A principios de octubre, luego de las celebraciones por el 72° aniversario de la fundación de la República Popular China, reflotó el conflicto histórico entre el gigante asiático y Taiwán. De acuerdo a la administración taiwanesa, alrededor de 150 aviones militares habrían sobrevolado su territorio, aunque las autoridades en Beijing desmintieron esta versión.
Aún así, las autoridades chinas se encargaron de mostrar una serie de ejercicios de desembarco en la provincia Fujia, a 180 km de la isla de Taiwán, frente a su costa. El ejército chino expuso en su cuenta de Weibo unas serie de imágenes que retratan tareas de combate en diferentes etapas.
Este conflicto es histórico y comenzó luego de la guerra civil en China, en octubre de 1949, con triunfo del partido comunista de la mano de Mao Tse Tung. En aquel entonces, el Kuomintang buscó refugiarse en algún territorio del país y así es como llegó a la isla de Taiwán. La isla fue colonia holandesa, portuguesa y estuvo bajo el poder de Japón antes de ser parte de China. Con la llegada de Chiang Kai Shek —líder del Kuomintang— se funda la República de China (Taiwán).
Desde esta clave histórica dialogamos con Lucas Villasenin, que es especialista en asuntos de China y uno de los impulsores del portal La Ruta China. “La República Popular China sume el principio de ‘una sola China‘. Considera que Taiwán es parte de su territorio y hay una disputa soberana sobre ese territorio, de la misma forma que lo había con Hong Kong hasta la transferencia de su soberanía en 1997”.
El antecedente de Hong Kong
Así como Taiwán, el caso Hong Kong también viene de largo. Durante el siglo XIX y las guerras del opio, el emperador chino Daouang intentó prohibir su consumo y comercialización debido a que había un gran número de personas adictas en el territorio. Se desató una guerra en la que China fue derrotada y Hong Kong, junto a otros territorios, pasó a ser colonia británica.
En 1898 se firmó el Convenio para la extensión del territorio de Hong Kong. En los términos del tratado, dicho espacio estaría en manos británicas por 99 años. China recuperó el territorio y en la actualidad es una región administrativa especial que se encuentra anexada a la República Popular bajo el lema “un país, dos sistemas”.
“Hoy en día, una unificación de Taiwán con lo que es la República Popular China sería hasta mucho más sencilla de lo que fue en su momento con Hong Kong, por el nivel de integración que ya existe actualmente en sectores económicos, a través de las empresas, de capitales y de trabajadores”, afirma Villasenin. “El Gobierno de la República Popular tiene en mente que este proceso sea pacífico, [las autoridades chinas] han negado rotundamente la posibilidad de cualquier posibilidad de absorber el conflicto de manera beligerante y es una política sostenida a lo largo de décadas”.
Villasenin agrega: “No hay que perderse a partir de declaraciones que hacen funcionarios norteamericanos o funcionarios de Taiwán, sino ver la conducta que ha tenido la República Popular en estas décadas, que aspira a incorporar a Taiwán bajo su soberanía como lo hizo con Hong Kong y como lo hizo con Macao. Su herramienta es fundamentalmente buscar consensos, no a partir de la coerción y la violencia”.
El papel de Estados Unidos
Hace apenas unos meses Estados Unidos declaró el fin de la ocupación en Afganistán. Pero nada de esto implica el fin de su estrategia militar en Asia. Quedó demostrado con la creación de AUKUS, una alianza de seguridad entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia para contrarrestar la presunta amenaza a la libertad de navegación en el Mar Meridional de China.
No parece casual la recuperación de la alianza AUKUS en pleno conflicto China-Taiwán. Lucas Villasenin afirma que el interés de Estados Unidos es claro y cada día más evidente. “Ya no tiene tanto que ver con los resabios de la guerra fría —y sus mirada de oposición ideológica—, sino que también hay que empezar analizar nuevos factores. Es evidente que la reunificación de China incorporando Taiwán haría inmediatamente a China mucho más poderosa de lo que es actualmente, contando con muchos más recursos, fundamentalmente científicos y tecnológicos”.
“El enfoque que hay que tener para entender este conflicto tiene que ver mucho más con la disputa tecnológica, científica y de recursos que con una mirada ideológica (…) de cómo intenta Estados Unidos frenar el ascenso del crecimiento de la economía y el protagonismo global de China, antes que una oposición a su sistema político ideológico como podía pasar hace 20 o 30 años atrás”.