Sus guerras, nuestras vidas. El movimiento antimilitarista

Un fantasma antimilitarista recorre Europa: sindicatos, movimientos sociales y organizaciones políticas se movilizan contra la guerra y la próxima cumbre de la OTAN en Bruselas.

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Movilizaciones STOP NATO (2018) - Foto: cnduk.org

El próximo 14 de junio la OTAN celebrará una “Cumbre de Líderes Aliados” en su sede de Bruselas. Según el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, la reunión “es una oportunidad única para reforzar la OTAN como encarnación duradera del vínculo entre Europa y América del Norte”. Tras la cumbre, se celebrará una reunión de líderes del Grupo de los Siete (G7) en Reino Unido del 11 al 13 de junio.

¿Hacia la renovación de las relaciones militares entre Estados Unidos y la UE?

Tal y como se ha presentado oficialmente, los debates de la cumbre se centrarán en “las acciones agresivas de Rusia, la amenaza del terrorismo, los ciberataques, las tecnologías emergentes y disruptivas, el impacto del cambio climático en la seguridad y el ascenso de China”. También se hablará de la Inciativa OTAN 2030, encargada en 2019 sobre las reformas de la alianza, después de que Trump cuestionara su relevancia.

Las cumbres de la OTAN tras unas elecciones en Estados Unidos han sido tradicionalmente el escenario para que la alianza promueva la unidad, dé la bienvenida a un nuevo presidente estadounidense y acuerde objetivos políticos y militares. En una visita a Bruselas el mes pasado, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken dijo que la OTAN había “redescubierto su mejor yo”.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, añadió: “Este viaje pondrá de manifiesto su compromiso de restablecer nuestras alianzas, revitalizar la relación transatlántica y trabajar en estrecha colaboración con nuestros aliados y socios multilaterales para hacer frente a los desafíos globales y asegurar mejor los intereses de Estados Unidos”.

Para muchos, el propósito de la OTAN está claro. Forma parte de una estrategia para renovar y reforzar la asociación transatlántica entre EEUU y Europa y para ocultar las enormes contradicciones internas y externas de EEUU y Europa centrando el discurso en supuestos enemigos externos.

La OTAN lleva al mundo a la destrucción

El informe OTAN 2030 confirma los peligrosos planes de expansión de la alianza transatlántica que aumentarán las tensiones internacionales y por tanto, el peligro de guerra. El informe emplea una jerga orwelliana repitiendo que la alianza se basa en “principios de democracia y libertad individual”. Oculta por completo la sangrienta historia de la OTAN de golpes de Estado, apoyo a dictaduras, desestabilización de países enteros y guerras con millones de víctimas inocentes. Como subraya la red No a la guerra – No a la OTAN en Bélgica, “la OTAN 2030 confirma que la OTAN es una alianza de guerra que sirve a los intereses del complejo militar-industrial, no de los pueblos. No aportará seguridad humana”.

El último ejemplo de esta contradictoria política de guerra es el anuncio de Estados Unidos de retirarse de Afganistán. La invasión estadounidense de Afganistán en octubre de 2001 fue criminal. Se utilizó una fuerza inmensa para demoler la infraestructura de Afganistán y romper sus vínculos sociales. En veinte años, murieron más de 70.000 civiles, sin ninguna garantía de estabilidad política y social. Hoy en día, Afganistán está al borde de una “guerra civil” y alrededor de 16.000 contratistas estadounidenses y 1.000 tropas estadounidenses no reveladas permanecerán en el país mientras continúan los bombardeos aéreos y los ataques con aviones no tripulados.

La nueva guerra fría contra China

Otro elemento clave de la agenda OTAN 2030 es la definición de China como enemigo externo a combatir. Según Fiona Edwards, de la campaña internacional No Cold War, “en el informe de la OTAN 2030 recientemente publicado, se identifica a China como un rival sistémico de amplio espectro”. El informe recomienda ominosamente que “la OTAN debe dedicar mucho más tiempo, recursos políticos y acciones a los retos de seguridad que plantea China”.

Esto se corresponde directamente con la actual campaña de agresión de Estados Unidos contra China en medio de su ascenso económico. Estados Unidos ha lanzado una agresiva guerra comercial acompañada de una enorme campaña de rearme que constituye una amenaza militar. Edwards destaca: “La prioridad central de la política exterior de la administración estadounidense del presidente Joe Biden es librar una ofensiva de múltiples frentes contra China, con el objetivo de bloquear su ascenso y desarrollo pacíficos”.

Estados Unidos ya posee unas 400 bases militares rodeando a China y sus buques de guerra recorren regularmente el Mar de China Meridional. El ejército estadounidense quiere reforzar su poder solicitando 27.000 millones de dólares adicionales para los próximos cinco años con el fin de construir una red de misiles de ataque de precisión a lo largo de las islas que rodean a Pekín.

Edwards añade: “Esta agresión dirigida por Estados Unidos contra China es una amenaza para la paz mundial y va en contra de los intereses de la inmensa mayoría de la humanidad”.

¿Del estado de bienestar al estado de guerra?

Para muchas y muchos activistas contra la guerra, entre ellas Edwards, los recursos que suponen miles de millones de libras que desperdician EE.UU. y sus aliados de la OTAN para enfrentarse a China, deberían destinarse en cambio a “hacer frente a las amenazas reales y urgentes que afronta la humanidad, como la pandemia y el cambio climático”.

Efectivamente, en medio de la pandemia, el gasto militar mundial alcanzó la cifra récord de 1.981.000 millones de dólares en 2020. Nunca antes el gasto militar había sido tan elevado. Los Estados miembros de la OTAN representan el 55% de ese total a nivel mundial. A petición de Estados Unidos, tienen que gastar el 2% de su PIB en “defensa”.

“Bélgica, el anfitrión de la próxima reunión de la OTAN, quiso claramente ser el mejor alumno de la clase. Su gasto militar aumentó un 11,1% en 2020, ascendiendo a unos 4.750 millones de euros. 9.200 millones de euros de inversiones militares fueron contratados por el gobierno del ex primer ministro Charles Michel [actual presidente del Consejo Europeo]”, explica Isabelle Vanbrabant, de Intal, una organización belga que trabaja por la solidaridad internacional y la paz.

El re-armamento nuclear ante el desafío ecológico

Mientras que 122 países no pertenecientes a la OTAN se comprometen con un mundo sin armas nucleares, la OTAN se aferra a las armas nucleares como “última garantía” de su “seguridad”. La OTAN está llevando a los países transatlánticos a una carrera armamentística nuclear, como si la catástrofe humana de Hiroshima y Nagasaki en 1945 o la Gerboise Bleue, la prueba de la bomba nuclear francesa en el Sáhara durante la Guerra de Independencia de Argelia en 1960, nunca hubieran ocurrido.

Los gobiernos europeos siguen el dictado imperialista de la OTAN y continúan militarizando el territorio europeo mientras sus pueblos se expresan en contra de cualquier presencia nuclear en sus territorios. El ejemplo italiano es sorprendente: “Los referendums populares de 1987 y 2011 rechazaron el permiso de la energía nuclear y el uso militar de la energía nuclear en Italia”, dice Ada Donno, de la Asociación de Mujeres de la Región Mediterránea (AWMR), una organización feminista afiliada a la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), “pero todavía hay entre 40 y 70 cabezas nucleares en las bases militares de Estados Unidos y la OTAN en Italia. Esto es definitivamente inconstitucional”.

El elevado gasto militar y la carrera armamentística nuclear también están aumentando enormemente las emisiones de CO2. En un momento en el que la sensibilidad general por las cuestiones medioambientales ha alcanzado su punto álgido gracias a movimientos sociales globales como el de Friday’s For Future y muchos más, la huella de carbono de la industria militar europea es de unos 24,8 millones de toneladas de CO2 (2019), lo que equivale a las emisiones de unos 14 millones de coches. Las emisiones de CO2 de una hora de vuelo de un caza F-35 equivalen aproximadamente a las de ocho coches durante todo un año. Todo este complejo militar-industrial es uno de los principales contaminantes mundiales.

En consecuencia, la militarización, los conflictos por el acceso a los recursos naturales y el cambio climático tienen efectos devastadores en las condiciones de vida de la población, sobre todo en el Sur Global. En 2050, 200 millones de refugiados climáticos buscarán nuevos lugares más habitables para vivir. En su informe “OTAN 2030”, la OTAN ve esto hipócritamente como una amenaza que hay que “proteger militarmente”.

Sus guerras, nuestras vidas

Las manifestaciones en solidaridad con el pueblo palestino y contra el gobierno israelí respaldado por la OTAN y Estados Unidos en las últimas semanas mostraron el fuerte sentimiento antimilitarista de la gente a nivel mundial. Como parte de esta ola de movilización, sectores organizados de la clase trabajadora también realizaron acciones de protesta en lugares estratégicos para expresar su solidaridad y rechazo al militarismo.

El 14 de mayo, en Italia, los trabajadores portuarios de Livorno organizados en el sindicato USB fueron informados por el Colectivo Autónomo de Estibadores CALP del puerto de Génova de la llegada de un carguero cargado de armas que se dirigía al puerto israelí de Ashdod. Los estibadores decidieron bloquearlo. Llegaron mensajes de solidaridad y apoyo de otros estibadores de toda Europa, desde Hamburgo (Alemania) hasta El Pireo (Grecia). Para el 14 de junio, en el marco de las movilizaciones de “Sí a la paz, no a la OTAN”, el sindicato italiano USB ha convocado una huelga nacional de estibadores en favor de unas condiciones de trabajo seguras que incluyan la prohibición del tráfico de armas en todos los puertos.

El 17 de mayo, en Oakland (EE.UU.), como parte de las acciones de solidaridad con Palestina, el Arab Resource & Organizing Center y decenas de otras organizaciones progresistas llamaron al boicot y al bloqueo de la compañía naviera ZIM, que practica el apartheid sobre el pueblo palestino. ZIM decidió no atracar su barco en el puerto de Oakland. Esas acciones se repitieron el 4 de junio durante una Semana Internacional de Acción (#BlockTheBoat) de los trabajadores contra el apartheid de Israel. El 20 de mayo, los estibadores sudafricanos del puerto de Durban ampliaron las acciones de solidaridad y se negaron a descargar un barco israelí. Vincular estas luchas es un gran reto para el próximo futuro.

Ante la próxima cumbre de la OTAN, los movimientos progresistas y los partidos de izquierda de la región han organizado varias acciones. en Bruselas, los días 13 y 14 de junio, el movimiento internacional por la paz organiza la contracumbre de la OTAN. El 13 de junio, un encuentro “STOP NATO 2021” pretende condenar “la lógica de la guerra fría orquestada por la OTAN” y rechazar “el aumento continuo de los gastos militares”. Ese mismo día, el seminario web “La OTAN global: una amenaza para la paz” ofrecerá información para entender qué es la OTAN hoy en día. El 14 de junio, dos encuentros online – “Disolución de la OTAN: por la solidaridad, la sostenibilidad y el desarme” y “Voces por la paz”- cerrarán la contracumbre.

Si las movilizaciones antimilitaristas parecían estar en hibernación, hoy asistimos a una nueva primavera de los movimientos sociales y obreros contra la guerra y por la justicia social y ecológica.


 

VIAPeoples Dispatch
FuenteSecretariado Europeo de la Asamblea Internacional de los Pueblos