Como pocas veces en la historia, este viernes 24 de septiembre se llevará a cabo una huelga mundial por el clima en diversas ciudades del planeta. La movilización ya sumó miles de adherentes y se espera que sea una de las más multitudinarias en materia ambiental desde el inicio de la pandemia. Será la instancia previa a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en Glasgow.
Los y las impulsoras insisten en exigir acciones ambiciosas de corto y mediano plazo, para que las tan anunciadas agendas ecológicas se apliquen de forma concreta y con presupuestos suficientes. En nuestro país, el centro neurálgico de la mrcha se dará a las 17 horas en la Ciudad de Buenos Aires, desde Plaza de Mayo hasta el Congreso. También se realizarán manifestaciones en ciudades como La Plata, Mar del Plata y Rosario.
“Estamos en crisis climática y ecológica. Según la comunidad científica, esta es la última ventana de oportunidad para actuar y evitar las peores consecuencias del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Es un asunto de derechos humanos y justicia social”, expresaron desde Jóvenes por el Clima.
La huelga mundial por la Tierra será la antesala de la gran Cumbre por el Clima, que se celebrará en Glasgow desde el próximo 1 de noviembre. Esta será el 26º período de sesiones de la Conferencia de las Partes (COP 26) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), eventos que hasta ahora han dejado un sinsabor respecto a las medidas urgentes que se necesitan para frenar el calentamiento global. Así ocurrió con las resoluciones firmadas en el Acuerdo de París (2015), hasta ahora incumplidas y poco monitoreadas.
Según la Agencia Meteorológica Mundial, ONU-Medio Ambiente y Global Carbon Project, la concentración de gases de efecto invernadero “ha crecido en la primera mitad de 2021 y las emisiones de CO2, óxido nitroso o metano volvieron a los niveles récord de 2019”. Es decir, en plena pandemia no se han logrado reducir los principales factores que afectan al cambio climático.
En diálogo con ARGMedios, el abogado ambientalista Enrique “Quique” Viale aseguró que acompañará la marcha y enfatizó en la importancia que la movilización surja desde organizaciones e impacte en jóvenes. “Creo que la participación de los y las jóvenes es clave para transformar la realidad y que es un buen momento para intentar influir en conseguir leyes y políticas públicas relacionadas con esta problemática”.
“El viernes vamos a acompañar esta marcha, que está convocada por los jóvenes y que cada vez se dan con más participación”, agregó Viale. “Son muy interesantes porque genera masa crítica y también se da en un contexto nacional, como es en el marco de la presentación de ley de hidrocarburos, que van en sentido contrario a lo que se plantea con políticas ecológicas”.
Por su parte, desde Jóvenes por el Clima remarcan que “ya no hay más espacio para promesas vacías” y que se necesitan medidas inmediatas en el país y en el mundo para detener la crisis climática, que se vuelve real y visible en fenómenos como la gran sequía del Río Paraná. “Desde América Latina en particular, reclamamos una transición realmente justa e inclusiva para los países del sur global, con financiamiento y recursos acordes a la transformación necesaria”, sumaron desde la organización.
Del otro lado del océano, la líder mundial del clima, Greta Thumberg, enfatizó que a pesar de la crisis sanitaria y sus efectos en la producción global, no se registra una disminución de emisiones de dióxido de carbono.
“Tras este año y medio tan extraño, la crisis climática es más urgente, no ha desaparecido con la pandemia”, puntualizó Thumberg en un encuentro virtual con líderes climáticos. “La gente se está despertando, es consciente de que algo no va bien, y eso lo encuentro esperanzador, pero los gobiernos y las empresas no están haciendo lo suficiente”.
La última advertencia científica
El pasado 11 de agosto, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) recordó que el calentamiento global es consecuencia de las emisiones de dióxido de carbono que produce el ser humano (o la forma en que la humanidad produce), y que a este ritmo, para 2030 el aumento de la temperatura global podría superar los 1,5ºC, una de las marcas más temidas.
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Ese recalentamiento generaría olas de calor insospechadas, sequías, derretimiento de los polos y glaciares, falta de agua, aumento del nivel del mar y eventos climáticos extremos, como grandes y violentas precipitaciones.
De acuerdo a los científicos, esto solo podrá ser evitado si se reducen abismalmente esas emisiones de CO2, un objetivo que parece muy difícil de cumplir por las pocas restricciones existentes y acuerdos que, en los hechos, no han tenido ningún impacto positivo.
Para el secretario general de la ONU, António Guterres, el informe de IPCC significó “un código rojo para la humanidad. (…) Este informe debe poner fin al carbón y las energías fósiles antes que destruyan nuestro planeta. No hay tiempo para esperar, ni lugar para excusas”.