Este domingo 26 se realizaron elecciones en Alemania con la participación de un 76% de su electorado. Los resultados provisionales indican que el SPD encabezado por Olaf Scholz aventaja por casi dos puntos (25,7%) a la CDU de Armin Laschet (24,1%), mientras que el Partido Verde da la sorpresa (14,8%) obteniendo el tercer lugar y el mejor resultado de su historia. El cuarto lugar queda en manos de los liberales del FDP, que al momento contabilizan un 11,5% y mejoran su rendimiento respecto a 2017.
Lo que comenzó como un empate entre los democristianos y la socialdemocracia, se confirma como una victoria apretada pero concreta del SPD, aunque la palabra final estará al momento de construir coaliciones. Cualquiera de los partidos deberá negociar con los verdes y con los liberales del FDP para conformar gobierno, lo cual anticipa un escenario por demás complejo.
Por el lado de la CDU de Laschet —impulsado por su partido y por la propia Angela Merkel—, se habla del peor desempeño de su historia: casi 10 puntos menos que en 2017. El líder derrotado manifestó que “no podemos estar contentos” pero insiste en que tratará de liderar el gobierno. Laschet manifestó estar dispuesto a convencer a verdes y liberales para asegurar su supervivencia política y garantizar otro mandato para la CDU: “Vamos a hacer todo lo posible por liderar el Gobierno”.
Por el lado de la SPD, el candidato Olaf Scholz habló desde la sede del partido y manifestó que “muchos ciudadanos han votado al SPD porque quieren un cambio y que el próximo canciller se llame Olaf Scholz”. Los socialdemócratas gobernaron por última vez entre 1998 y 2005 a través del canciller Gerhard Schröder, predecesor de Merkel.
Si bien existen varias alianzas posibles para conformar gobierno, una de las más anticipadas incluye tanto a verdes como a liberales bajo el liderazgo del SPD, denominada “de semáforo”. O bien la opción encabezada por la CDU, denominada “Jamaica”. La izquierda representada en Die Linke finalmente no alcanzó los votos para pelear por un espacio en la coalición. Dicha fuerza perdió cuatro puntos respecto de 2017 y perdería también su representación en el Bundestag.
Por el lado de la extrema derecha (AfD), a pesar de haber alcanzado el 10,5% de los votos, el partido liderado por Alice Weidel no logró superar su desempeño de 2017 y pierde cerca de diez escaños. Aún así, desde el bloque se manifestaron satisfechos: “Se habló de que cuatro años después estaríamos fuera del parlamento y estamos otra vez por encima del 10%. Es un éxito”, expresó Weidel.
A pesar de los resultados nacionales, AfD alcanzó una gran elección en Turingia, donde se convirtió en primera fuerza con el 24% de los votos. El SPD fue el segundo partido más votado con el 23,4% y la CDU quedó en tercer lugar con el 16,9%.
Lo cierto es que se avecinan meses de intensa negociación entre los partidos, lo cual podría extender el mandato de Merkel y así otorgarle el récord de permanencia en el cargo, superando al también democristiano Helmut Khol.
Un voto envejecido
Uno de los datos salientes de esta elección es el índice de participación por edades. En esta oportunidad, los electores con más de 60 años representaron el 38% de los votos, en un contexto donde 21,3% de los electores son mayores de 70. Por este motivo, algunos analistas hacen referencia a la existencia de una “república de jubilados”, con una tendencia a votar en contra de todo aquello que implique reformas estructurales.
“Descubrimos que los votantes mayores tienen más probabilidades de tener más vínculos partidistas a largo plazo que los votantes más jóvenes”, explica Nicolas Siegel, gerente del Instituto Infratest dimap en Berlín. “Esto, a menudo, es algo que se desarrolló en etapas tempranas de su vida. Hace más de 20 años, el CDU, CSU y SPD eran las fuerzas más poderosas. A mediados de la década de 1970, lograron juntos el 90% de los votos”.
En promedio, los mayores de 60 años fueron siempre el grupo que más participó en todas las elecciones generales, desde 1953 a 2009. En 2017, el grupo de personas de 60 a 69 años fue el que más votó con el 81%.
La tendencia a los partidos tradicionales y conservadores se extiende también en las zonas rurales, donde la gente se enfrenta a la implementación de nuevas fuentes de energía y es bastante escéptica hacia, por ejemplo, las numerosas turbinas eólicas. A su vez, estas poblaciones se sienten más lejos de los problemas migratorios, las consecuencias de la globalización y el cambio climático, temas que están más presentes en las ciudades.
En ámbitos urbanos, la realidad es otra. Es en ese sentido puede entenderse la excelente elección del Partido Verde en Berlín, donde obtuvieron el segundo lugar con el 18,9% por detrás del SPD. Según explica Siegel: “Los Verdes tienen sus baluartes en los entornos urbanos. Hay sobre todo muchos votantes más jóvenes que tienen un alto nivel de formación. Es decir, los votantes verdes clásicos, por así decirlo”.
Berlín le dice SI a la expropiación
Además de autoridades para el Bundestag, este domingo los electores de Berlín estaban llamados a elegir autoridades regionales, y a participar en un plebiscito no vinculante para expresar su postura respecto a la expropiación de más de 200 mil viviendas de alquiler, que actualmente están en manos de empresas privadas.
Al momento, la postura a favor se impone con el 56,5% de los votos por sobre el NO que obtuvo un 38,8%. A su vez, los votantes que se inclinaron a favor lograron superar el piso mínimo requerido para la validación de dicho plebiscito —el cual se ubicaba en 611.900 votos—, al obtener por el momento un total de 717.363.
Aquí están celebrando el sí a la expropiación de viviendas en Berlín.
Gritan: “Expropiar a Deutsche Wohnen”.
Es el éxito de la noche tras mucho tiempo de recogida de firmas. Es impresionante el movimiento por la vivienda que se ha creado en torno a esto. https://t.co/VSzXESj22S
— Laura Cruz (@Laura_cruzd) September 26, 2021
Cerca del 80% de los berlineses debe alquilar y se supone que, entre 2017 y 2030, la ciudad necesitará al menos 200 mil nuevas propiedades para hacer frente a este problema. Ante esta situación, el pasado miércoles Berlín dio un segundo paso y compró 14.750 viviendas y 450 locales por 2.500 millones de euros a las principales inmobiliarias, con el fin de intervenir en los precios del alquiler.
Las propiedades serán distribuidas entre las compañías públicas de vivienda de la ciudad, las cuales se suman a otras 6 mil casas que fueron compradas en 2019. Para posibilitar esta iniciativa, Berlín logró reunir en pocos meses las 175 mil firmas necesarias.
La decisión por el SI va a contramano de la voluntad de la candidata vencedora en Berlín, la socialdemócrata Franziska Giffey, quien ganó popularidad como Ministra de Familia, Ancianos, Mujer y Juventud del último gobierno de Merkel. Dicha paradoja promete una disputa hacia dentro de la ciudad.