OTAN global: nueva estrategia para un nuevo orden multipolar

La Cumbre de la OTAN definirá la hoja de ruta que guiará su accionar geopolítico y estratégico militar frente al ascenso del eje sino-ruso y el proyecto euroasiático multipolar.

La Cumbre que se realiza en España tendrá un cambio de enfoque para la organización militar de Occidente

Ayer comenzó la Cumbre de la OTAN en Madrid, España, en donde los Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la OTAN y socios claves estarán reunidos hasta el jueves 30 para discutir las principales preocupaciones de la Alianza en un “mundo más peligroso y competitivo”.

Se debatirá sobre la seguridad en Europa a partir de la crisis ucraniana; los ‘desafíos’ frente a la ‘creciente influencia China’; la posible inclusión de Suecia y Finlandia como miembros en la Alianza; el ‘fortalecimiento’ de socios globales y; lo más importante, -en donde estarán plasmados los resultados de esos debates-, se adoptará el nuevo Concepto Estratégico.

Desde la Guerra Fría, el Concepto Estratégico se actualiza cada 10 años para incorporar los nuevos desafíos y objetivos a partir de los cambios en el entorno de seguridad mundial. De acuerdo al recorrido histórico de los documentos estratégicos, desde el nacimiento de la OTAN (1949), sucedieron tres períodos importantes que han hecho modificar el ‘pensamiento estratégico de la OTAN’: “el período de la Guerra Fría; el período inmediatamente posterior a la Guerra Fría; y el entorno de seguridad desde el 11 de septiembre”.

El último Concepto Estratégico fue adoptado en la Cumbre de Lisboa en 2010, en un contexto muy distinto al actual. Hoy la OTAN, junto a quienes siguen las mismas líneas, han asumido que “el mundo ha cambiado fundamentalmente en la última década y la competencia estratégica está aumentando”, también admiten que han perdido peso frente a una nueva propuesta de orden multipolar. Esto se vio plasmado en la nueva Brújula Estratégica Europea, en el Foro de Davos, en el G7, incluso en la política exterior de Estados Unidos.

En esta ocasión, los principales hitos que la Alianza marca como puntos de inflexión para el cambio de su estrategia son, desde 2014 (golpe de Estado en Ucrania y referéndum para la incorporación de Crimea a la Federación de Rusia) “una Rusia más agresiva en las fronteras de la OTAN y el ascenso de China, así como las tecnologías emergentes y disruptivas y el impacto del cambio climático en la seguridad”.

Por lo tanto, Rusia ‘vuelve’ a estar en la mira de la organización militar del eje EEUU/OTAN/Reino Unido, y aunque no suene novedoso, será la primera vez que la Alianza dirigirá sus principales discusiones hacia China.

No se trata de una sorpresa, puesto que desde el año pasado han intensificado la retórica de ‘democracia vs. autocracia’, especialmente en la ‘Cumbre de la Democracia’ (en donde irónicamente el propio Estados Unidos decidió quién participaba y quién no). Recientemente en los discursos de los principales Foros, en boca de los líderes políticos occidentales y en documentos oficiales de las instituciones más importantes del entorno ‘occidental’, no dejan de repetir su preocupación ante la pérdida de capacidad de ser quienes “fijen las normas”, frente a un enemigo ‘autocrático’ que ataca ‘los valores de la democracia’.

China y Rusia, los enemigos más claros que redefinirá la OTAN (Diseño: Micaela Constantini)
China y Rusia, los enemigos más claros que redefinirá la OTAN (Diseño: Micaela Constantini)

El Concepto Estratégico es “el plan para la adaptación futura de la Alianza a un mundo más competitivo en el que las potencias autoritarias intentan hacer retroceder el orden internacional basado en normas”, explican desde la OTAN.

 

El El Concepto Estratégico es “el plan para la adaptación futura de la Alianza a un mundo más competitivo en el que las potencias autoritarias intentan hacer retroceder el orden internacional basado en normas”, explican desde la OTAN.

Concepto Estratégico definirá cómo harán frente a la decadencia del sistema de orden internacional unipolar liderado por EEUU, y en el que la OTAN juega un papel esencial como gestor y supervisor para la subordinación europea.

Se buscará reforzar la construcción retórica de ‘democracia vs. autocracia’, y la defensa del ‘orden internacional basados en las normas y valores’, que ellos mismos han impuesto, como un deber que se auto-atribuyen bajo mandato divino (política que tampoco es novedosa en la historia imperial de EEUU en la que incluso la OTAN se crea bajo esos propósitos). Para ello, la respuesta de la Alianza parece estar decidida: la ampliación militar a escala global.

Rueda de prensa del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, antes de la Cumbre de la OTAN en Madrid del 28 al 30 de junio de 2022. Fuente: nato.int.

Türkiye, Suecia y Finlandia

En el transcurso del primer día de la Cumbre, el presidente Recep Tayyip Erdoğan de Türkiye, el presidente Sauli Niinistö de Finlandia y la primera ministra Magdalena Andersson de Suecia, firmaron un memorando trilateral para “abordar las preocupaciones de seguridad legítimas de Türkiye, allanando el camino para la membresía de Finlandia y Suecia en la OTAN”.

“Como aliados de la OTAN, Finlandia y Suecia se comprometen a apoyar plenamente a Turquía contra las amenazas a su seguridad nacional. Esto incluye una nueva modificación de su legislación nacional, tomar medidas enérgicas contra las actividades del PKK, y llegar a un acuerdo con Türkiye sobre la extradición. Por su parte, Türkiye ha acordado apoyar el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN”. 

Aunque Türkiye es un actor incómodo, la OTAN reconoce su importancia en el marco de la geopolítica de la región: su ejército es uno de los más grande de la Alianza; su ubicación es geoestrtégica no sólo como conexión entre Asia y Europa, sino también por ser el único que puede otorgar permisos para ingresar al Mar Negro a países que no tienen frontera allí; también guarda suma importancia debido a su desarrollo económico.

A su vez, la incorporación de Finlandia y Suecia a la Alianza también parece perseguir las ambiciones globales de la OTAN, pues no sólo se trata de ampliar las fronteras hacia el Este europeo con el objetivo de cercar y contener el avance ruso en la región, frenando así el desarrollo del proyecto euroasiático, sino que también tendrían el control total sobre el Mar Báltico y los ubica en una zona extremadamente geoestratégica: el Ártico. 

Rico en diversas reservas naturales frente a la enorme escasez mundial, también se destaca por el potencial que posee la Ruta del Mar del Norte como “una de las arterias más importantes del comercio mundial: tiene casi la mitad de la longitud de las rutas a través del Canal de Suez o alrededor del Cabo de Buena Esperanza”, explican los expertos del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales. Otros países no árticos también están interesados en tener presencia allí, como China, India y la Unión Europea. De incluirse Finlandia y Suecia a la Alianza, Rusia sería el único miembro del Consejo Ártico que no formaría parte de la OTAN.


Para la Alianza, existen siete grandes retos estratégicos “con implicaciones directas para la seguridad de la OTAN” respecto a China

La OTAN apunta hacia China 

En una era de competencia estratégica que cuestiona los principios fundamentales de la seguridad internacional, la OTAN debe trabajar aún más estrechamente con países de ideas afines. Con este fin, en junio de 2022 en Madrid, los cuatro socios de Asia-Pacífico participarán por primera vez en una Cumbre de la OTAN: Australia, Japón, la República de Corea y Nueva Zelanda.

Desde la agenda ‘OTAN 2030’, delineada en la Cumbre del año pasado, la Alianza busca fortalecer la cooperación global de la organización militar del Atlántico Norte con socios afines, actores globales claves y otros nuevos interlocutores más allá del área euroatlántica, incluyendo África, Asia y América Latina, pero especialmente buscando consolidarse en Asia Pacífico.

En 2020 se realizó la primera reunión a nivel de ministros de Relaciones Exteriores entre el Consejo del Atlántico Norte y los cuatro socios de Asia-Pacífico: Australia, Japón, la República de Corea y Nueva Zelanda, en donde discutieron sobre el cambio en el equilibrio de poder global y el ascenso de China. En mayo de este año, se reunieron el Comité Militar de Jefes de Defensa de la OTAN con Australia, Japón, la República de Corea y Nueva Zelanda. 

Australia y Japón también participan del QUAD (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral) junto a Estados Unidos e India; Australia y Nueva Zelanda son parte de la Alianza de inteligencia Five Eyes junto a Estados Unidos, Reino Unido y Canadá; y Australia también participa del acuerdo militar AUKUS junto a Estados Unidos y Reino Unido. 

Para la Alianza, existen siete grandes retos estratégicos “con implicaciones directas para la seguridad de la OTAN” respecto a China: “los avances tecnológicos chinos; las reivindicaciones marítimas de China, sus políticas espaciales y sus actividades en el Ártico; la entente entre China y Rusia; el conflicto en el Indo-Pacífico; las cabezas nucleares y los misiles chinos; las dependencias peligrosas; y las prácticas humanitarias y diplomáticas.

Para ello, las nuevas asociaciones Atlántico Norte – Asia Pacífico destacan la creación de una Oficina de Enlace de la OTAN en Tokio o Seúl y un Consejo o Comisión Indo-Pacífico/OTAN; establecer Centros de Excelencia (COE) en el Indo-Pacífico y un programa de Operaciones de Libertad de Navegación en el Mar de China Meridional en el que participarían los Aliados de la OTAN y otras naciones asociadas; explorar un diálogo con la India; y considerar la creación de un Consejo OTAN-China para mantener el diálogo diplomático.

Queda claro que los intereses estratégicos y militares del bloque EEUU/OTAN/Reino Unido apuntan hacia la región de Asia Pacífico con la intención de impedir el avance del proyecto euroasiático y la consolidación de un orden multipolar que pone en jaque el eje de hegemonía unipolar en torno a Estados Unidos. A partir de la crisis ucraniana y empujado por las sanciones occidentales, el eje sino-ruso ha construído vínculos y alianzas entre bloques regionales, han desarrollado Foros que atienden a las necesidades e intereses euroasiáticos, han fortalecido el BRICS, e incluso han esbozado propuestas decisivas en torno a mecanismos alternativos al SWIFT o al dólar.

La disputa va más allá del entorno euroasiático. Para los países oprimidos históricamente por el imperialismo estadounidense, y para la construcción de un nuevo orden internacional significa un quiebre, una oportunidad del Sur Global contra la dependencia al Atlántico Norte.

 

Constantini Micaela es periodista internacional en PIA Noticias y ARGmedios.