Pasos y actos de un Frente de Todos en crisis

Los diferentes actores de la coalición gobernante ya comienzan a ubicarse para la carrera electoral. Fórmulas y candidaturas hipotéticas tensionan un frente resquebrajado en un contexto económico y social desfavorable.

El último gran acuerdo del Frente de Todos fue la asunción de Sergio Massa como ministro de Economía hace casi tres meses. Cada parte de la coalición jugó su juego. El massismo arrojó a la arena a su principal figura sabiendo que deberá sortear la contradicción de ser el candidato que debe dar buenas noticias y el ministro que debe tomar medidas dolorosas (según imponen el Fondo Monetario Internacional y los libretos de la ortodoxia económica).

El kichnerismo apuesta a que la fuerte figura de Massa estabilice la macroeconomía y sostenga el ciclo de crecimiento económico en pos de ganar tiempo para reagrupar, ordenar la tropa y decidir cómo jugar en las próximas presidenciales. Esta estrategia tiene plazos cortos tanto en lo externo (ya que los demás actores por dentro y fuera del FdT se mueven) como en lo interno (la inquietud de los principales referentes del kirchnerismo en pos de ganar lugares expectantes).

El albertismo por lo pronto aspira a no hacer el papel de fracaso ante la historia. Confía en la capacidad de Massa para estabilizar los números y administra sus lugares ganados en el ejecutivo nacional. Pero como bien dijo Cristina Kirchner en la conferencia de EuroLat: “Que te pongan la banda y el bastón no significa que tengas el poder”.

El albertismo a veces lo entiende, y refuerza su relación con gobernadores, intendentes y algunas organizaciones sociales. Pero otras veces parece olvidar el principio cristinista y comete el pecado de suponer que desde Balcarce 50 se digita toda la política nacional.

Hacer un acto, subirse al ring

Cuando desde el despacho presidencial salió intencionalmente el rumor de un intento de reelección, las tensiones del FdT comenzaron a recrudecerse. Subido en el caballo del crecimiento económico sin inclusión, el albertismo comenzó a esperanzarse con un posible crecimiento de la imagen presidencial.

En ese preciso momento comenzó el raid de conferencias y actos por parte de la vicepresidenta, que no escatimó en críticas abiertas a los planes económicos del gobierno y a sus ejecutores. Casi como una advertencia que en caso de que Alberto Fernández pensase en subirse al ring debería luchar contra ella.

La contienda implicó serios desgastes para ambas partes, pero sin duda la vicepresidenta resulto victoriosa ¿Victoriosa de una disputa que modifique sustancialmente la vida de millones de argentinos que están por debajo de la línea de pobreza? Por lo pronto, victoriosa de la contienda.

“El Gobierno sostiene que hay una ley vigente, que es una buena ley. El proceso de convocatoria a las PASO está en marcha porque es el año que viene”, aseguró ayer la portavoz presidencial Gabriela Cerruti y casi instantáneamente comenzó a girar en las redes de la vicepresidenta la convocatoria a un acto junto a la Unión Obrera Metalúrgica en Pilar (el primer acto abierto luego del intento de magnicidio).

No sería el único acto. Ya está casi confirmada una multitudinaria exposición en el Estadio Único “Diego Armando Maradona” de La Plata, ni más ni menos que para el 17 de noviembre, Día de la Militancia.

Esta posible reedición de la contienda se da en un contexto totalmente distinto. La vicepresidenta enfrenta la polémica Causa Vialidad, cada vez más retrasada, vapuleada y desnudada frente a la opinión pública, pero no cerrada.

Sus actos no implican necesariamente una candidatura, pedida por su militancia más fiel pero rechazada por la misma expresidenta según su círculo más cercano. Pero coquetear con la idea de una Cristina 2023 revitaliza de épica a un kirchnerismo que sostiene sobre sus espaldas el fracaso del otoño albertista.

Para el albertismo, por el contrario, amenazar con sostener las PASO en pos de una candidatura del actual presidente es su única posibilidad de sobrevivir y no asumir el fracaso de su gestión. Quien parecería estar cómodo es el massismo quien sostiene acuerdos alianzas tácticas con ambas partes, cuenta con el apoyo de sectores de poder (desde la embajada norteamericana hasta grande empresarios) y no adolece de la caída en picada de sus referencias.

Juan XXIII

La lucha por un Salario Básico Universal del Frente Patria Grande liderado por Juan Grabois abrió el juego de este espacio hacia sectores integrantes del FdT pero críticos de los rumbos tomados por la conducción del mismo.

El debate instalado en la agenda dividió aguas dentro de los tres principales espacios integrantes de la coalición, e implicó la posibilidad de que los legisladores del espacio de izquierda popular se retirasen de los bloques del FdT en nación, provincia de Buenos Aires y CABA.

Mediante la mediación de CFK, ya con Massa como ministro, el FPG logró impulsar el Ingreso Alimentario como un primer piso para llegar (vía proyecto legislativo presentado por la legisladora Juliana Di Tullio) a algo lo más parecido al planteo de un salario universal. La aparición del ingreso se demoró y su aplicación dejó mucho que desear. Desde el Frente Patria Grande la queja no se dejó estar.

“La inscripción al refuerzo alimentario visibiliza una realidad que venimos advirtiendo hace meses: hay millones de personas que necesitan un complemento de ingresos para poder subsistir. Es necesario que se transforme en un derecho permanente. Esperamos que sean modificados los requisitos más excluyentes que están dejando a miles de personas sin la posibilidad de inscribirse, no es justo contarle las costillas a los pobres cuando nadie lo hace con los sectores de más poder” declararon desde las redes oficiales del espacio.

En sintonía con el planteo crítico, en diferentes medios Juan Grabois declaró: “Si hubiera un candidato ´de centro´, que piensa que está bien el acuerdo con el FMI, que piense que está bien el extractivismo, que trate todo el tiempo de quedar bien con el sector empresario, que no tenga conocimiento ni priorice las políticas de Tierra, Techo y Trabajo, dentro de una interna del Frente de Todos, podría serlo, con el único objeto de que exista una opción para los que tenemos un planteo alternativo”.

Durante el año, el espacio ha desarrollado una serie de charlar a nivel nacional junto al ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro con la intención de esbozar un candidato del cuadrante kirchnerista hacia el 2023.

Esta idea se fue difuminando y quedará ver qué rol toma el ministro en este juego, si decide tomar la posta de un espacio alternativo a lo que el FdT propone actualmente o es parte de un nuevo acuerdo junto al massismo. En este contexto el FPG apuesta a la consolidación de su partido a nivel nacional y no descarta apostar a la candidatura de Grabois, sin aspiraciones de ganar, pero en pos de plantear con fuerza un debate hacia el interior del gobierno.