30 años sin Miguel Bru: la familia sigue esperando que otros testigos hablen

Rosa Bru, la madre del joven asesinado por la bonaerense, sigue insistiendo que aquel 17 de agosto de 1993 otros testigos que no se encuentran en la causa pudieron saber dónde se descartó su cuerpo.

Se cumplieron 30 años de la desaparición forzada, seguida de muerte, de Miguel Bru. Un estudiante de la facultad de Periodismo de La Plata que denunció a la policía bonaerense, luego de reiterados hechos de hostigamiento. Ese hecho le costó la vida a manos de uniformados pertenecientes a la Comisaría 9º de la capital provincial. 

Pero este pasado 17 de agosto -la fecha que recuerda su secuestro y asesinato a manos de la policía-  no se pudo realizar la tradicional vigilia frente a la comisaría, porque en La Plata las lluvias volvieron a inundar la ciudad y muchas familias tuvieron que ser evacuadas. 

Aún así, el recuerdo y la consigna “dónde está Miguel”, no se suspende con nada. Y continúa en la memoria de sus familiares, amigos y quienes luchan contra la violencia institucional. 

La causa que investiga la desaparición y el crimen de Miguel, es un hecho casi inédito en la justicia argentina, ya que se pudo condenar a cuatro policías de la bonaerense sin, hasta ahora, haber encontrado el cuerpo del joven de 23 años. 

Desde entonces, la principal tarea de su familia y allegados es encontrar el lugar en donde ocultaron a Miguel. Hace tan solo días atrás, se dio un nuevo rastrillaje, de esos que siempre despiertan una pizca de esperanza en el corazón de su madre, Rosa Bru. 

Esta vez en la casa en la que vivió Walter Abrigo, uno de los policías condenados a perpetua por el crimen. 

“No se encontró nada. El georradar detectó movimientos de tierra porque un pozo ciego había sido rellenado y el fiscal Gonzalo Petit Bosnic, a cargo de la causa, ordenó que se rastrille toda la propiedad”, indicó la mujer para El Destape. 

“Insisto y voy a insistir mientras viva, no fueron Walter Abrigo y Justo López los únicos que esa noche torturaron y desaparecieron a Miguel. Los testigos hablan de 5 a 6 personas”, aclaró Rosa.

Es que a partir de los testigos que recuerdan la noche en que Miguel fue ingresado a la comisaría y golpeado hasta la muerte, se pudo conocer que no solo estuvieron esos cuatro uniformados, si no al menos “entre cinco y seis personas” en total. 

Por todo esto, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires elevó a cinco millones de pesos la recompensa para toda persona, que bajo identidad reservada, aporte información fehaciente para encontrar su cuerpo.

En mayo de 1999, Walter Abrigo y Justo López, fueron condenados a perpetua por los delitos de tortura seguida de muerte, además de privación ilegal de la libertad y falta de cumplimiento con los deberes del funcionario público. Ambos eran miembros del servicio de calle de la Comisaría 9º. 

Sin embargo, el por entonces comisario Juan Domingo Ojeda y el oficial Ramón Cerecetto fueron condenados a dos años de prisión e inhabilitación de seis y cuatro años para ejercer cargos públicos, respectivamente, por encubrimiento.

La historia de Miguel es similar a la de muchos otros jóvenes: fue hostigado durante meses por la policía, perseguido y finalmente asesinado. Según cuenta su madre, el conflicto comenzó con un allanamiento ilegal en una casa tomada que Miguel y sus amigos utilizaban para ensayar con su banda de punk rock. 

Miguel denunció a los uniformados que ingresaron y amenazaron a los jóvenes, lo que le costó la vida. nuevas consecuencias: constantes acosos y amenazas.