La guerra de Malvinas mostró que las potencias capitalistas son una amenaza para la paz mundial

Los objetivos de la ONU no se pueden alcanzar nunca porque las potencias capitalistas, en otra palabra, occidente, siguen comportándose como el dueño del organismo mundial.

Tras la Segunda Guerra Mundial, mediante la Resolución 1514 de la ONU, este organismo mundial ha emitido una lista de países o territorios sometidos para ser explotado por los “hegemones”. En otra palabra, los mismos países con pasados coloniales y hoy potencias imperialistas. Entre ellos se encuentra en la lista Reino Unido que sigue ocupando ilegalmente a Anguila, Bermuda, Islas Caimán, las Malvinas, Turcas y Caicos, las Islas Vírgenes Británicas, Monserrat, Santa Elena, Gibraltar. Todos estos territorios contribuyen de una manera u otra en el fortalecimiento de esta potencia colonialista en América Latina, debido a los capitales estratégicos, energéticos y políticos que son generados.

Sin embargo, tras el intento forzoso de recuperarse de las Malvinas, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas declaró a Argentina país agresor (resolución 502), decisiones que contribuyeron al éxito de los ingleses diplomáticamente durante el conflicto, además del apoyo incondicional de la OTAN – liderado por Estados Unidos, así como de la Comunidad Económica Europea. Hasta hoy en día, Argentina sigue quejándose de las provocaciones militares de los británicos prohibidas, por lo tanto, por la resolución 31/49 de la Asamblea General de las Naciones Unidas y que contradice también la resolución 41/11 de la Asamblea General.

Pero, ¿Por qué la creación de la carta de las naciones unidas no ha abolido las prácticas y políticas de la dependencia colonial? ¿Por qué las potencias capitalistas pueden manipular las decisiones de las Naciones Unidas?

“La relación entre los imperios y las herencias tenía su fundamento en sus derechos constitucionales. Así que el derecho internacional de Europa y el orden jurídico mundial tenía el único fin de establecer la superioridad de Europa. En el siglo 20, la base Jurídica Internacional no ha cambiado, la supremacía, la hegemonía y la superioridad sobre el “otro” queda intacta. Durante creacion de la carta de las Naciones Unidas, los poderes como Francia e Inglaterra han trabajado sobre conceptos como “Igualdad Soberana de los Estados” mientras siendo imperios coloniales , las prácticas de los derechos internacionales por el occidente demuestran claramente que los conceptos como “Igualdad Soberana de los Estados”, “Respeto de Buena Fe”, “La no recurrencia a la fuerza”, “La no Injerencia”, “Resolución pacífica de los conflictos” sólo son practicados entre sus Estados mientras actuando diferentemente con el resto del mundo.” (Katya Kopylova, 2023)

Siendo el (neo)colonialismo violencia en su estado natural como afirma Frantz Fanon, si bien que los objetivos de Las Naciones Unidas son muy prometedores, por tanto, con el derecho del veto otorgado por los mismos poderes hegemónicos, neocolonialistas e imperialistas, las naciones oprimidas y frustradas siempre necesitaran recurrir a una violencia mayor cuando surge la oportunidad política, estratégica o geopolítica ya que el colonialismo (actual capitalismo) sólo cederá cuando aplican el “Principio de Destrucción Mutual”. Basta de revisionar la historia contemporánea de Haití, de Cuba, de Argelia, de Taiwán o Corea. Basta también de observar actualmente la colonización de la Franja de Gaza (Palestina) por Israel, de la Isla del Esequibo (Venezuela) por Reino Unido/Guyana, de la Isla de la Navase (Haiti) por Estados Unidos, por otro lado, la postura de los “hegemones capitalistas” dentro del Consejo de Seguridad de Las Naciones Unidas y sus estratagemas antidemocráticas, antiderechos humanos para sofocar los medios legales y diplomáticos para descolonizar los territorios ocupados ilegalmente. Es lo mismo cuando analizamos el caso de Islas Malvinas tanto en el siglo anterior, así como hoy en día.

En 1965, las Naciones Unidas reconoció que Argentina e Inglaterra están disputando la propiedad de la Isla Malvinas hasta llamó a las negociaciones y el no uso de violencia. Sin embargo, esto no impide que se desatara un conflicto armado entre las fuerzas militares de la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña entre el 2 y 15 de abril de 1982. Una ofensiva fundamentada por la intelligentsia argentina debido a que Gran Bretaña desde 1833 de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, además de acapararlos, tenía la intencionalidad de usarlos como espacio geoestratégico de la OTAN frente a una posible presencia de la Unión Soviética en el pacífico. A pesar de que las historiografías comprueban que Argentina ha reclamado la soberanía de las islas desde 1820, cuando se independizó de España y las incluyó en su territorio. En su libro, Paul Groussac, historiador francés, había publicado las diversas protestas de los distintos gobiernos argentinos a lo largo del siglo XIX por la presencia de ingleses ilegalmente en las islas Malvinas. Por lo tanto, desde occidente, se insistió que Argentina nunca ha reclamado su soberanía sobre las islas del sur pacíficas hasta la década de 1960. Las pruebas son tan claras que finalmente un ministro del gobierno de Callaghan, Ted Rowlands, en 1977, sugirió a sus superiores de que se necesitaba algún compromiso, como una concesión de soberanía a Argentina a cambio de un arrendamiento de 99 años o más a Gran Bretaña. En 1982, la ONU ordenó que se reanudaran las conversaciones de “descolonización” en Nueva York.

Sin embargo, el 30 de marzo de 1982, se ha infografiado que Leopoldo Galtieri – agente del plan Candor de Estados Unidos en LATAM – fue muy debilitado y enfrentó a varias movilización, las cuales fueron reprimidas ferozmente por el gobierno militar, la única manera de salvarse políticamente es el plan Malvinas. Por otro lado, también fue muy debilitada popularmente la ministra británica, Margaret Tatcher. Más allá de las causas exógenas, el intento de los dos aliados de Estados Unidos para capitalizar políticamente el histórico desacuerdo sobre las Islas Malvinas terminó gastando la vida de miles argentinos y centenares de británicos y de decenas marvileños.

Además, para llevar a cabo las operaciones militares era necesario el condicionamiento de la opinión pública y los juegos psicológicos a través de propagandas, fake news y control. A continuación, reproducimos unas notas y sus impactos, extraídos del artículo científico de Mg. Alejo Miguel Díaz, en donde el investigador expone las diversas estrategias para las presiones psicológicas durante la Guerra de Malvinas.

El Daily Express publicó el 4 de junio : “…Ahora Sandy bombardea con papeles al enemigo. PASAPORTE A LA SEGURIDAD…” Ilustra la nota una fotografía con un fragmento del Pase de Salvoconducto (el texto en inglés del mismo) y la imagen en la que aparece el Teniente de Navío Astiz en el panfleto Soldados.. Cuando la noticia llegó a Argentina. La opinión pública incita al cese de la resistencia y la rendición de la Guarnición.

El 8 de junio, The Times re informaba a sus lectores del reanudo de los lanzamientos de panfletos, en la realidad, jamás ningún panfleto fue lanzado.

El hundimiento del destructor HMS Sheffield, por el Grupo de Información aprovechó la viralización del hecho en las noticias para “…apoyar las declaraciones del Ministro de Defensa John Nott acerca del uso de submarinos en lugar de barcos de superficie…” cual desestima la ofensiva táctica de Argentina.

Contrariamente a Argentina, Gran Bretaña, no ejercía un control informativo tan restrictivos ya que estaba listo para la guerra informativa con el Sistema D – Notice (Aviso de Defensa) y del Official Secrets Act. Mientras tanto en Argentina, el Ministerio de Defensa, cuál no ha desarrollado estrategias comunicacionales durante la guerra Malvinas aplicó el famoso “protocolo de espera” (reteniendo de la noticia cuando es negativa por los militares argentinos, difundiendo la noticia cuando es negativo para los ingleses).

Cuando se terminó la guerra, ambos gobiernos reconocieron que han manipulado los medios de comunicación y la información pública. Los datos evidencian que Argentina ha sido más perjudicado en materia de libertad de expresión, autodeterminación del pueblo y democracia.

En conclusión, las cicatrices que dejó está guerra forzada con solo la intención de capitalizar, hasta hoy en día, es amenaza diplomática latente entre Argentina e Inglaterra, tampoco podemos ignorar que es producto del fracaso de las Naciones Unidas – una organización para evitar guerras tras la Segunda Guerra Mundial – y que pretende, a través de su Consejo de Seguridad, encargarse de mantener la paz y seguridad internacional con fines de garantizar los Derechos Humanos, la Soberanía y la Autodeterminación de los pueblos. ¿Por qué sigue fracasando? Los objetivos de la ONU no se pueden nunca alcanzar porque las potencias capitalistas, en otra palabra, occidente sigue comportándose como el dueño del organismo mundial.

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Una nota extraída del Trabajo Final Integrador (TFI) de Jackson Jean, Diplomado Internacional en Comunicación y Defensa Nacional en la Universidad Nacional de la Defensa (UNDEF).
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