Primera ley de Humedales en Misiones y una radiografía de la situación nacional

La provincia de Misiones sancionó la primera Ley de Humedales en el país, la cual podría impulsar la sanción de una normativa nacional. Las razones para que el Congreso finalmente la apruebe.

El Congreso de la Nación tuvo 15 intentos fallidos para sancionar una Ley nacional. Detrás, el lobby del agronegocio y las mineras.

Argentina tiene su Primera Ley de Humedales que regula y protege lagos, lagunas, ríos y pantanos de la provincia de Misiones. La ley que se publicó en el Boletín Oficial el 9 de junio pasado, resulta “un puntapié inicial para que el Gobierno Nacional también lo pueda tratar”, dijo su autor, Julio Barreto.

A su vez, la normativa provincial pasa a ser un importante aporte para una definitiva Ley Nacional que lleva 15 intentos en el Congreso y aún ningún resultado. La ley sancionada incluye entre otras cosas, un Registro provincial de Humedales, estudios de impacto ambiental y financiamiento para obras de preservación, restauración o manejo sustentable de estos ecosistemas, que a nivel nacional representan el 22% del territorio.

 

Organización vecinal por la defensa de Humedales

De los humedales se sustentan más de mil millones de personas en el mundo. De ellos dependen puestos de trabajo relacionados al turismo, cultivos de alimentos, ganadería, y gran parte de los suministros de agua dulce del planeta.

En centros urbanos cumplen una función casi esencial: un pulmón de oxígeno en medio del hacinamiento. Su cuidado y restauración generan fuentes de trabajo para las comunidades, además de un valor simbólico casi indescriptible para quienes se criaron rodeados entre estos refugios naturales. Por ejemplo, desde el año pasado en la localidad de Claypole, tres organizaciones instituciones como el FOL, el Instituto Nacional del Agua, la UBA y el municipio de Almirante Brown, trabajan sobre un proyecto de reconstrucción del humedal del Arroyo San Francisco, con el propósito de “generar trabajo, reducir la contaminación, y mitigar inundaciones”.

Si nos remontamos a otras luchas históricas, en el 2002 los vecinos de Quilmes lograron la  ordenanza 9348/02 que declaró Reserva Natural y Parque Ecológico a la costa quilmeña. Un importante hecho para frenar el posterior intento de mega-emprendimiento inmobiliario que terminaría con el humedal de la zona. “Esta selva ribereña constituye la última expresión de lo que queda en pie del paisaje original de Quilmes. Esto no sólo tiene valor natural, sino cultural”, le escribió el docente y naturalista Claudio Bertonatti al por entonces intendente Francisco Gutierrez en una carta donde alertaba el daño que ocasionaría destruir aquella vegetación nativa.

Sin embargo, la amenaza de exterminar los humedales en dicha zona bonaerense son frecuentes.  En mayo de este año, la Asamblea de Vecinos de Bernal “No a la entrega de la Costa”, denunció que camiones de la empresa “Cortes y Sistemas” de Avellaneda estaban rellenando el humedal con tierra y escombros; “un zanjón importante para la escorrentía de aguas y la presencia de liebres y zarigüellas, que fueron atropelladas sin miramientos. Toda el agua que era capaz de alojar ese zanjón, ¿Adónde se va a depositar ahora?”, declararon.

Los incendios en los humedales del Paraná fueron los más graves de la historia

“En Rosario al menos una vez por semana se queman humedales”

En la provincia de Santa Fe la situación es alarmante: desde el 2020 se quemaron un millón de hectáreas del Delta del Paraná; lo que para graficarlo crudamente, sería como incendiar 112 veces la ciudad de Rosario. “Acá al menos una vez por semana se queman humedales”, dijo Juan Viladoms del Sindicato de Profesionales Universitarios de la Sanidad (SIPRUS) de Rosario en un diálogo con ARG MEDIOS. “El humo nos afecta mucho y genera enfermedades en el sistema respiratorio”, agregó.

El impacto ambiental de perder el humedal es perder el agua “porque se drena hacia el mar y se pierde”, explicó el profesional. Dichos ecosistemas funcionan como esponjas absorbentes, que pueden alojar grandes niveles de agua en sus cuerpos. Esta es una de las causas de la bajante histórica del Río Paraná que ocurre desde hace dos años, con niveles que no se registraban desde 1944; “luego de crecientes muy altas, el agua que se drena rápidamente hace que el río baje de forma precipitada”, aclaró el rosarino.

El agua en la zona del litoral es un recurso del que vive la mayoría de la población; turismo pescadores, transportistas y productores agropecuarios. “La tradición pesquera es muy fuerte, y en algunos casos hay hasta siete generaciones de pescadores”. 

Sin embargo, las dificultades para realizar la actividad de la pesca son cada vez más; “la contaminación del río por el uso de tóxicos para la producción de soja y ahora del trigo transgénico también es otra problemática”, agregó Viladoms, al referirse que muchas veces las causas de estas tragedias tienen una explicación; la expansión de la frontera agrícola y ganadera.

El SIPRUS es uno de los tantos sindicatos que adhiere a los reclamos de esta índole, ya que los problemas ambientales “nos puede agravar las condiciones de trabajo”, dijo el integrante del gremio. Los trabajadores reclaman una mejora del entorno ambiental para una mayor “seguridad laboral”. “El Movimiento de Trabajadores tiene que estar al tanto y luchar por esto”, sostuvo el profesional.

La importancia de una ley a nivel nacional.

Ley Nacional de Humedales

El proyecto nacional plantea la realización de un Inventario Nacional de Humedales, establecer un ordenamiento territorial (clasificación de los humedales según si deben ser preservados, restaurados o regulados de forma sustentable), y crear un fondo nacional que otorgue presupuestos mínimos.

Los intentos por una legislación nacional fueron 15; en 2013 y en 2016 se estuvo cerca cuando el proyecto logró la media sanción en el Senado, aunque luego en Diputados se cayó. Tras los incendios que afectaron unas 900.000 hectáreas en la provincia de Corrientes, en 2020 se presentó uno nuevo que aún sigue cajoneado en las bancas del Congreso. Fue presentado por el diputado Leonardo Grosso,  quien preside la Comisión de Recursos Naturales y Ambiente Humano de la Cámara Baja, e incluye otros puntos como “adaptar las prácticas agrícolas  a pautas respetuosas de las capacidades de los humedales; la quema y la cosecha, penalizar los incendios y regular el uso de productos químicos”, incluyendo las fumigaciones.

La pérdida de estado parlamentario de este tipo de proyectos está relacionado con  “presiones del sector privado, desde las corporaciones del agro hasta grandes empresarios”, denuncian las organizaciones impulsoras. 

Por ahora Argentina tiene escasos instrumentos legales: la  Convención sobre los Humedales, ley Nº 23.919, ratificada en 1991, mejor conocida como Ramsar (por la ciudad Iraní en donde fue firmada), y el artículo 41 de la Constitución Nacional, que afirma el derecho “a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras”. 

En este marco, se le suma también la Ley de Humedales que tiene la provincia misionera, una normativa que no será menor en la pelea por su preservación a nivel nacional.