El primer teléfono peritado fue el de Blas Cinalli, el cual contenía audios que muestran que el equipo de rugbiers estaba consciente de que habían golpeado a una y más personas, y que incluso, podrían haberlo dejado en un estado crítico.
“Nos sacaron todos los patovicas, lo recagamos a palos mal”, dijo en un audio Cinalli a un interlocutor. “Nos agarraron del cuello, nos sacó la Policía, pero ganamos igual”, sumó.
Después continuó: “Ey, amigo, ni bien llegamos mandame, vamos a estar en la casa con Lucas y Ayrton”, en referencia a Pertossi y Viollaz.
Otro punto elocuente en el teléfono celular de Cinalli son chats en un grupo llamado “El club del Azote”, integrado por 13 personas de Zárate, que comienzan a festejar la golpiza mortal del grupo de rugbiers en la costa. “Nos peleamos, ganamos contra unos chetos, los rompimos. Nos vamos al centro a premiar”, dice el mensaje escrito a las 5:08 de la mañana de aquel 18 de enero del 2020.
Minutos más tardes, en ese mismo grupo, otro integrante del chat pregunta: “¿Qué onda Blas, se dieron masa?”. A lo que Cinalli contesta: “Dos convulsionaron, a uno lo mandamos al hospital, sin signos vitales”. A continuación, detalla: “Le dimos murra a uno con ‘El Perto’, lo recargamos a palos, pero mal. Vinimos corriendo a casa”.
Siempre en el teléfono de Cinalli, se puede comprobar otro chat fundamental para la causa: “Amigo, flasheamos. Creo que matamos a uno. Está todo Gesell diciendo eso. En Le Brique”, escribe el imputado a otra persona que no pertenecía al grupo “El club del Azote”. Ante esto, su interlocutor replicó: “Eh?? NOOO. AMIGOOO. Capaz porque no se levanta y quedó desmayado”.
A partir de allí, la situación cambia para los rugbiers, quienes comienzan a comprender la gravedad del asunto. “Amigo, dos grupos distintos dijeron que lo llevaron al hospital sin signos vitales. Ni ahí la flasheo, pero volvimos todos a la casa. No queremos salir”, escribe Cinalli.
Minutos después, el interlocutor de Cinalli confirma el asesinato: “Amigo, estamos acá. Me están diciendo que mataron a uno”.
Sin embargo, la respuesta del rugbier pinta de cuerpo entero la frialdad y los rasgos deshumanizantes de quienes mataron a Baéz Sosa: “Yo sólo quiero tomar vino y fumar flores”.
Finalmente, a las 6:48 se activa el grupo de WhatsApp en el cual se encontraban todos los integrantes que golpearon en el suelo y terminaron con la vida de Fernando. Allí también participan otros involucrados y amigos, que no se encuentran imputados del crimen.
Allí, hablan para encontrarse en la casa. Allí, una de las primeras conversaciones es de un joven que no estuvo en el ataque a Báez Sosa, pero que quiere saber qué pasó. Y apunta directamente a Blas Cinalli: “Me contaron que te dieron masa, qué onda? Dale guachin contá, qué flasheás”.
“¿Qué? ¿Me querés sacar información? Ortiva. Nos vemos. Policía. Wachín”, responde de mal modo a Cinalli.
Ya a las 14:03 de ese 18 de enero, la policía había ingresado a la cabaña en donde se hospedaban los rugbiers y el chat finalizó con un mensaje de uno de los interlocutores del grupo que no se encontraba en Villa Gesell. “Mal ahí, mataron a uno. Están todos en cana.¿Qué pensás vos José? Estás ahí? Ah son una verga. Algunos salen por plata. A Blas no lo vemos más. Yo cuando me llegó la noticia del celu lo primero que pensé fue Blas”.