Su especie es Aedes Albifasciatus o popularmente conocidos como “mosquitos de tormenta” que llegan luego de abundantes lluvias y se maximizan con la humedad y el calor.
“Las llamamos así porque justamente se desarrollan sus larvas en charcos o cuerpos de agua temporarios que se inundan a partir de las lluvias”, dice para ARG Victoria Micieli, investigadora del CONICET en el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE, CONICET- UNLP)
Las hembras ponen los huevos en sustrato húmedo. “Por la sequía previa que tuvimos se había acumulado un número grande de huevos y cuando empezó a llover de manera continua por el fenómeno meteorológico del Niño en el último mes, estos huevos eclosionaron todos sincrónicamente”, dice la investigadora. “Primero pasan por un estado de larvas y al llegar a un estado adulto, van a ir a buscar sangre para alimentarse”.
El Aedes albifasciatus es el nombre científico y es un mosquito adaptado a distintas condiciones climáticas. Está desde el norte hasta el sur. Pero “las condiciones de precipitaciones acumuladas después de un periodo de sequía favorecieron que se produzca este desarrollo sincrónico”. Incluso, este mosquito es el mismo que apareció en pleno invierno hace algunos años.
Existe otro mosquito conocido como el “mosquito hogareño”, o científicamente Aedes aegypti que pertenece a climas tropicales y subtropicales. Hasta el año 1997 su límite por la temperatura era la ciudad de La Plata, “pero con los efectos del cambio climático hoy lo podemos ver en lugares como Neuquén, Rio negro o el sur de la provincia.”
El mosquito hogareño es el trasmisor del dengue, el zika y la fiebre chikungunya , y a diferencia de éste que mantiene un comportamiento más invasivo y agresivo, no está relacionado con el dengue.
El Aedes Albifasciatus es característico de zonas rurales, criado en zonas aledañas a las ciudades y acostumbrados a picar animales del campo. “Tienen la capacidad de atravesar el cuero de caballos, por ejemplo. Por eso son tan dolorosos”, explica Micieli.
En relación a los recientes casos de Encefalitis equinas, la investigadora del CONICET admitió que “se sabe poco de esa enfermedad y no se pudo confirmar que el reciente brote tiene implicado a este mosquito”
Las suposiciones son positivas, ya que “hay evidencia científica que muestra que ese mosquito pueda llegar a ser trasmisor del virus, pero por el momento no se ha podido comprobar.”
