Cuando una población está sacudida por crisis económicas reiteradas busca encauzar su enojo en soluciones concretas y eficaces. No importa tanto el perfil ideológico de quien proponga esas soluciones, sino que diga cómo va a resolver el problema.
La propuesta de dolarizar la economía ha sido desde hace algunos meses el caballito de batalla de Javier Milei, que en las PASO cosechó nada menos que el 30% de los votos. El argumento sería que nuestra economía ya está dolarizada “de hecho” ya que esa es la moneda de referencia para tasar el valor de inmuebles, de insumos de importaciones, de los productos para exportación y de los ahorros de la clase media, entre otros importantes.
Hace varios años la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner viene insistiendo con la necesidad de resolver el bimonetarismo que caracteriza a la Argentina desde el final de la última dictadura, cuando el ministro de economía del gobierno de facto, José Martinez de Hoz, dejó una deuda externa de 45 mil millones de dólares. A partir de entonces el valor de los terrenos y las hectáreas de campo comenzaron a ofrecerse con el dólar a precio de referencia.
Pero más allá de las particularidades de nuestro país es cierto que otras tierras han adoptado el dólar norteamericano como moneda de curso legal. Estos son los casos de Ecuador, El Salvador, Zimbabue, Timor Oriental, Islas Vírgenes Británicas, Islas Turks y Caicos.
Es importante mencionar que ninguno de estos países tiene el tamaño ni las composiciones macroeconómicas de Argentina. Son países que por ejemplo no tienen una industria importante y basan su actividad económica en exportaciones de materias primas. ¿Cómo les fue a cada uno de ellos?
Ecuador
El hermano país sudamericano atravesó una profunda crisis económica y social a fines de los 90 y en el año 2000 el gobierno de turno anunció que el dólar reemplazaría al Sucre (moneda de curso en ese país hasta ese entonces). Previo a dolarizar la economía hubo una fuerte devaluación que llevó el valor del dólar de 7000 a 19000 sucres, lo cual produjo fuertes protestas.
Desde entonces las y los ecuatorianos usan el dólar norteamericano como moneda de curso legal y su economía (basada en la exportación de petróleo y materias primas).
El Salvador
A partir de 2001 El Salvador también adoptó el dólar estadounidense como moneda oficial. Hace algunos días Manuel Hinds, el “padre de la dolarización” salvadoreña, contó que fue contactado por miembros del equipo técnico económico de Milei para hacer preguntas concretas respecto a la dolarización. “Hemos sido de los 2 o 3 países con la tasa de inflación más baja en toda la región. Los que más compiten con nosotros son Ecuador y Panamá. También Chile y México”, sostuvo entre otras cosas.
Según sostuvo el economista ecuatoriano Pablo Dávalos, tanto en Ecuador como en El Salvador la dolarización significó un ancla que si bien controló la inflación y generó estabilidad de precios, provocó una serie de efectos negativos: distorsionó los sistemas de precios internos, haciendo que los países se volvieran más caros para su propia gente.
Desde otra perspectiva, uno de los efectos más negativos que tuvo la dolarización fue la destrucción de la industria local y -por lo tanto- la generación de empleo. “Los países dolarizados se convirtieron en economías importadoras de productos”, explica, básicamente porque se desindustrializaron.
En septiembre de 2021, el mandatario salvadoreño Nayib Bukele también aprobó una ley que convirtió al Bitcoin en moneda de curso legal junto al dólar, lo que añade una capa de complejidad a su sistema económico sometida a los vaivenes de la volatilidad de esta criptomoneda.
Por fuera de America los países que usan el dólar como moneda de curso legal son Zimbabue, Timor Oriental e Islas Vírgenes Británicas. El caso de Zimbabue es particular y para mirar con atención ya que dolarizó su economía en 2009 luego de una violenta hiperinflación; (que llegó a superar los 7 dígitos) pero como esta política económica no resolvió el problema económico volvió a poner en circulación una moneda propia. El país continúa con serios problemas sociales y económicos
Desde su independencia en 2002, Timor Oriental utiliza el dólar estadounidense como su moneda oficial. Mientras que Islas Vírgenes Británicas, aunque es un territorio británico de ultramar, utilizado el dólar estadounidense de manera informal y ampliamente aceptada en la mayoría de las transacciones al igual que las Islas Turks y Caicos.
¿Qué hay detrás del proyecto dolarizador?
Sin embargo, más allá de que nos refugiemos en el dólar para cuidar nuestro poder adquisitivo, no a todas las empresas y sectores de la economía les conviene la dolarización. “Muchas empresas que exportan tienen parte de sus estructura de costos en pesos, con lo cual cada devaluación les permite ganar competitividad como los salarios e insumos de producción nacional. Con una dolarización podrían comprar maquinaria e insumos importados con más accesibilidad pero tendrían dificultad para ganar competitividad por estas vías”, explicó a ARG MEDIOS el economista Francisco Cantamutto.
Uno de los grandes perjudicados de una dolarización sería el sector productivo nacional que compite con las importaciones, ya que quedaría completamente diezmado y sin posibilidad de competir. “Algunos sectores del poder financiero podrían estar de acuerdo, sobre todo los especuladores, pero tampoco todos los bancos apoyarían ya que irían a la quiebra”, sostuvo el economista.
La propuesta no es nueva en Argentina. La última vez que se propuso fue, no casualmente, en una campaña electoral: la de Carlos Menem en 2003. “En aquella ocasión no generó mayor consenso en el poder económico. De hecho los principales defensores de la propuesta eran los dueños de las empresas privatizadas que lo que querían era remitir ganancias al exterior”, recordó Cantamutto.
Sin embargo el paso previo a dolarizar es una megadevaluación, que las estimaciones actuales indican que estarían entre 10 mil y 15 mil pesos por dólar. A cambio claro, se congelarían esa distribución del ingreso, entonces quienes puedan sostenerlo congelarían sus gastos (cosa que no sucede con los trabajadores) Por otro lado, en caso de que no se pueda financiar el gasto dolarizador mediante la emisión, una de las opciones es hacerlo incautando depósitos, es decir, confiscando ahorros de los ahorristas.
“Normalmente la dolarización suele servir para validar otras opciones intermedias. Para que un gobierno que venga, que puede ser o no el de Milei, opte por una opción menos brusca que una dolarización como puede ser una megadevaluación”, opinó el economista y recordó que eso ya ha sucedido en Argentina en otras ocasiones. “En los 90 la alternativa a la devaluación fue la convertibilidad; y en 2002 hubo una fuerte devaluación de más del 100% cuando Duhalde decidió ponerle fin a la convertibilidad”, recordó.