Artículo originalmente publicado en PIA Noticias
La operación militar de Rusia en Ucrania desató una serie de medidas por parte de los gobiernos de occidente que buscan aislar y debilitar a Rusia. La decisión de imponer sanciones económicas y bloqueos como forma de presionar para frenar la operación, sumada al congelamiento de cerca del 50% de las reservas que Rusia tiene en otros países, golpearon con fuerza a la economía rusa, cuya respuesta no se hizo esperar.
En una declaración realizada el miércoles 23 de marzo, el presidente ruso Vladimir Putin anunció que debido a las sanciones impuestas de forma unilateral contra su país, el pago por el suministro de gas que Rusia vende a los países que adhirieron a las sanciones deberá efectuarse en rublos. Dicho anuncio generó no sólo la reacción de aquellos países que dependen del gas ruso en Europa (40% de lo que consume) sino también una revalorización de la moneda rusa, que tras el anuncio de las sanciones sufrió una devaluación del 30% y logró recomponerse tras las medidas del gobierno y el anuncio del presidente.
“Estados Unidos a través de las medidas coercitivas buscó debilitar al rublo para que todas las economías del mundo se vuelquen a desarrollar otras energías o comprar a otros países, y Rusia contraataca de esta manera”, explica en entrevista con PIA Noticias Rodolfo Pablo Treber, analista económico y trabajador del Banco Central de la República Argentina.
Treber subraya también que esta medida no sólo fortalece a la moneda rusa, sino que debilita al dólar como divisa de intercambio internacional. “Esto sucede porque al resto de los países del mundo ya no le sirve tener, únicamente, al dólar como moneda de reserva, sino que precisan contar con una canasta de monedas. De esta manera, se desprenden de la divisa norteamericana haciendo que esos dólares entren en circulación y pierdan valor”.
Tanto en América Latina como en Europa y gran parte de los países del mundo, las reservas de valor de las monedas se hacen en dólares, haciendo de esta una moneda de atesoramiento y resguardándola de un proceso inflacionario. “La gran mayoría de los países del mundo, hasta el momento, utilizaban el dólar como reserva de valor de sus monedas porque cumple con la característica de ser moneda global: es aceptada para comprar cualquier cosa en cualquier parte, entonces sirve para actuar en un estado de emergencia” explica el analista.
La hegemonía del dólar como moneda de intercambio internacional se consolidó en 1971 con la caída de los acuerdos de Bretton Woods, donde se rompieron las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países y se puso fin al resguardo en metal como valorización de las monedas. Desde entonces y hasta hoy, la moneda norteamericana reemplazó al oro y comenzó a ensanchar las reservas de los bancos centrales del mundo. A su vez, el comercio de petróleo en dólares posicionó a la moneda como referencia indiscutida en el mercado internacional
Con el surgimiento de potencias que le disputan hegemonía a Estados Unidos, la guerra económica se presenta como posibilidad para organizar las alianzas ante la posibilidad cada vez más concreta de que el comercio internacional ya no se haga únicamente en dólares.
La situación representa una amenaza para la moneda y la economía estadounidense por arrastrar consigo un proceso de inflación. “Lo que sucede es que, al abrirse relaciones comerciales en distintas monedas, una gran parte de los dólares que antes servían como reserva de valor, dejan de estar resguardados. Así, el dólar líquido que se encuentra en la compra venta del consumo, aumenta en términos relativos respecto de los que se encuentran atesorados y, también, en términos absolutos al haber mayor cantidad de moneda en manos de la población. De esta manera, y al no poder aumentar sus niveles de productividad por la pérdida de mercados en los últimos años a manos de China, el dólar pierde valor e ingresa en un proceso de inflación” señala el economista del BCRA.
La inflación a nivel global comenzó en 2020 con el inicio de la pandemia, donde muchos países productores de materias primas disminuyeron el ritmo de sus exportaciones para abastecer sus mercados internos, generando así un aumento de precios a nivel mundial. Dicha situación se ve ahora recrudecida ante el actual contexto de guerra económica. Según explica Treber, “para el caso de las importaciones, el contexto de guerra económica hace que se achiquen los mercados y, con ello, se achica la oferta haciendo que aumenten los precios. Hay distintos factores que se combinan; por un lado, aumentan todos los precios y, por el otro, el dólar empieza a tener mayor circulación. Eso hace que se genere una desvalorización de la moneda, lo cual genera inflación en Estados Unidos y en los países cuyas economías están atadas al dólar”.
En el actual contexto de sanciones y bloqueos contra Rusia, donde además hay otros países que sufren las mismas represalias impulsada por los países de Occidente, la salida para evadir las sanciones empieza a amenazar la supremacía del dólar. “China y Rusia ya vienen entablando relaciones comerciales hace años en otra moneda, mantienen el dólar como moneda para las relaciones comerciales con países de Europa y con Estados Unidos y Canadá, pero con otros países del mundo ya empiezan a negociar en otras monedas” sostiene Treber.
Ante dicho panorama, no sorprende la decisión del gobierno de Rusia, la cual se suma a otras iniciativas que ponen en jaque a la moneda estadounidense. Entre ellas se encuentra la propuesta presentada para la creación de una moneda internacional en la reunión que se celebró el 14 de marzo entre la Unión Económica Euroasiática y China. De concretarse dicha iniciativa, algo que podría acelerarse en el actual contexto mundial, el comercio entre estos países superaría el PBI nominal de EEUU en otra moneda que no sea el dólar. A su vez, Arabia Saudita, uno de los mayores países productores de petróleo del mundo, estudia aceptar yuanes en el comercio de crudo con China, que compra un 25% de las exportaciones del país.
Sucede que tanto la cuestión de las sanciones unilaterales como el bloqueo de activos a Rusia despertó la desconfianza de muchos países que tienen vínculos comerciales con Occidente. En la lectura actual, cualquier movimiento que pueda desagradar a Estados Unidos sería objeto de represalias y la alternativa por el uso de una moneda diferente del dólar o el euro podría servir como resguardo.
Ante dicho panorama, el economista explica que aquellos países que se mantienen alineados a Estados Unidos en este conflicto se verán perjudicados. “Pensemos que muchos de los países de nuestra región tienen los precios de sus economías dolarizados, o sea, se rigen por el dólar porque la mayor cantidad de reservas son en esta moneda y negocian mayoritariamente en dólares. Entonces, por más que haya bienes que se producen en el propio territorio, como el producto es pasible de exportación, está dolarizado, su precio interno es el precio en dólar por el tipo de cambio”.
A su vez, el analista explica que al problema de la dolarización se le suma la cuestión de la inflación que sufre la moneda y que actualmente golpea fuertemente a la economía de Estados Unidos. “Las economías que están atadas al dólar tienen un margen de inflación importado, que está más allá del porcentaje de inflación de cada país. Es decir, arrancan con una inflación proyectada que es la de Estados Unidos como mínimo, y a partir de ahí la inflación producto de sus problemas internos”.
En el caso puntual de América Latina, Treber señala que “son países productores de materias primas y no pueden aprovechar el alto precio de los commodities porque al tomar posición a favor de EEUU – OTAN se les corta una parte importante del mercado. Teniendo en cuenta este contexto de guerra económica, no falta mucho para que Estados Unidos limite, o prohíba, a la Argentina y a otros países de América Latina las relaciones comerciales con China; ese es el próximo paso”.
Sin embargo, el economista advierte que dicha situación se presenta también como una oportunidad para terminar con la dependencia. “Quienes no se alineen a EEUU van a sufrir intentos de desestabilización, pero económicamente hablando tienen un montón de beneficios porque podrían aprovechar el aumento de la demanda y aumento de precio de los productos que exporta. Se va a exportar más y a mayor precio”.
Treber apunta a su vez, que la situación actual plantea la posibilidad de un salto hacia la industrialización. “Ya sucedió en otros momentos de la historia en los cuales varios países de América Latina utilizaron el contexto geopolítico de guerra económica para dar el paso hacia la industrialización. Esto se da porque el achicamiento y fragmentación de los mercados, más la pérdida de hegemonía y poder del imperialismo que domina los comercios exteriores de cada uno de estos países (EEUU), permite, y motiva como salida lógica, la sustitución de importaciones. A su vez, al generarse nuevas alianzas, es más factible que estas se generen incluyendo la transferencia tecnológica necesaria”.
Ante el actual panorama, el analista explica que aquellos países donde Estados Unidos tiene mayor influencia deben sufrir un proceso creciente periferialización. “Existe la posibilidad de que los países donde hoy domina EEUU padezcan una explotación aún mayor de la que ya viven en esta guerra económica. Creo incluso que, herramientas que se vienen impulsando desde el progresismo y se ven como positivas dada la crisis económica y social, como la renta básica universal o el aumento de los planes sociales, pueden llegar a ser soluciones propias del imperialismo para mantener a los pueblos subordinados y calmos durante este proceso. Por eso, es importante mantener el acento en alcanzar una verdadera independencia económica, que no es otra cosa que industrializarse y recuperar la capacidad de generar trabajo genuino”
Con las tensiones en diferentes partes del globo, el analista económico explica que “en los países de la Patria Grande, pero también en otras partes del mundo, va a haber fuertes tensiones políticas, con luchas para desprenderse de, o consolidar, la tutela de Estados Unidos y esto traerá la aparición de nuevos actores políticos y diversos nacionalismos. Me parece que cualquier cosa que ponga en crisis este orden mundial unipolar va a ser positiva. El escenario venidero, el multipolarismo, abre una ventana de oportunidad para nuestra región. El resultado va a depender de la conciencia política, y la capacidad de organización y acción de los pueblos”.