportes, casi el doble que Provoste, quien está en segundo lugar de la lista de aportantes con 440 millones.
Sichel ya tiene experiencia en ser financiado por grandes grupos económicos. En 2009, en su intento de ser diputado por la Democracia Cristiana, financió su campaña con aportes de empresas pesqueras.
Una investigación de CNN y ChileVisión apuntó que el financiamiento se realizó a través de boletas falsas. Sichel recibió 12 aportes por un total de casi 30 millones de pesos chilenos. Un total de 19 millones se pagaron a través de boletas de honorarios, mecanismo utilizado para entregar dinero fuera de los límites fijados por el Servicio Electoral, y así evadir impuestos.
Kast, un patriota con offshore
José Antonio Kast, del Partido Republicano, es el candidato ultraderechista y el modelo chileno de Donald Trump y Jair Bolsonaro. Con discursos provocadores y la apelación constante a los valores patrios, Dios y el orden, logró ir desplazando a Sichel del segundo lugar.
Al igual que Trump, el candidato de la derecha chilena ostenta su racismo. A través de un documento llamado “Recuperemos Chile: plan para detener la invasión migrante ilegal” propone construir zanjas para evitar el paso de inmigrantes. En su lógica neoliberal, apuesta a despedir a 30 mil funcionarios públicos si llega a La Moneda. Entre sus propuestas de campaña también impulsa disminuir los ministerios a la mitad.
Kast tampoco oculta su fanatismo por Bolsonaro. Durante el primer debate presidencial apuntó: “Jair Bolsonaro hizo cosas importantes por sacar la delincuencia, la corrupción de Brasil, y esas cosas sí las comparto. Yo quiero achicar el Estado, quiero que haya una muralla china entre el Estado y los negocios”.
Pese a su sentimiento patriota, Kast también se vio involucrado en una millonaria inversión en un paraíso fiscal. En 2006, Kast habría sido accionista en sociedades de Panamá por US$ 21 millones. Además en su declaración de patrimonio de 2013, declaró tener participación en el 10% de inversiones Bavaria, 10% de Linderos y 40% en San Miguel, empresas que están controladas en un 98% por sociedades panameñas.
Las últimas encuestas lograron posicionar a Kast como el segundo candidato con mayor intención de votos. Según la consultora “Tú Influyes”, Gabriel Boric se ubica primero con el 25,7%, José Kast segundo con 16,1%, Sichel tercero con 12,1% y en cuarto lugar Yasna Provoste.