¿Por qué y para qué subsidiar tarifas?

El 1 de enero de 2024 comenzarán a regir las nuevas medidas anunciadas por el Ministro de Economía: una reducción del 35% de los subsidios en tarifas de luz, gas, agua y transporte. La historia de la política subsidiaria en nuestro país y cómo impactará la quita regresiva en las familias y el sector productivo.

Un martes en la ciudad de Buenos Aires, a pocos metros del Obelisco. Una hilera de más de 30 personas se forma esperando el 129 que va a La Plata y que lleva hora y media retrasado.

Finalmente llega. Solo sube a 6 pasajeros. Yo fui la sexta. 

Me senté en el piso, al lado del chofer. Al frente, también en el piso, una señora que con sus grandes bolsas apoyadas en el suelo me había hecho un lugar. Al lado otra, con lentes de sol y ropa del trabajo. Las dos parecían tener más de 40 años.

La primera conversación que tuvimos fue acerca de la medida que el ministro de Economía Caputo había anunciado ese mismo lunes.

Se va a ir por las nubes el colectivo– dice la que tenía al lado.

Uffff- contestó el chofer- como sabiendo la que le esperaba -La empresa de colectivos seguramente haga recortes- agregó.

Y claro, ahora sin subsidios se les acaba la joda a las empresas– le vuelve a contestar la de lentes.

El chofer no dice nada.

Pero la boleta de luz y el pasaje de colectivo lo vas a pagar vos– le contesté en seco, con un poco de simpatía para evitar cualquier ofensa. A los 10 segundos me arrepentí. Comenzó la catarata:

Pero bueno, hay que pagar lo que sale– me respondió.

¿Si sale eso en el resto del mundo por qué nosotros no lo pagaríamos? – dijo la de las bolsas.

Va a ser duro, pero ya se va a acomodar- repitió en eco la otra.

Habrá que comer mucho arroz blanco– tiró la misma en forma de chiste catastrófico.

Me reí un poco por compromiso.

El chofer no dijo nada más en todo el viaje.

 

Esa semana presté mucha atención a lo que decía la gente sobre las medidas de quita de subsidios de transporte y energía. Los medios hablaban de la misma forma: “Algo que tuvo que hacerse”. “Un ajuste necesario”. Algo similar ocurrió en el 2015 cuando Macri decidió aplicar una medida de shock en las tarifas que estaban subsidiadas. Hasta que llegó la boleta…. 

Ahora bien, ¿De qué se trata una política de subsidios? ¿En qué otras economías del mundo se aplica? ¿Está bien o está mal aplicarlos? ¿Cuáles son sus efectos?

Subsidios: una política post 90´

Antes de los 90, la mayoría de las empresas productivas eran públicas, por lo tanto el Estado tenía un mayor control en los precios de producción. La feroz privatización para justificar el plan de Cavallo del 1 al 1, significó vender a precio vil las empresas públicas y pérdida de soberanía sobre cada una de ellas. 

Así, las privatizadas quedaron en jurisdicción de tribunales internacionales y las tarifas abonadas por los consumidores argentinos fueron referidas al valor del dólar y ajustadas por la inflación de Estados Unidos.

Con la imposibilidad de sostener los elevados precios dolarizados en las tarifas de servicios (agua, luz, gas) se decidió aplicar una política de subsidios para contener la población que estaba en una situación de emergencia. ¿Qué significa? Que una parte del gasto público fue transferida a subsidiar tarifas de determinado servicio. 

Los destinatarios no solo fueron las familias, sino también el sector productivo (empresas textiles, pymes, fábricas de zapatos, empresas nacionales de lácteos, etc.) que con menos servicios que pagar, tendrían menos costos de producción. Ese efecto se arrastra al precio de las cosas, que también disminuirá, lo que generará mayor demanda en el consumo de bienes. 

La decisión política de subsidiar la producción y el consumo de energía provocó el crecimiento durante una década, y funcionó como mecanismo de redistribución de la renta energética. 

“Durante el segundo gobierno de Cristina los altos costos por subsidios tarifarios comenzaron a ser un problema”, dice para ARG MEDIOS el economista y especialista en política subsidiaria Carlos Scaletta. 

Se tomó la definición de aplicar “Sintonía Fina”; una quita de subsidios regresiva diferenciando por sector y consumo. Eso implicaría revisar puntillosamente y ajustar en los lugares donde el tarifazo no sería un golpe duro; clases altas y medias-altas. Lo mismo para el sector productivo; Se diferenciarían subsidios de una firma aceitera con alta concentración orgánica del capital que a una pymes industrial. 

La Sintonía Fina nunca se aplicó y el gobierno de CFK se fue con una cuenta pendiente. Para el 10 de diciembre del 2015 había una plaza que esperaba al nuevo presidente de Argentina: Mauricio Macri. Con un supuesto aval social para ajustar tarifas por su “absurdo precio”, comenzó el ajuste. Entre 2015 y 2019, las tarifas de luz subieron alrededor del 5.000%, mientras que el gas un 1.900%.

La medida y su efecto inflacionario ocasionó el cierre de cientos de empresas pequeñas o medianas que no pudieron socavar los altos costos productivos ni competir con las importadoras.

En 2019 asumió Alberto Fernández con la promesa de un gobierno “idealmente peronista”. Calmó las tarifas con subsidios y se habló de “Segmentación” en vez de “Sintonía Fina”, con un mismo objetivo; achicar subsidios por sectores. Tampoco se aplicó. 

No se hizo en el 2019 porque hubo una interna terrible entre el kirchnerismo y el albertismo. De bloqueos absolutos y falta de decisión. Y los errores se pagan”, dijo Scaletta.

A tan solo dos días de la asunción del nuevo presidente Javier Milei, se anunció una serie de medidas de ajuste entre las cuales están la quita de subsidios del transporte y de la energía. 

“Esto será insostenible. Cuando la gente que creyó que estaba votando a alguien que iba a ajustar a los políticos y a la casta, se de cuenta que en realidad los ajustados son ellos, la cosa se va a poner complicada. Porque estas medidas auguran un periodo de malaria muy largo”, menciona Scaletta.

¿Subsidio sí o subsidio no?

“En todos los países se va regulando el crecimiento de la economía en función del gasto”, afirma Scaletta. “En EE UU por ejemplo cuando están en un momento recesivo, el gasto público aumenta redirigido al sector industrial. China hace lo mismo, pero a través de sus empresas públicas.”

“No es una cuestión de si el subsidio está bien o mal, sino qué sucede luego con ese subsidio. Pero eso siempre tiene que depender del contexto”, afirma el economista. 

La baja en los costos de la producción que generan los subsidios en las tarifas, es igual para todo el sector industrial: empresas, industrias y pymes que afrontaran menores costos de producción y por lo tanto, de sus productos. Junto con una menor porción del ingreso de las familias destinadas a pagar las tarifas, aumenta el consumo interno, y así el trabajo y la producción. Pero según Scaletta “hay una insostenibilidad económica de mantener los subisidios indefinidamente porque van disociando mucho los precios con los costos de producción”.

“Es inflacionario y antipático sacar subsidios”, asegura Scaletta. Porque los costos de producción suben y los precios de las cosas también, al mismo tiempo que los ingresos de las familias descienden. Pero se supone que a medida que la economía se va normalizando tenes que sacarlos”, asegura. “Si no lo haces vos te lo va a hacer el mercado u otro gobierno”, dijo. 

Recordé a las señoras del colectivo que hablaban de la quita de subsidios como un deber con el que este gobierno estaba cumpliendo y “había que aguantarlo”

Si tiene que estallar, estallará– me decía la más tímida de las dos.

“Si ganaba Massa los medios iban a decir: ´ajuste salvaje´ o ´el masazo´.  En cambio ahora dicen -hay que pagar lo que hay que pagar-“, cuenta Scaletta.

Los discursos del 2011 y los de ahora son muy distintos; sin embargo se trata del mismo objetivo; reducir subsidios. “Sintonía fina: el nombre del ajuste” decía la tapa de Clarín del 8 de enero del 2012 cuando la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciaba que quitaría regresivamente los subsidios por sectores económicos y su consumo. Ahora, el mismo diario habla de que “el Gobierno busca ir acomodando las variables que considera fundamentales para ordenar los números rojos”

Eso mismo repiten hoy los canales de televisión y portales más leídos de la Argentina.

Sin embargo, la “sintonía fina” en el 2011 se enunció, pero nunca se llevó a cabo. “Faltó voluntad política”, dice Scaletta. “Y en el 2019 no se hizo porque hubo una interna terrible entre el kirchnerismo y el albertismo.”

Aplicar Sintonía Fina o Segmentación implica hacer un estudio de costos de cada empresa y sector productivo, y ver cuánto sale realmente fabricar determinado producto que luego en el mercado está a precios irrisorios. “Tampoco le vendría mal a las textiles competir con las importadoras porque pagamos la ropa más cara del planeta”, asegura Scaletta.

Un estudio del verdadero costo expondría a los famosos “formadores de precios” del país. 

Del otro lado, pymes y pequeñas empresas “no podrán competir con las importadoras”, asegura el economista. “Y eso implicaría el cierre de muchas de ellas”.

El Estado tiene la competencia de regular la economía; cuando subisdia o cuando no, la está regulando. Cuando decide mayor control de los precios o cuando toma la definición de que los privados avancen con menos regulaciones estatales. En ambas situaciones lo está haciendo. 

“Yo tengo que ir a laburar todos los días igual”. Me acordé de la frase que me había dicho una de las señoras y que tanto la había escuchado este último tiempo. Esa frase que hace el forzoso intento de resaltar el mérito propio y el “nunca nadie me regaló nada”, y que en un mundo donde somos millones, pensemos que estamos solos.