A la derecha de Milei: Victoria Villarruel

Un repaso sobre la vida de Victoria Villarruel, la candidata a vice que lleva Milei en estas elecciones. Familia militar, defensora del genocidio de la última dictadura y postura anti derechos.

Javier Milei quien lidera la nueva derecha argentina que arrasó sorprendentemente estas últimas elecciones nacionales con el 30% de los votos, pese a sus fuertes declaraciones anti derechos vertidas durante los últimos años. 

Pero no son las declaraciones de Milei sobre la libre portación de armas, la venta de órganos, el achicamiento del Estado y el libre mercado lo que lo definen como un político anti derechos, sino la decisión de que Victoria Villarruel lo segundé en la fórmula presidencial. 

Sin dudas, el contexto mundial y las nuevas derechas que logran colarse en los discursos, y en los aparatos políticos, explica la aparición de Villaruel en la escena. La vice de Milei y quien, de ganar en noviembre, estará al frente de los ministerios de seguridad, defensa e inteligencia en un virtual gobierno de la ultraderecha. 

Pero, ¿Quién es y de dónde viene la mujer que reivindica la última dictadura militar?

Una familia con las manos manchadas con sangre

Victoria Villarruel pertenece a una familia militar. Su padre, Eduardo Villarruel, integró el Ejército Argentino y reconoció haber “intervenido en la lucha contra la subversión, tanto en ambiente urbano como rural”. 

Estuvo en el cuartel de Villa Martelli y cuando Victoria cumplió un año, participó del Operativo Independencia, uno de los acontecimientos que previos al genocidio durante la última dictadura, donde se secuestraron en la “Escuelita de Famaillá”, Tucumán, alrededor de tres mil personas y se asesinaron miles de obreros, estudiantes, docentes, militantes sociales y del ámbito político.

En la Guerra de Malvinas, fue el segundo jefe de la Compañía de Comandos 602, detrás de Aldo Rico. Fue prisionero de los ingleses. Con la democracia se quedó trabajando en la Secretaría General del Ejército dentro del Departamento de Comunicación Social.

 “No encontramos pruebas de él. Se encargaron de borrarlas perfectamente”, dijo en una entrevista el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla. En cambio su tío, Ernesto Guillermo Villarruel, quien estuvo a cargo del centro clandestino de detención “El Vesubio” -uno de los lugares más sangrientos del conurbano bonaerense-, sí fue procesado. 

Villarruel reivindica a su padre y abuelo materno quien era Marino Mercante y afirma que fueron quienes le inculcaron “que había que luchar por nuestros valores”. Sin embargo, a su tío nunca lo menciona en ningún reportaje.

Otra de las últimas novedades que vinculan a Villarruel directamente con el genocidio del 76, es su nombre en uno de los cuadernos del represor Miguel Echecolatz, condenado nueve veces por delitos de lesa humanidad. La información la difundió la abogada y querellante Guadalupe Godoy, quien viralizó la imagen del cuaderno que tenía Etchecolaz al momento de dar su defensa antes de afrontar el primer juicio a los procesamientos de genocidas que iniciaron el 2006. Villarruel estaba anotada como contacto junto al nombre de Cecilia Pando.

Dicho elemento es parte de la documentación que se secuestró en el allanamiento en el penal de Marcos Paz que se realizó luego de la segunda desaparición de Jorge Julio Lopez. En ese mismo penal hay registro de visitas de Victoria Villarruel y Cecilia Pando a Norberto “Beto” Cozzani, quien era la mano derecha de “Etchecolatz”, su guardaespaldas.

 

Actualmente Villarruel es presidenta honoraria de Oíd Mortales, que es el nombre que asumió el año pasado la Fundación Tridentina para los Valores Clásicos. La Fundación Tridentina había sido conformada en 2011 por Gustavo Corbi, un teólogo que estuvo a cargo de la sección Religión de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) durante los primeros meses de la dictadura de Videla.

Su vinculación con el macrismo

Victoria Villarruel es una referente en la lucha pro genocidas o anti derechos. Sus primeros pasos en política fue con la organización “Jóvenes por la Verdad”, un grupo que apoyaba a los militares de la última dictadura: juntaban cartas para el represor de la ESMA Ricardo Cavallo mientras estaba preso en España, u organizaban visitas al dictador Jorge Rafael Videla. 

Esto último lo afirma un militar de alto rango llamado Pedro Mercado, pareja de Cecilia Pando, quien dio sus primeros pasos en política junto con Villarruel.

El propio Mercado contó en un posteo de Facebook que él conoció a Videla a través de Villarruel. Para entonces, la candidata a vice conducía el programa de radio de Jóvenes, que se llamaba Proyecto Verdad. 

Su vínculo con el macrismo empieza más adelante. En 2014, Villarruel saca un libro que es promocionado por una de las editoriales más grandes del mundo; Random House Mondadori, dirigida durante 7 años por Pablo Avelluto, ex ministro de Cultura de la Nación durante el gobierno de Mauricio Macri.

En su libro “Los otros muertos: Las víctimas civiles del terrorismo guerrillero de los 70”, Villarruel le atribuye a la guerrilla argentina 1010 muertos, con sus nombres, la fecha y la organización responsable, entre 1969 y 1979. Es aquí cuando Villarruel comienza a adoptar un tono discursivo, una estrategia comunicacional para interpelar a la sociedad con sus ideas defensoras del fin de los juicios a los genocidas de la última dictadura: corre a un lado a los militares, y pone en el centro de la escena a los civiles que fueron asesinados por las organizaciones revolucionarias.

Su dispositivo cultural es el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv) creado en 2006, 3 años después de recibirse como abogada. Desde allí se desarrolló una estrategia de comunicación diferenciada y perspicaz: el centro nunca habla de la violencia estatal, ni a favor ni en contra, sino que se centra en la historia de las víctimas con crudos relatos de familiares biográficos y casi siempre utiliza fotos familiares y en la vida común para retratar escenas de la vida de aquellas personas.

 

Otros acontecimientos la vinculan directamente con el macrismo como en 2016, cuando el ex Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, Claudio Avruj, recibe a Villarruel y a su Asociación Civil en la Ex Esma. Fue la primera vez que un funcionario del Poder Ejecutivo Nacional recibió a representantes de una organización que justifica la violencia estatal de los años setenta. 

En nombre del Celtyv fueron a pedir que “los otros muertos” fueran reconocidos por el Estado como víctimas, que se les diera ese estatuto a través de algún simbolismo, como por ejemplo un monumento. No lo lograron. 

El perfil público de Villarruel venía haciéndose en diferentes radios locales del país. En 2017 fue entrevistada por primera vez en televisión en el programa “A fuego lento” del Canal 26 y a partir de ahí su popularidad estuvo atada a los discursos de familiares de víctimas de ataques de organizaciones revolucionarias.

En el 2021 popularidad la volcaría arriba del primer escenario que pisa, ya como segunda de Milei donde dijo: “Me tildan de genocida, me tildan de facha, de negacionista, los mismos que justifican los crímenes del comunismo en todo el mundo. Por eso, sin importarme las etiquetas y sin tenerle miedo a los motes: si robarse todo en nombre de los pobres es ser de izquierda, soy de derecha. Si usurpar tierras al Estado y a la gente es de izquierda, soy de derecha. Si defender la impunidad del terrorismo es de izquierda, señores, soy de derecha…”.