¿Qué hacemos con el avance de las ultraderechas en Argentina y América Latina?

El crecimiento de las opciones conservadoras es un fenómeno que se repite en todo el mundo; y con ellas, formas de hacer política que corren los límites de lo democrático. ARG entrevistó a dos analistas para acercarse a un posible abordaje de esta problemática.

“Al fascismo no se lo discute, se lo combate”. La frase es atribuida al anarquista español Buenaventura Durruti, quien la habría acuñado durante la Guerra Civil Española. Hace casi un siglo, la Europa de entreguerras vio nacer movimientos ultraconservadores caracterizados por un anticomunismo acérrimo y el autoritarismo como forma de hacer política. La crisis social y económica fue su caldo de cultivo. 

En la actualidad –y en el caso de Argentina-, han surgido partidos y expresiones políticas que se están animando a correr hacia la derecha los límites del debate público. Entre sus filas, además de liberales ortodoxos en la economía, muchas veces se encuentran defensores de la dictadura militar y admiradores las expresiones de derecha a nivel mundial. 

Muchos analistas coinciden en que en Latinoamérica estas derechas se articulan en la búsqueda de un Bolsonaro por cada país. El ascenso de figuras como las de Javier Milei, José Luis Espert (que en las elecciones de 2021 se posicionaron como tercera fuerza en Ciudad y Provincia de Buenos Aires) y Juan José Gómez Centurión, podría inscribirse en este análisis. ¿A qué se deben sus crecimientos, junto con los de otros movimientos similares en el continente? 

“Tanto en Argentina como en América latina lo que se ve es un crecimiento de todos estos espacios de ultraderecha que tienen un discurso autoritario, xenófobo, machista, reaccionario”, sostiene en diálogo con ARGmedios, Héctor Bernardo, periodista, docente y director del Observatorio Latinoamericano de Comunicación y Procesos Políticos de la Universidad de La Plata. Para el académico la máxima expresión de este ascenso fue la llegada al poder de Donald Trump en Estados Unidos. 

“En Argentina estos sectores ultrareaccionarios se apoyan en un contexto de crisis de acumulación del sistema, que se ha intensificado con el Covid-19. Es una crisis ha dejado a mucha gente en los márgenes de la sociedad”, analizó Bernardo y agregó: “Ante la incertidumbre, plantean a la sociedad un escenario de supuestas certezas simples, directas y tendientes a construir un enemigo, que en general suele ser el distinto”. Planten una solución a la crisis que consiste en “eliminar a estos grupos distintos aplicando mano dura”.            

El docente y periodista analiza que “el orden social se va transformando generación en generación; y siempre hay sectores que se vuelven reaccionarios a esos cambios”, en referencia a lo que hoy sucede con los feminismos y los sectores que se manifiestan en contra de las ‘ideologías de género’.

Por su parte, según el sociólogo y doctor en ciencias sociales del CONICET, Daniel Feierstein “hay una lógica regional de inclinación de sectores de poder hacia variantes neofascistas como formas de disputa por la hegemonía”. En diálogo con ARGmedios, el académico dijo que vivimos en tiempos de “crisis de los sistemas políticos en la región” producto de “la dificultad para construir políticas contrahegemónicas”. “Hoy no hay una alternativa efectiva por parte de movimientos políticos importantes, y eso genera un aumento creciente de la anti política y un desengaño de la población hacia ella”, agregó.

Feierstein resaltó que además de la articulación internacional de estos espacios de ultraderecha, existe un conjunto de problemáticas que los progresismos no están sabiendo abordar y que generan un terreno fértil para el crecimiento de estas corrientes. 

“En principio hoy no hay una resolución ni desde lo discursivo de las problemáticas: de inseguridad; de las transformaciones generadas sobre todo en las poblaciones populares con las redes de narcotráfico; y de los cambios identitarios y de las estructuras familiares que abrieron las luchas de género“, enumeró el sociólogo, y agregó que el campo popular “debería pensar con más inteligencia” como abordar estos problemas para evitar el crecimiento de las derechas.

Hay una particularidad en la composición de estos movimientos, que en su gran mayoría está compuesto por hombres jóvenes. Frente al avance de los feminismos, la reacción de los varones cis que resisten perder privilegios frente a los avances sociales, termina derivando en la composición de movimientos reaccionarios. Para Feirestein hay una crisis de las estructuras familiares que no se está abordando.

“Además de plantearse como antagonismo de los feminismos, hay una serie de problemas que los movimientos progresistas no están contemplando, y tiene que ver con la nueva conformación del rol paterno en las familias. Creo que los progresismos se están centrando mucho en los logros y no se está viendo los problemas que están apareciendo en consecuencia”, analizó el sociólogo.

UNA INTERNACIONAL DE DERECHA

A la par del surgimiento de figuras como las de Milei o Espert, en el resto del continente y el mundo se puede ver el surgimiento de figuras similares ¿Se puede hablar entonces de una articulación de las derechas mundiales? 

“En esta elección puntual, un candidato como Javier Milei obtuvo un 17% en la Ciudad de Buenos Aires. Lo que muchos medios de comunicación omiten decir es que la tercera fuerza a nivel nacional no fue ni la de Milei ni la de Espert, fue el Frente de Izquierda”, aseveró Bernardo.

Los medios de comunicación, los análisis políticos y las encuestas muchas veces inflan a figuras como Javier Milei y José Luis Espert. Cabe mencionar que el diputado nacional de La Libertad Avanza fue por lejos el economista que más segundos de aire acumuló en 2018, según un relevamiento de la consultora Ejes Comunicación. 

Sobre este punto, Bernardo opinó que “estos sectores representan mejor a las clases dominantes, cuando los que lo hacen históricamente ya no le son funcionales”. 

En tanto Feirestein opina que “los fascismos y neofascismos siempre tuvieron el apoyo de las clases dominantes”. “Sus propuestas son de degradación del funcionamiento político en función de acrecentar la desigualdad. Tiene mucho sentido que los grupos económicos concentrados les den espacio”, aseveró. 

“Hay un crecimiento que es real, pero hay también variables que uno puede manejar y otras que no tanto. Me parece que el nivel de presencia mediática no es una variable que el campo popular esté en condiciones de incidir”, analizó Feierstein y agregó que “si se puede incidir en los desafíos que mencioné antes, que son los que permiten que esos discursos calen”.

Aunque por momentos puede parecer una anacronía, la apelación discursiva al anticomunismo y al antimarxismo es moneda corriente en estas expresiones. Las y los argentinos volvimos a escuchar la expresión “zurdo de mierda” en el debate público luego de varias décadas.   

Sobre esto, Feierstein explicó que “el anticomunismo es una de las características históricas del fascismo”, y que, si bien podría no tener mucho sentido en este momento histórico, “se lo utiliza con mucha inteligencia”. “Al calificar peyorativamente de socialista cualquier intento de Estado benefactor, cualquier intento de organización sindical o disputa por el salario real, permite aunar en ese imaginario y construir un gran enemigo político que le da mucha épica a ese planteo”, dijo el sociólogo.

¿QUÉ HACER?

El año pasado durante la campaña electoral en CABA hubo bandalizaciones a locales partidarios de izquierda, en correlación con la proliferación de discursos de odio en los medios. En los últimos meses, la ciudad de Bahía Blanca fue escenario de atentados muy preocupantes a locales partidarios y domicilios de referentes políticos y sanitarios, que incluso dejaron autoría por parte de los perpetradores. 

Para Bernardo es fundamental “la unidad del campo popular frente a estos avances”; desde el cual tiene que haber “un claro y contundente rechazo a todas las acciones de violencia”. “Lo que hacen los perpetradores de estos discursos como mínimo es incentivar esos actos extremos. “, aseveró el docente y periodista

En una línea similar se expresó Daniel Feirestein, que consideró que el desafío más importante que tiene hoy el campo popular es “la conformación de una gran alianza antifascista“. Esto tiene que generar una respuesta muy contundente de rechazo y condena política y jurídica”, aseveró el especialista en genocidios, que recordó que “una vez que se instalan estos discursos en el debate público es muy difícil retroceder”.

En el debate político de Argentina se puso sobre la mesa la posibilidad de una alianza entre los sectores autodenominados libertarios y la principal coalición opositora de Juntos por el Cambio. Javier Milei ha coqueteado deliberadamente con Patricia Bullrich y Mauricio Macri, de la misma forma que José Luis Espert apoyó expresamente a Rodríguez Larreta en la elección de octubre de 2019.

Bernardo opinó que “es posible” una alianza entre estos sectores y que “los medios de comunicación hegemónicos lo están militando mucho”. “Los intereses concentrados de la economía de América Latina militan siempre por la unidad de los sectores que pueden enfrentar y dividir al campo popular” y agregó que “el rol de la embajada de Estados Unidos ha sido siempre fundamental en esos procesos”. 

Para Feirestein, estos dos espacios “expresan una parte de la derecha argentina”, que no necesariamente es homogénea. “Yo creo que van a ser una alternativa política en las próximas elecciones. Cómo se van a articular y cuáles van a ser sus posibilidades depende de una cantidad de factores que hoy no podemos manejar. Lo importante es establecer una barrera fuerte hacia ese tipo de movimientos”.