Por Daniela Ramos
Perú está a pocos días de una elección presidencial sumamente polarizada. Por un lado, el candidato improbable que triunfó en primera vuelta desde la izquierda, el profesor Pedro Castillo, y por el otro, una candidata que va por su tercer intento y encarna la herencia política de su padre, Keiko Fujimori.
La campaña se juega en todos los ámbitos: en las calles —con movilizaciones de un lado y del otro— y también en las redes y en los medios de comunicación. Zaira Arias es exponente de una juventud que empieza a ganar protagonismo en la política peruana. Es referenta de Perú Libre, el partido de Pedro Castillo, y fue candidata parlamentaria por Lima. Hace algunas semanas, Arias cobró notoriedad en un programa del prime time televisivo cuando denunció a su conductor por difamación. “Eres un miserable”, reclamó ante un desencajado Beto Ortiz.
En entrevista con ARGMedios, Arias cuenta su acercamiento a la política en un contexto de gran descrédito hacia los partidos tradicionales y ofrece su mirada sobre los desafíos de un eventual gobierno de Castillo.
¿Cuál fue tu motivación inicial para participar en política y por qué elegiste hacerlo desde Perú Libre?
Es la primera vez que milito en un partido político. Soy un cuadro nacido dentro de la organización, que le brinda oportunidades a jóvenes y a mujeres. Y eso creo que es importante, porque los partidos políticos hoy por hoy están muy desprestigiados. Se sabe que para postular a un cargo público, como congresista o como alcalde, en los partidos de derecha se cobran cupos. Mientras más probabilidades existan, mayor es la cuota de ingreso. ¡Yo como joven estudiante universitaria no podría cubrir algo así! A mí el partido no me ha cobrado ni un sol, y eso muestra transparencia.
Eso es lo que me motivó: encontrar un partido nuevo, limpio, socialista, un partido que quiere una nueva Constitución. Y que no tiene pesos o mochilas políticas como, por ejemplo, la otra contienda que significó Verónika [Mendoza], que sí tenía un peso político para mí, porque llamó a votar por PPK, porque tuvo ciertos errores políticos que empañan un poco la confianza.
Porque como decía Lenin, “salvo el poder, el resto es ilusión”. Entonces, entiendo la buena onda de los jóvenes de iniciar proyectos u organizaciones sociales, cosa que está bien porque de alguna manera es un puente que te une a la sociedad y puedes ayudarles en determinado momento. Pero hablando de algo más macro, algo serio, están los instrumentos que son los partidos políticos. Si realmente uno quiere participar en política, lo que tiene que hacer es inscribirse en un partido y hacer vida orgánica activa.
Mencionabas que una de las propuestas que te atrajo fue la de Asamblea Constituyente. También has hablado en otras instancias de ruptura con el continuismo neoliberal, descentralización, que son todas propuestas en clave transformadora. ¿Qué rol imaginan para la comunidad, para los movimientos sociales, a la hora de llevar adelante esa agenda?
Yo creo que un rol prioritario. El partido lo que busca es la manera más democrática de pasar por un proceso de cambio, que primero es una consulta popular, un referéndum. Los mecanismos legales son dos, según nuestra Constitución: uno es a través del Congreso, y otro es recolectando dos millones de firmas. Sea cual sea el camino, la decisión política de hacerlo realmente está en nuestro partido, hoy encabezado por Pedro Castillo.
Pedro ha sido muy claro con la propuesta de la nueva Constitución: queremos una Asamblea Constituyente. Personalmente, me gustaría como mujer que sea paritaria. Que sea popular, que tenga participación no solo de las formaciones políticas sino también de las organizaciones sociales, y plurinacional, que tenga la participación de las diferentes naciones que alberga nuestro país. Ese sería el espíritu de una asamblea representativa, popular y participativa.
De acuerdo a los resultados de abril, el Congreso va a tener al menos nueve bancadas. En ese escenario, ¿ven posible la construcción de alianzas? ¿Cómo se puede construir gobernabilidad con un Congreso tan dividido?
Yo pienso que por encima de las camisetas están los intereses de los peruanos, creemos que es muy importante anteponer eso. Si un proyecto va a ayudar a las mayorías, creo que se debe defender y se debe respaldar. El lenguaje de Perú Libre es un lenguaje de cohesión, un lenguaje de unidad. Nosotros no nos cerramos a nada, muy por el contrario, porque somos conscientes de que este proceso de cambio no lo van a hacer dos personas, tienen que hacerlo la mayoría de los peruanos. Cerrarnos en este momento sería prácticamente meternos un autogol. Hoy por hoy, los congresistas electos, los voceros, han dejado muy en claro que ellos piensan construir diálogo.
¿Y del otro lado existe esa voluntad?
Bueno, no somos pitonisos, pero esperemos que los partidos políticos, después de tantas decepciones, realmente pongan al Perú por delante. Porque ya hemos visto la experiencia. El pueblo cuando está insatisfecho no se aguanta. Entonces, por la propia subsistencia de los partidos que están en el Parlamento, habría que hacer un llamado a abrirse y a conseguir consensos en todo el pueblo.
En varias oportunidades señalaste el contraste entre una Lima centralista y el resto de las regiones del país. ¿De qué depende romper con esa división?
Pienso que es voluntad política. De hecho, el Perú ha pasado por un proceso de descentralización que ha quedado en la retórica. La creación de los estados federados ayudaría significativamente a resolver los problemas de las regiones. Y pensamos también que cualquier tipo de apoyo tiene que ir acompañado de lo económico. La verdadera descentralización debería ser como en los países con estados federados, en el sentido de que son muy independientes incluso tributariamente. Ellos mismos recaudan sus tributos y se autogestionan.
En el Perú pasa todo lo contrario: el Estado prácticamente absorbe el 70% de los ingresos del país y el 30% se lo reparten las 25 regiones y las más de 4 mil municipalidades. Es un porcentaje ínfimo que se les da a las diferentes regiones y distritos del país, es por ello que de repente abunda la corrupción. Quienes manejan todo esto están en un gabinete, realmente un caldo de cultivo para la corrupción. En cambio, cuando se descentralizan los ingresos del país a las diferentes regiones hay muchas manos comprometidas, entonces es menos probable que eso suceda.
Y creo que es un acto de justicia social, porque hoy por hoy las regiones están olvidadas por las autoridades centrales y también, desgraciadamente, por las autoridades locales, que tienen que recurrir siempre al Ministerio de Economía para sacar adelante un proyecto, para que le den más presupuesto, para que construyan algo importante en su región. A mí me parece un acto de justicia apostar por una verdadera descentralización.
Sos una de las caras jóvenes de Perú Libre. Teniendo en cuenta que muchos y muchas jóvenes no vivieron de cerca el fujimorato, ¿crees que las nuevas generaciones están comprometidas con una propuesta de cambio?
Creo que la juventud de ahora está más despierta por las redes sociales, que juegan un papel fundamental en esta democracia que está totalmente mediatizada. Si no hubieran redes sociales no tendríamos otro medio alternativo que nos pueda decir la verdad. Hoy por hoy la juventud tiene más herramientas para liberarse, que en este caso es la tecnología.
Sin embargo, yo también identifico como estudiante de una universidad privada, que sigue en pie la estrategia de dominación del pueblo mediante la supresión de la herramienta que es la educación. Hoy por hoy en Lima habitamos casi 8 millones de jóvenes y hay sólo 6 universidades nacionales.
Esa política de exclusión para que la juventud pueda formarse en una profesión —o en una carrera técnica, algo que le ayude a superarse en la vida— la identifico como una herramienta de opresión. Es por ello que Perú Libre quiere abrir las puertas de las universidades, para que la gente tenga mayor educación y pueda librarse.
Por otro lado, también esto es parte de una política de privatización de la educación superior. En Lima hay 25 universidades privadas versus 6 nacionales. Y en las privadas, desde que inician a los jóvenes los ideologizan con la política neoliberal. Para equilibrar la balanza se necesitan más universidades nacionales, en donde no esté el lucro, la finalidad de perpetuar un modelo económico. Porque quienes dirigen estas universidades son los mismos empresarios que tienen banca, los más poderosos del país. Creemos que la educación es un derecho, no es una mercancía más.
En los últimos años, en Latinoamérica hubo un crecimiento importante en el protagonismo del movimiento de mujeres. ¿Qué nos puedes contar de la agenda de las mujeres en el Perú?
Veo muy positivo el rol que las mujeres están adoptando en la vida política, en organizar a las mismas comunidades. Pienso que se nos ha subvalorado. No es que nosotras no hayamos querido entrar en política o ser lideresas, sino que siempre nos han puesto trabas para lograrlo. Y cuanto existe este componente cultural que discrimina a la mujer, hay que hacer leyes para equilibrar la balanza. Es por ello que urge que las mujeres tengamos en cargos de representación la misma proporción que los varones. ¡Nosotras representamos la mitad del Perú! No hay una lógica en que no tengamos la mitad de las representantes dirigiendo, por ejemplo, en el Parlamento, en el Ejecutivo.
Yo definitivamente apoyo la paridad, y creo que no debe quedar en un aspecto de listas. Se debe utilizar un mecanismo de manera tal que, en el Congreso por ejemplo, la mitad de los escaños sean para las mujeres. El año pasado el Congreso saliente aprobó la paridad de alternancia, algo que de verdad fue histórico, porque siempre la componenda ha sido full hombres, y ni que hablar de las comunidades originarias. Entonces la política tiene que regular esos aspectos para que realmente las mujeres, y los pueblos originarios también, tengamos representación en los diferentes puestos de decisión.
¿Hay alguna figura o proceso a nivel regional que te parezca una buena referencia?
En Latinoamérica han habido así varios procesos, cada uno con sus particularidades, pero me ha gustado mucho lo que hizo Rafael Correa en Ecuador. Personalmente, porque es el único país que he visitado fuera del mío. Y he podido contrastar definitivamente la infraestructura que manejan allá de los años de Correa: carreteras enormes, una ciudad como Guayaquil que es muy bonita. Si aquí en Lima se ve una infraestructura muy limitada, en las provincias es mucho más.
Es por ello que me llamó mucho la atención Perú Libre, al haber construido hospitales especializados en la región Junín o Puente Comunero, que es el puente más largo del país. Hacer este tipo de obras da a conocer la capacidad organizativa y de gestión que tiene un partido político y eso es vital para nuestro país que se encuentra en deuda, en infraestructura y en diferentes cuestiones.
Por último, te llevo de vuelta a las elecciones. ¿Qué esperas que ocurra el domingo? ¿Cómo te imaginas esa jornada y a qué deberíamos estar atentos?
Estoy bastante preocupada porque veo la desesperación de mucha gente, de los medios que “terruquean” [N. de la R.: acusa de terrorista] a gente como yo, que no tengo nada que ver con el terrorismo. Es inconcebible el nivel de violencia que están ejerciendo desde los medios de comunicación, que no son de ellos, sino que son frecuencias de todos los peruanos y que se utilizan con ese fin.
Estoy preocupada porque han masacrado a unas 14 personas [en relación a la masacre en el VRAEM] y no he visto este tipo de violencia extrema en lo que llevo de vida. Es curioso que siempre se dé esta manera: en la segunda vuelta, cuando la señora Keiko se enfrenta a sus rivales, siempre aparece el terrorismo. Y yo no quiero pensar que este atentado haya sido con un fin político, sería realmente despreciable.
Estoy preocupada porque, si esto lo estamos viendo ahorita ¿que nos espera después del 6 de junio? ¿Qué más están dispuestos a hacer para torcer el brazo del pueblo? Yo estoy preocupada en ese sentido y de verdad que llamo al pueblo para que se organice. Lo que se aproxima va a ser duro en el sentido de sostener las propuestas del pueblo.
Y creo que la única defensa que puede tener Perú Libre y Pedro Castillo es un pueblo consciente y organizado, dispuesto a pelear en las calles cada vez que a esas personas se les ocurra hacer algo contra nuestra democracia, nuestra tranquilidad y nuestro derecho a vivir en paz.
Y pienso que, así como van a haber momentos un poco complicados, va a haber momentos también gloriosos: de reivindicación popular de derechos, donde los sin voz van a tener la posibilidad de que un gobierno al fin los escuche. Y tengo mucha esperanza de que la construcción de nuestro país va a estar de la mano de las organizaciones sociales, del pueblo mismo. Y que el pueblo cuando vea estos cambios va a identificarse más con nuestro proyecto. Y espero también que el Congreso y todas las personas que asuman el poder estén a la altura de las circunstancias.