A principios de agosto se publicó un informe de la ONU sobre el cambio climático y este no tiene que ver sólo con el aumento de las temperaturas mundiales, sino con sus consecuencias.
“Habrá impacto irreversible si no se reducen un 45% la emisión de gases de efecto invernadero, el peligro para la humanidad que representa el límite del calentamiento global de +1,5°C, atrae dramáticas consecuencias para la humanidad, 420 millones de personas sufrirán olas de calor extremas si el calentamiento del planeta supera 2 ºC.”- (IPCC), Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU
En ese sentido, se espera que en pocas décadas se inunden zonas costeras y que se derritan los glaciares. Esto generará que millones de personas se queden sin hogar, ya que ninguna comunidad puede vivir debajo del agua o sin ella.
A veces nos olvidamos que la mayor parte del territorio nacional es seco, y que solamente nos bastaron cien años para hacer de la Patagonia un desierto. Por ello, el aumento de los períodos de sequía puede hacer estragos en zonas en las que ya de por sí el agua escasea, produciendo incendios interminables. Las cosechas y por ende, la alimentación de nuestro pueblo, se verán profundamente afectadas y cada vez serán más inaccesibles.
Hace ya algún tiempo se formó la Coalición Global a favor de emisiones netas cero para 2050. En un contexto de pandemia y en pos de la recuperación de COVID-19, es el momento de pensar en formas de reconstrucción ecológicas y con bajo impacto al ambiente
Los sectores populares somos los principales afectados de esta situación, porque no podemos elegir dónde vivir, sino que vivimos como podemos, ya sea en la ribera que se inunda, en las quintas a la que no llega el agua, en el monte que se incendia o en el asentamiento que se derrumba con cada tormenta.
En las producciones familiares, campesinas e indígenas las cosechas están siendo cada vez más erráticas. Los años que no llueve, no alcanza el agua de riego, se secan los cultivos y se mueren los animales. Los años que llueve, las plantas se llenan de enfermedades por el exceso de agua, se inundan nuestras casas y hasta se nos rompen nuestras casillas y los invernaderos.
En este panorama desolador, se dan dos debates importantes: la Ley de Envases y la Ley de Humedales. La primera pone el eje en la responsabilidad de los grandes generadores de basura, es decir, las empresas transnacionales, de hacerse cargo de destinar parte de sus ganancias al tratamiento de esos residuos que las mismas generan.
“…implementar incentivos financieros para alentar a los fabricantes a diseñar productos respetuosos con el ambiente y responsabilizar a los productores de los costos de manejo de sus productos al final de su vida útil”. Proyecto contemplado en la Ley de Envases N°27279
La segunda, pone el énfasis en la protección de humedales, que son lugares de reserva de la vida que están siendo cubiertos por el cemento de la especulación inmobiliaria, y que termina inundando a los barrios lindantes.
“Artículo 1º- La presente ley tiene por objeto establecer los presupuestos mínimos para la conservación, protección, restauración ecológica y uso racional y sostenible de los humedales y de los servicios ambientales que éstos brindan a la sociedad en todo el territorio de la Nación, en los términos del artículo 41 de la Constitución Nacional”. Ley de Humedales N°4279/15
En sus objetivos principales encontramos a) Promover la conservación y el uso racional de los humedales; b) Mantener los procesos ecológicos y culturales de los humedales, garantizando los servicios ambientales que brindan; c) Proteger y conservar la biodiversidad de los humedales; d) Contribuir a la provisión del agua y regulación del régimen hidrológico en las distintas cuencas del territorio nacional, entre otros.
Por otro lado, es fundamental impulsar el proyecto de Ley de Cinturones Verdes, presentado en el congreso hace poco más de un año, que busca proteger y planificar los espacios productivos que rodean a las grandes ciudades y garantizar el futuro de nuevas generaciones en la zona rural.
El su artículo 1 el proyecto explica: “Cinturones Verdes Productivos”: aquellas áreas, espacios, sitios y zonas urbanas y periurbanas, de valor productivo, patrimonial, económico y ambiental, de vegetación natural o terreno agrícola y/o de cultivo y producción primaria de alimentos derivados de su agricultura”; en el siguiente articulo agrega: “Artículo 2: Los :Cinturones Verdes Productivos de todo el territorio nacional son áreas productivas primarias protegidas por su importancia económica, social, sanitaria y ecológica en el desarrollo de las economías regionales y la soberanía alimentaria”.
Estas leyes deben ir acompañadas por la discusión de los modelos de producción, y de planificación urbana y rural que nos permita definir colectivamente dónde se producirán alimentos y de qué forma, dónde la gente va a vivir y trabajar, y que las grandes empresas se hagan cargo de las consecuencias ambientales que generan.
Es necesario desarrollar una planificación de políticas de Estado para mejorar las condiciones de vida de los sectores populares, para esto es fundamental un trabajo conjunto entre instituciones y organizaciones que conozcan los territorios, de esta manera desarrollar iniciativas que tengan anclaje real en las necesidades de la gente.
El cambio climático sumado a la situación sanitaria del mundo es un punto de inflexión para rever las prácticas productivas y de desarrollo de nuestros territorios. Quedó evidenciado que estamos llegando al límite, el mundo está por explotar y lo sabemos. Tenemos que frenar el avance del calentamiento global para dejar un planeta mejor a las generaciones que vienen. La falta de agua y el incremento de incendios en nuestro territorio llevan a la muerte a miles de personas que viven de formas indignas.
En un año de elecciones legislativas, es importante discutir e impulsar propuestas que apunten a cambiar las condiciones estructurales, no podemos seguir así. La participación de referencias que vengan de los sectores populares en la política electoral es el camino para avanzar en nuevos debates en instituciones que están viciadas por gente que ha demostrado no tener interés de mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo.