Durante el discurso de apertura de sesiones ordinarias del Congreso, Javier Milei abrió una propuesta que mostró su veta más política y dejó por un momento la confrontación directa con las provincias. La propuesta de reunir a todos los gobernadores y firmar el “Pacto de Mayo”, sonaba bien y le daba un aire de estadista al presidente.
Sin embargo, pronto la letra chica de lo que significa ese acuerdo empezó a correr por los pasillos de las gobernaciones. En especial en las provincias donde gobierna el peronismo más combativo. En síntesis, muchos de los mandatarios advirtieron que lo que el presidente buscaba firmar era -prácticamente- la esencia de la Ley ómnibus, el proyecto que naufragó en Diputados por incapacidad del oficialismo para lograr consensos con la oposición.
“Se nos lanza una invitación que se parece más a una amenaza o una imposición que a un diálogo”, dijo ayer Axel Kicillof, durante la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura bonaerense.
El gobernador de Buenos Aires dejó en claro que contaban con su gobierno si desde Casa Rosa buscaban “diálogo o hasta debate”, pero que si lo que se buscaba era hacer firmar algo con signos de extorsión, no. “Arranquen nomás si no llegamos”, fue la irónica frase que usó Kicillof para rechazar también el pre encuentro que Milei está convocando este viernes.
En síntesis, lo que el gobierno nacional propone es un un paquete de alivio fiscal a cambio de que respalden la Ley Ómnibus, que de alguna forma se aprobaría a partir de su nuevo nombre: Pacto de mayo. Un acuerdo que el presidente quiere lograr el 25 de mayo, en Córdoba.
Lo cierto es que Kicillof -quien se muestra de a poco como el mandatario más influyente de la oposición- no está solo: la misma postura fue replicada por al menos cinco gobernadores más. Sergio Ziliotto (La Pampa), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Ricardo Quintela (La Rioja), Gildo Insfrán (Formosa) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero).
Fuera de este bloque de gobernadores del peronismo duro, quedan afuera Osvaldo Jaldo (Tucumán), quien tomó una sorpresiva posición amistosa con el gobierno de Javier Milei -y a quien ya se le ganó el mote de “traidor”- y el catamarqueño, Raúl Jalil, que por ahora también especula y trata de tener buen diálogo con Casa Rosada.
“El Pacto de Mayo se condiciona a que uno apruebe lo que es la Ley Ómnibus. Desde el vamos, eso no va a ser factible. No se puede debatir algo que fracasó. No hay un solo tema en beneficio de la sociedad”, lanzó el gobernador de La Rioja, Quintela.
Por su parte, el gobernador de La Pampa, dejó todavía más claro los motivos del rechazo que ponen sobre la mesa los gobernadores peronistas: “Siempre vamos a buscar el diálogo, pero cuando enfrente hay una imposición, se hace difícil. Mi pregunta es por qué no cumplimos los pactos existentes. ¿Cómo voy a discutir una nueva coparticipación si no me cumple con la actual?”, sostuvo. Y agregó: “Si el Presidente no cumple las leyes, ¿cómo vamos a ir a un nuevo pacto?”.
Por ahora, sin el apoyo de estos seis gobernadores, el Pacto podría conducir a un rotundo fracaso para el gobierno nacional.
