Días después de la visita de Biden, la estrategia militar conjunta entre Washington y Seúl parece más fuerte que nunca.Este domingo por la noche, Estados Unidos y Corea del Sur lanzaron ocho misiles dirigidos hacia Corea del Norte y si bien impactaron en el mar, se trató de una demostración de fuerza entre ambos países que hoy son aliados indiscutibles.
A mediados de mayo Biden realizó una gira por Asia Pacífico, visitó Seúl y se reunió con el presidente Yoon Suk Yeol. En una declaración en conjunto manifestaron que “el alcance y la escala de los ejercicios y entrenamientos militares combinados en la península de Corea y sus alrededores”.
Antes de asumir la presidencia, Yoon había escrito en su cuenta de Facebook: “Le advierto con severidad a Corea del Norte; no hay nada que pueda ganar con provocaciones”. En esa publicación agregó además que en caso de un ataque, se comprometería a “responder con contundencia mediante la colaboración con la comunidad internacional, basada en la cooperación cercana entre Corea del Sur y EE.UU”.
La intención del presidente surcoreano no sorprende porque es una estrategia que ya se veía incluso en campaña, que iba a ser un gran aliado de Estados Unidos y sería un enemigo de Kim Jong-un o por lo menos realizaría una política diferente a su predecesor Moon Jae-in.
En cuanto a Washington, la administración de Biden sostendría los 30 mil soldados en la frontera con Corea del Norte, acrecentaría los ejercicios militares conjuntos a gran escala y volvería a establecer su Terminal de Defensa de Área a Gran Altitud (Thaad, por sus siglas en inglés), un dispositivo de defensa que se creó en 2017 como un mecanismo de defensa por el lanzamiento de misiles de Corea del Norte.
La gestión de Moon Jae In habría retrasado su implementación absoluta debido a estudios de impacto ambiental, sin embargo, se lo atacó de ser permisivo con el vecino del norte.
El actual mandatario, Yoon Suk-yeol, expresó durante un acto el lunes que el Gobierno surcoreano responderá de forma firme y férrea a cualquier provocación norcoreana, añadiendo que se asegurará de que no haya “ni una sola grieta” en la protección de la vida y propiedad del pueblo de Corea del Sur.
Como si fuera poco, al día siguiente del lanzamiento de misiles, Seúl y Washington realizaron una demostración combinada de poder aéreo que involucró 20 aviones de combate, incluidos cazas furtivos F-35A, sobre el mar Amarillo, informaron oficiales de Seúl. En la demostración, Corea del Sur movilizó 16 aeronaves de combate, incluidos F-35A, F-15K y KF-16, mientras EE. UU. desplegó cuatro cazas F-16, según el Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano, según informó la agencia de noticias Yonhap.
La seguridad en Asia Pacífico se ha vuelto el tema central de la agenda regional, aunque los métodos para sostenerla están cada vez más lejos de ser seguros para todos los países.